Una iglesia saludable confronta cualquier indicio de falsa doctrina

Qué gozo saludarle amable oyente. Le habla David Logacho dándole la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando la carta de Pablo a Tito, en la serie que lleva por título: Rasgos de una iglesia saludable. Uno de los rasgos de una iglesia saludable es que sus líderes cumplen con exigentes cualidades de carácter. Esto ha sido tema de nuestros últimos estudios bíblicos. En esta oportunidad vamos a considerar otro rasgo de una iglesia saludable. Una iglesia saludable confronta cualquier indicio de falsa doctrina.

Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Tito 1 a partir del versículo 10. A manera de introducción del pasaje bíblico que vamos a estudiar, es necesario mencionar que describiendo las cualidades de carácter que deben tener los obispos, ancianos o pastores, Pablo dijo que deben ser retenedores de la palabra fiel, tal como ha sido enseñada. Esto tiene que ver con un compromiso absoluto con proclamar única y exclusivamente la sana doctrina. Cuando los obispos, ancianos o pastores son retenedores de la palabra fiel, están en capacidad de hacer dos cosas importantes. La primera, podrán exhortar con sana enseñanza. La segunda, podrán convencer a los que contradicen. Esto último, justamente es lo que abre la puerta, por así decirlo, para que Pablo se refiera al peligro que reviste la presencia de falsos maestros en la iglesia. Esto es sorprendente, porque las iglesias en la isla de Creta, eran relativamente jóvenes, sin embargo, ya estaban infectadas con la presencia de falsos maestros. Satanás es astuto. Tan pronto se siembra el trigo, Satanás no pierde tiempo para sembrar la cizaña. Una de las responsabilidades de los obispos, ancianos o pastores es identificar a los falsos maestros y frenar la propagación de la falsa doctrina. Una iglesia saludable se caracteriza por no tolerar falsa doctrina. Con esto en mente, permítame leer el texto bíblico en Tito 1:10-12. La Biblia dice: Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores, mayormente los de la circuncisión,
Tit 1:11  a los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene.
Pablo debe haber hecho un buen trabajo identificando y frenando a muchos falsos maestros que se habían introducido en las iglesias de Creta, pero el tiempo que disponía no le permitió identificar a todos los falsos maestros. Por eso dejó a Tito en Creta para que continúe con esta importante tarea. Aún quedan muchos falsos maestros dice Pablo a Tito. En este punto, Pablo presenta una precisa descripción del carácter y de las obras de los falsos maestros. Pablo dice que son contumaces. La palabra contumaces es la traducción de una palabra en el idioma en que se escribió el Nuevo Testamento, que literalmente denota una persona que no se somete a ninguna autoridad, una persona rebelde, una persona desobediente, una persona que no acata ninguna regla. Así son los falsos maestros. Rehúsan someterse a la palabra de Dios y rehúsan someterse a los siervos que Dios mismo ha puesto en la iglesia local como líderes. Tenga cuidado con maestros que se resisten a ponerse bajo la autoridad de los líderes de la iglesia local. Bien puede tratarse de falsos maestros, porque resistir a la autoridad es una de sus características. Son contumaces. En segundo lugar son habladores de vanidades. Esto es interesante. Son labiosos. Su forma de hablar cautiva a la gente. El problema es que hablan vanidades. Esto significa que su discurso no tiene ningún fundamento en algo que Dios ha comunicado en su palabra. En otras palabras, hablan bonito pero no dicen nada. Seguramente, tanto usted como yo, hemos sido testigos, tal vez sin quererlo, de predicaciones así. Un lenguaje florido pero vacío de contenido que edifica espiritualmente a los oyentes. ¿Ha oído a predicadores o maestros que ni siquiera abren la Biblia cuando predican o enseñan? Pues ahí lo tiene. Pablo los califica como habladores de vanidades. En tercer lugar, son engañadores. Esto está íntimamente ligado a lo anterior. Los habladores de vanidades, no buscan solamente entretener a la gente con sus discursos floridos pero vacíos de contenido bíblico, sino que en el fondo pretenden engañar a la gente. La palabra que se ha traducido como engañadores significa alguien que hace desviar o confundir