Seis cualidades más de carácter de los obispos, ancianos o pastores

Es muy grato para mí saludarle amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando la epístola de Pablo a Tito en la serie titulada: Rasgos de una iglesia saludable. Uno de estos rasgos es un liderazgo bíblicamente diseñado. Los obispos, pastores o ancianos, todos términos sinónimos, son los que conforman el liderazgo en una iglesia local. Estas personas llegan a esta posición sobre la base de sus cualidades de carácter. Ya hemos estudiado varias de ellas. Irreprensible, marido de una sola mujer, que tenga hijos que no estén acusados de disolución ni de rebeldía, que sean irreprensibles como administradores de Dios, no soberbios, no iracundos, no dados al vino, no pendencieros y no codiciosos de ganancias deshonestas. En esta oportunidad vamos a estudiar otras cualidades más de carácter de los obispos, pastores o ancianos.

Abramos nuestras Biblias en Tito 1:8. En este versículo encontramos seis cualidades más de carácter de los obispos, ancianos o pastores. La primera aparece al inicio del versículo. La Biblia dice: sino hospedador. Lo último que dijo Pablo en cuanto al carácter de los obispos ancianos o pastores es que no deben ser codiciosos de ganancias deshonestas. En lugar de esto deben ser hospedadores. Hospedador, es la traducción de una palabra que literalmente significa uno a quien le gusta tener visitas, o uno que ama a los extraños, o alguien dado a la hospitalidad. La hospitalidad era un ministerio muy necesario en la iglesia primitiva por el hecho que había una cantidad de creyentes que realizaban un ministerio itinerante, y por tanto tenían que estar viajando constantemente y precisaban de lugares donde hospedarse durante sus viajes. Esto explica las frecuentes exhortaciones que aparecen en el Nuevo Testamento en cuando a ser hospedadores. Romanos 12:13 dice: compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.
Hebreos 13:2 dice: No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.(
Todo creyente es propenso a olvidar de la hospitalidad, por eso el autor de Hebreos ordena a no olvidarse de la hospitalidad. Ser hospitalarios tiene su recompensa. El texto dice que por ser hospitalarios, algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. Note lo que Juan dijo sobre la hospitalidad. Leo en 3 Juan 5-8  Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos,
3Jn 1:6  los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje.
3Jn 1:7  Porque ellos salieron por amor del nombre de El, sin aceptar nada de los gentiles.
3Jn 1:8  Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que cooperemos con la verdad.
Pero la hospitalidad no fue necesaria solamente en el primer siglo. Hoy en día también es necesaria. Los obispos, pastores o ancianos deben dar buen ejemplo de hospitalidad. No es fácil ser hospitalario, porque nuestra vieja naturaleza nos incita a cuidar con celo nuestro propio espacio y no queremos que nada ni nadie atente contra nuestra privacidad. Inclusive justificamos nuestra negligencia a ser hospitalarios, diciendo que es peligroso hospedar a personas que no conocemos. Existe cierto riesgo ciertamente y ningún creyente debe abrir las puertas de su casa a cualquier persona, pero si de alguna manera percibimos que la persona que necesita hospedaje es honesta, no debemos desperdiciar la bendición de hospedar. Por eso, es aconsejable que los obispos, pastores o ancianos, hasta donde sea posible vivan en un lugar donde exista la posibilidad de hospedar a otros. La segunda cualidad la tenemos a continuación en Tito 1:8. La Biblia dice: amante de lo bueno. Ser amante de lo bueno significa desear hacer el bien y no el mal. Es muy ilustrativo que este contraste aparece frecuentemente en las Escrituras. Romanos 12:21 dice: No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.
La Biblia afirma que un día todavía futuro, las obras de los creyentes van a ser examinadas y cada uno recibirá su recompensa conforme a sus obras. 2 Corintios 5:10 dice: Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo,(A) para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.
