La necesidad de atesorar la sabiduría

Con mucho gozo damos la bienvenida a nuestras amigas y amigos oyentes. Seguimos estudiando el libro de Proverbios en la serie que lleva por título: Proverbios, sabiduría celestial para la vida terrenal. En esta ocasión, David Logacho nos hablará acerca de la necesidad de atesorar la sabiduría.

Los que tengan una Biblia a la mano, ábranla en el libro de Proverbios capítulo 4 versículos 20 a 27.

Esta es la tercera y última sección de este capítulo, en la cual su autor nos habla de la necesidad de atesorar la sabiduría. Lo primero que notamos es el consejo a atesorar la sabiduría. Proverbios 4:20-21 dice: «Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón»

Salomón está aconsejando a su hijo. El hijo tenía que estar atento a las palabras de Salomón. Esto habla de oír poniendo el entendimiento a lo que se está diciendo. Además de oír con atención, el hijo tenía que inclinar su oído a las razones de Salomón. Esto de inclinar el oído habla de hacer una reflexión profunda sobre lo que se está diciendo. Es necesario asimilar la sabiduría.

Una vez asimilada es necesario vivir a la luz de ella. A eso se refiere el autor de Proverbios cuando dice que los ojos de los hijos deben estar siempre fijos sobre la sabiduría. Además Salomón dice que el hijo debe guardar la sabiduría en medido de su corazón. El corazón en la mentalidad oriental es lo que para nuestra mentalidad occidental es la facultad de pensar, o el proceso del pensamiento.

La sabiduría debe estar en el centro mismo de la facultad de pensar o en el centro mismo del proceso del pensamiento. Cuando la sabiduría ocupa un lugar así en el proceso de pensamiento de una persona, controlará todas las decisiones que esa persona debe tomar, y producirá el resultado que Dios desea.

Luego de aconsejar a su hijo a atesorar la sabiduría, Salomón habla del resultado de la sabiduría en la vida de una persona. Proverbios 4:22 dice: «Porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo.»

Las palabras de sabiduría dan vida a quienes las hallan. Eso fue también lo que dijo el Señor Jesucristo. En Juan 6:63 leemos: «El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.»

Por este testimonio, las palabras de sabiduría son las palabras que pronunció el Señor Jesucristo. Son palabras que otorgan vida a quienes las reciben. Pero además de dar vida, las palabras de sabiduría son medicina a todo el cuerpo. Esto tiene que ver con el efecto benéfico sobre la salud cuando se anda en sabiduría. Muchas de las enfermedades del cuerpo están relacionadas con diversos desórdenes en el estilo de vida.

Por ejemplo, la falta de perdón, o el rencor, o el resentimiento, o la amargura, no sólo afecta el espíritu y el alma de una persona, sino también su cuerpo. La persona que vive con una raíz de amargura, es muy posible que sufra de úlceras estomacales.

La sabiduría aconseja perdonar a los que nos han hecho daño. El perdón genuino saca de raíz al rencor o a la amargura. Cuando eso pasa, comienza un proceso de sanidad del espíritu, del alma y del cuerpo de una persona. Es sólo un ejemplo de cómo el andar en sabiduría se transforma en medicina para el cuerpo.

Por supuesto que no estamos afirmando que una persona que anda en sabiduría jamás se va a enfermar, porque muchas veces la enfermedad no es el resultado de andar impíamente, sino simplemente una prueba enviada por Dios para cumplir con sus propósitos soberanos.

Dar atención a la sabiduría y vivir conforme a su consejo otorga vida y bienestar físico a la persona.

Juan era un hábil jornalero, casado y con dos tiernos hijos. Lamentablemente el alcoholismo tenía a Juan en sus garras. Lo poco que ganaba con su arduo trabajo lo gastaba en mantener su vicio. La esposa de Juan tenía que lavar ropa ajena para ganar algunos centavos y satisfacer las necesidades mínimas del hogar. La pobreza reinaba en el hogar de Juan. En esas condiciones no había las más mínimas probabilidades de un futuro promisorio ni para los padres, peor para los hijos. Pero un día, Juan escuchó el evangelio y recibió a Cristo como su personal Salvador. Dios hizo el milagro de otorgarle una nueva vida. Juan adquirió el poder que nunca tuvo para vivir sobrio. El dinero que antes gastaba en alcohol ahora lo gastaba en alimento y ropa para su esposa y sus hijos. Donde antes reinaba miseria y dolor comenzaba a abrirse paso un rayo de esperanza.

