Lo que obtiene una mujer de buen carácter

Gracias al Señor por la nueva oportunidad que nos brinda de abrir su palabra, la Biblia. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el libro de Proverbios en la serie que lleva por título: Proverbios, sabiduría celestial para la vida terrenal. En esta ocasión, David Logacho nos guiará en el estudio de la segunda parte del capítulo 11 de Proverbios.

Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en el libro de Proverbios.

El primer versículo del cual vamos a extraer sabiduría divina es Proverbios 11:16 donde leemos: «La mujer agraciada tendrá honra, y los fuertes tendrán riquezas»

Este proverbio contrasta lo que obtiene una mujer de buen carácter, pues a eso se refiere el versículo cuando habla de la mujer agraciada, con lo que obtiene un hombre violento, pues a eso se refiere el versículo cuando habla del fuerte.

La mujer de buen carácter gana honra o respeto o buena opinión. En cambio el hombre violento o el fuerte, lo único que podrá ganar es riqueza. Un hombre de esta naturaleza jamás logrará honra. La honra es mucho más valiosa que la riqueza. Nada sirve ser rico sin honra.

Proverbios 11:17 dice: «A su alma hace bien el hombre misericordioso; mas el cruel se atormenta a sí mismo.»

Aquí podemos apreciar a quien beneficia o a quien perjudica lo que es una persona. Cuando esa persona es bondadosa, o misericordiosa, se está haciendo un bien a sí misma.

Pero cuando esa persona es cruel, se está haciendo un daño a sí misma. De esto podemos aprender que el mejor favor que podemos hacernos a nosotros mismos es cultivar las cualidades de bondad, misericordia, generosidad. Si hacemos lo opuesto, ciertamente lastimaremos a otras personas, pero los más afectados seremos nosotros mismos.

Proverbios 11:18 dice: «El impío hace obra falsa; mas el que siembra justicia tendrá galardón firme.»

En este proverbio encontramos un contraste entre la obra del impío y del justo. La obra del impío es obra falsa, en el sentido que no perdura. Luce hermosa pero es pura fantasía. Es una obra ilusoria. En cambio, la obra del justo, o el que siembra justicia, es una obra sólida, una obra que permanece. El galardón firme se refiere a una ganancia segura.

Proverbios 11:19 dice: «Como la justicia conduce a la vida, así el que sigue el mal lo hace para su muerte.»

La sabiduría divina muestra el destino final del justo y del impío. El justo, o aquel que sigue la justicia es guiado o encaminado a la vida. Tanto a la vida abundante en este mundo, como a la vida eterna. Pero por otro lado, el impío o el que sigue el mal es guiado o encaminado a la muerte, tanto en el sentido de una muerte prematura en este mundo, como en el sentido de una muerte eterna cuando salga de este mundo.

No debemos olvidar que para ser justo y por ende para seguir a la justicia, es necesario primeramente ser justificado, o declarado legalmente justo por Dios, sobre la base de la fe en la obra perfecta de Cristo en la cruz.

Proverbios 11:20 dice: «Abominación son a Jehová los perversos de corazón; mas los perfectos de camino le son agradables.»

Una persona perversa de corazón es aquella que voluntariamente ha decidido dar sus espaldas a Dios. No se trata de un simple pecador, sino de un pecador que ya ha decidido rechazar todo aquello que tenga que ver con Dios. Una persona en estas condiciones es abominación a Jehová. Por contraste, una persona perfecta de camino, es aquella en la cual Dios ha hecho una obra transformadora en respuesta a la fe en lo que Cristo ha hecho por esta persona en la cruz del Calvario. Una persona en estas condiciones agrada a Jehová.

Proverbios 11:21 dice: «Tarde o temprano, el malo será castigado; mas la descendencia de los justos será librada»

El impío piensa que saldrá bien librado de sus fechorías. Pero Dios por medio de su palabra dice que tarde o temprano el impío será llamado a cuentas y por su impiedad será castigado. Los malvados no quedarán impunes amable oyente. El castigo es administrado soberanamente por Dios. Él sabe cuándo y cómo castigar a un malvado.

Cuando vemos el mal de los impíos, nos impacientamos y pensamos que Dios debería castigarlos al instante, pero Dios sabe cuándo hacerlo y cómo hacerlo. De todas maneras, el malo no puede jamás burlarse de Dios.