Pero ¿Qué es lo bueno? Pues, básicamente se trata de aquello que es útil, saludable, agradable, placentero, excelente y honorable. Al pensar en lo bueno, es inevitable que venga a la mente lo que dice el apóstol Pablo en Filipenses 4:8. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Ser amante de lo bueno no es cuestión de solamente quererlo. Resulta de un proceso que toma tiempo y esfuerzo. Todo comienza con una entrega voluntaria y sincera a hacer lo que a Dios le agrada. Luego prosigue con una entrega a oír, leer, estudiar, meditar, memorizar y sobre todo, aplicar la palabra de Dios a la vida diaria. Si a todo esto se añade la oración, estaremos en el camino a ser amantes de lo bueno. Esta cualidad debería estar presente en la vida de todo creyente, pero es más necesaria en la vida de los obispos, ancianos o pastores, porque ellos son los que dan ejemplo a la congregación. De esta manera ellos guiarán a la congregación a que sean amantes de buenos libros, buena música, buenas amistades. El hombre llega a ser amante de lo bueno porque tiene un buen corazón y se rodea de buenas cosas. No es bueno que un obispo, anciano o pastor se asocie con cosas que son malas para él, para su familia y para la iglesia. La tercera cualidad de carácter que vamos a considerar en el estudio bíblico de hoy, está en Tito 1:8. Los obispos, ancianos o pastores deben ser sobrios. La palabra sobrio es la traducción de una palabra que tiene que ver con la actitud mental. Significa alguien con una mente sana, alguien que tiene auto control sobre lo que piensa y lo que hace, alguien que no va a extremos sino que es moderado, alguien discreto, alguien equilibrado. En otras palabras, sobrio va más allá de lo que normalmente aceptamos, es decir una persona seria y que anda siempre con el ceño fruncido. Ser sobrio implica estar alerta, ser vigilante, ser cuidadoso, tener la mente despejada. El obispo pastor o anciano debe tener una mente clara para mirar las cosas con objetividad. Escribiendo a los Tesalonicenses, Pablo abunda en información sobre como un creyente llega a ser sobrio. Permítame leer 1 Tesalonicenses 5:7-8. La Biblia dice: Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.
1Th 5:8  Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.(B)
Para que un creyente sea sobrio, necesita ser un hombre de fe. Ejemplos de hombres de fe serían todos los que están en la lista de héroes de la fe en Hebreos capítulo 11. Todos ellos hicieron cosas más allá de sus fuerzas por la fe que tuvieron en Dios. La fe siempre se manifiesta en obras de fe. Abel fue un hombre de fe y en consecuencia ofreció más excelente sacrificio que Caín. Noé fue un hombre de fe y preparó el arca en medio del desierto. Abraham fue un hombre de fe y dejó su tierra y su parentela sin saber a donde iba. La fe siempre se manifiesta en obras que van más allá del mero esfuerzo humano. Un hombre sobrio cree a Dios y actúa sobre la base de las promesas de Dios, aunque no entienda totalmente lo que le espera. Pero además de fe, para ser un hombre sobrio es necesario el amor. El amor conduce al hombre a sacrificarse a sí mismo para beneficiar a otros sin esperar nada a cambio. El amor es indispensable para ser sobrios. Por último, Pablo menciona la esperanza. Un hombre sobrio es un hombre de fe, un hombre de amor y un hombre de esperanza. Se entiende que es la esperanza de herencia eterna. Esta esperanza da sentido a la vida. Esta esperanza evita que los creyentes caigamos en el abatimiento al mirar como están las cosas en este mundo. ¿Quiere ser un hombre sobrio? Es necesario que sea un hombre de fe, un hombre de amor y un hombre de esperanza. Los obispos, ancianos o pastores deben ser sobrios. En resumen entonces, amable oyente, los obispos, ancianos o pastores, además de la cualidades de carácter que ya hemos visto, deben ser hospedadores, deben ser amantes de lo bueno y deben ser sobrios, esto es, hombres de fe, hombres de amor y hombres de esperanza. Sin estas cualidades no se puede ocupar el oficio de obispo, pastor o anciano.

Deja una respuesta