Cuanta razón tiene la palabra del Señor cuando al hablar de las palabras de sabiduría dice: Porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo. Los países más pobres y subdesarrollados del mundo son aquellos donde, en términos generales, la palabra de Dios ha sido marginada. Sin sabiduría existen pocas probabilidades de una vida con calidad. Cuan importante es guardar la sabiduría en medio del corazón.

Hablando del corazón, ponga atención a lo que dice Proverbios 4:23: «Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.»

Bueno, si corazón se refiriera al órgano que bombea la sangre en el cuerpo, el proverbio leído sería un buen lema para todo buen médico cardiólogo: Por sobre todas las cosas, cuida tu corazón, porque de él depende la vida. Pero cuando este versículo habla del corazón, no se está refiriendo al órgano que bombea sangre. Se está refiriendo a la mente como el centro del pensamiento y la razón, aunque también incluye las emociones, la voluntad, y por tanto, la totalidad del ser. Visto así, el corazón vendría a ser el lugar donde se ubica la sabiduría y el lugar desde donde provienen sus beneficios. De allí la importancia de cuidar el corazón con todo ahínco. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón dice el proverbio.

La razón para este consejo, es porque de allí, del corazón, parten todos los asuntos de la vida. Un corazón sano producirá una vida sana. Un corazón enfermo producirá una vida enferma. Un corazón sano, es decir un corazón saturado de sabiduría, se manifestará en un hablar sano.

Eso es lo que dice Proverbios 4:24: «Aparta de ti la perversidad de la boca, y aleja de ti la iniquidad de los labios.»

La perversidad de la boca, o la iniquidad de los labios, se refiere al hablar maligno, bien sea con palabras obscenas, o comunicando ideas obscenas, o un hablar para herir al prójimo, ya sea con insultos o mentiras o calumnias. En definitiva se trata de los pecados de la lengua. Un corazón saturado de sabiduría evitará todo tipo de pecado con la lengua. Un corazón sano tendrá un hablar digno.

Note lo que dice Efesios 4:29 «Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de gracia a los oyentes»

¿Cómo está su hablar amigo oyente? ¿Qué es lo que sale de su boca en su diario hablar? No olvide que si desea un hablar digno, tiene que poner a la sabiduría en medio de su corazón, es decir en un lugar de importancia en su mente, para que todo lo que digan sus labios sea algo que primeramente ha sido aprobado por la sabiduría.

Un corazón sano también se manifestará en un mirar sano. Proverbios 4:25 dice: «Tus ojos miren lo recto, y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante.»

La vista es probablemente el sentido más utilizado por el mal para atrapar a las personas en la impiedad. El mundo está lleno de escenas que apelan a las bajas pasiones de los individuos. El cine, la televisión, el internet, los periódicos, las revistas, están saturadas de escenas inmorales, violencia y lenguaje obsceno. En las calles de cualquier ciudad, por más pequeña que sea, se crean todo tipo de situaciones que atentan contra la moral pública. Todo esto intenta introducirse por los ojos de la gente para atraparlos en el mal.

¿Qué hacer ante todo esto? La sabiduría aconseja diciendo: Pon la mirada no en lo torcido, ni en lo inmoral, pon la mirada en lo que es recto. Que tus ojos se fijen solamente en lo puro, en lo digno, en lo que es de buen nombre.

¿Cómo está su mirar amigo oyente? ¿Qué hace cuando en la televisión se presenta una escena inmoral? ¿Qué hace cuando la película que está viendo exalta la inmoralidad, el engaño, el fraude, la traición? ¿Qué hace cuando lo que lee hace una apología del delito? La sabiduría dice: Aléjate de eso, pon tu mirada en otro lado. Mira solamente lo que es justo y puro.

Por último, un corazón sano se manifiesta en un andar sano. Proverbios 4:26-27 dice: «Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos. No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; aparta tu pie del mal.»

La sabiduría permite evaluar el camino por el cual uno está andando en la actualidad. Por eso el texto dice: Examina la senda de tus pies. La palabra de Dios es como un espejo para mirar como estamos. Si este examen manifiesta que estamos en el camino torcido, la sabiduría provee de todo lo necesario para volver al camino recto. Una vez en el camino recto, la sabiduría impide que nos salgamos ni a la derecha ni a la izquierda.

De esta manera, nuestro pie se apartará del mal. De modo que, la sabiduría en el corazón permite un hablar sano, un mirar sano y un andar sano. Que por la gracia de Dios, adquiera la sabiduría por medio del estudio diligente de la palabra de Dios, y una vez que la adquiera, póngala en práctica, para que su hablar sea digno, para que sus ojos solamente miren lo que es digno y para que sus pies solamente caminen por senderos dignos.

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