la mente de otro. Describe lo que seguramente debe pasar por la mente de un pez cuando ve la carnada. Su mente tal vez comunica el mensaje de: Qué delicioso. Pero cuando el pez muerde la carnada es tarde para dar marcha atrás ya se le ha clavado el anzuelo escondido en la carnada. Así es el discurso vano de los falsos maestros. Por fuera luce hermoso, pero hace desviar la mente, o engaña, porque por dentro lleva el veneno. Hay tanta gente engañada de esta manera. Cuando a la gente se le habla de los secretos, entre comillas, para ser próspero, para estar siempre feliz, para estar siempre sano, y no se le habla del pecado, de la condenación por el pecado, de la obra de Cristo en la cruz para librarnos del castigo por el pecado, de la necesidad de vivir en santidad, se está predicando un mensaje que engaña. Es el mensaje de los engañadores. En este punto, Pablo hace como un paréntesis para comunicar que la mayoría de estos falsos maestros en Creta, eran de trasfondo judío. Cuando Pablo habla de los de la circuncisión, se está refiriendo a judíos incrédulos. Esto nos lleva a pensar que mucho de ese hablar vanidades, tenía que ver seguramente con mezclar el cristianismo con las tradiciones judaicas. Usted sabe, lo que Pablo confrontó en su tiempo, el mensaje de que para ser salvos es necesario recibir a Cristo como Salvador y además cumplir con algunas prácticas propias del judaísmo como la circuncisión, como guardar el séptimo día como día de reposo, como celebrar las fiestas judías, como usar algunas prendas propias de los judíos, como el kipa, esa pequeña gorra ritual empleada para cubrir parcialmente la cabeza, usada tradicionalmente por los varones judíos, o el talit, ese accesorio religioso judío en forma de chal utilizado en los servicios religiosos del judaísmo. No estoy diciendo que los judíos no deberían utilizar estas prendas propias de su cultura, pero lo malo está en obligar a los que no son judíos a observar estas prácticas como requisito adicional a la fe en Cristo para ser salvos, y al parecer, esto justamente fue el mensaje de los falsos maestros en Creta, a quienes confrontó Pablo y a quienes tenía que confrontar Tito. Una vez que Pablo ha descrito el carácter de los falsos maestros, prosigue ordenando a Tito lo que debía hacer con ellos. Dice que debía taparles la boca. Es una expresión metafórica para dar a entender que Tito no debía permitir que estos falsos maestros propaguen su falsas doctrina. La forma de taparles la boca era convenciéndolos con sana enseñanza. Taparles la boca era imprescindible porque estos falsos maestros no sólo proclamaban su falsa doctrina en las reuniones de la iglesia local, sino que iban de casa en casa regando el veneno de la falsa doctrina. El resultado era que casas enteras quedaban trastornadas. Cuidado amable oyente con recibir en su casa a los falsos maestros. Hoy en día tal vez no sean los de la circuncisión los que van casa por casa anunciando su falsa doctrina, sino los miembros de una cantidad de sectas falsas. No los reciba en casa amable oyente. Con mucho respeto y amabilidad diga a estas personas que usted es un hijo de Dios por la fe en la obra de Jesucristo en la cruz y que por tanto no necesita oír lo que los miembros de la secta falsa quieren decir. Son tantos los creyentes, si se los puede llamar creyentes, que han sido trastornados en su fe por recibir y escuchar con atención una falsa doctrina. Pablo termina esta parte de su carta a Tito mostrando la verdadera motivación de los falsos maestros. Todo gira en torno a sacar provecho personal. Enseñaban lo que no conviene por ganancia deshonesta. Esto es lo que los falsos maestros siempre buscan. La ganancia deshonesta no es siempre riqueza, como tal vez es en la mayoría de los casos, a veces es fama, otras veces es poder, otras veces es el puro deseo de hacer daño, al ver que una iglesia se divide. Pablo dice que una de las cualidades de carácter de los obispos, ancianos o pastores es que no sean codiciosos de ganancias deshonestas. Quien está detrás de todo falso maestro es Satanás por supuesto. Él es quien mueve los hilos de todo lo que se opone a la sana doctrina en una iglesia local. De modo que, amable oyente, uno más de los rasgos de una iglesia saludable es que confronta cualquier indicio de mala doctrina.

Deja una respuesta