Pero el panorama para el justo es totalmente diferente. El texto dice que la descendencia de los justos será librada. La liberación del castigo es porque Cristo sufrió en la cruz el castigo por el pecado. Una persona que recibe a Cristo como Salvador, queda libre de recibir el castigo por su propio pecado. Cristo es el sustituto del pecador. Dios derramó su ira sobre su inocente Hijo para que pecadores culpables puedan ser librados de la ira de Dios.

¿Ha recibido a Cristo como su Salvador? Si no lo ha hecho todavía y sale así de este mundo, puede estar seguro que Dios derramará sobre Usted todo el peso de su ira por el pecado.

Proverbios 11:22 dice: «Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo es la mujer hermosa y apartada de razón.»

Un zarcillo, o aro, de oro en la nariz, era el grito de la moda para embellecer una mujer en la época del Antiguo Testamento. Es absurdo poner un zarcillo de oro en el hocico de un cerdo. Pues de la misma manera es absurdo la falta de razón en una mujer atractiva.

En la versión Dios Habla Hoy, aparece este proverbio en los siguientes términos: Anillo de oro en hocico de cerdo, es la mujer bella de poco cerebro. Es muy probable que haya pasado por la decepcionante experiencia de encontrarse con una mujer muy atractiva físicamente, pero que no tiene nada en la cabeza. De esto habla este proverbio.

Si Dios le ha dado una hermosa presencia amiga oyente, debe redoblar esfuerzos para que su carácter sea igualmente bello, porque de otra manera será inevitable que alguien le compare con un cerdo con zarcillo de oro en el hocico. Algo muy desagradable, ¿verdad?

Proverbios 11:23 dice: «El deseo de los justos es solamente el bien; mas la esperanza de los impíos es el enojo.»

Este proverbio contrasta lo que espera a los justos y a los impíos después de la muerte. A los justos les espera una vida de sumo bien después de la muerte. En cambio a los impíos les espera una vida de tormento en fuego después de la muerte.

Proverbios 11:24 dice: «Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza.»

Hermoso proverbio. Muestra la diferencia entre las matemáticas humanas y las matemáticas divinas. Las matemáticas humanas dice: Si das algo a Dios o a los necesitados tendrás menos para ti. Si retienes para ti lo que deberías dar a Dios o a los necesitados tendrás más para ti. Pero las matemáticas divinas dice: Si das algo a Dios o a los necesitados tendrás más para ti. Si retienes para ti lo que deberías dar a Dios o a los necesitados, tendrás menos para ti.

¿Ve la diferencia? Es muy bueno dar a Dios o a los necesitados aquello que Dios mismo ha puesto en nuestro corazón. Siempre saldrá beneficiado el que da con generosidad. Esto se confirma por lo que dice Proverbios 11:25 donde leemos: «El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado.»

El Nuevo Testamento nos da una paráfrasis de este proverbio en 2 Corintios 9:6 donde dice: «Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará»

¿Cómo está sembrando, amable oyente? Proverbios 11:26 dice: «Al que acapara el grano, el pueblo lo maldecirá; pero bendición será sobre la cabeza del que lo vende»

La codicia arrastra a algunos comerciantes a almacenar grandes cantidades de alimentos de primera necesidad para después especular con el precio. La típica maniobra especulativa. El pueblo reacciona maldiciendo a este tipo de comerciantes sin escrúpulos. En cambio cuando un comerciante pone a disposición de los compradores todo lo que tiene de alimentos de primera necesidad, el pueblo bendecirá a este comerciante.

Proverbios 11:27 dice: «El que procura el bien buscará favor; mas el que busca el mal, éste le vendrá»

Cuando los motivos de un hombre son puros y sin egoísmo, ganará la estima o la buena opinión de otros. Pero cuando el hombre procura hacer algún mal a otro, ese mismo mal vendrá sobre él.

Proverbios 11:28 dice: «El que confía en sus riquezas caerá; mas los justos reverdecerán como ramas.»

Esta es una lección sacada de la naturaleza. Cuando un árbol es arrancado de la tierra, sus hojas se marchitan muy pronto. Pero cuando el árbol está firmemente plantado en la tierra, sus hojas están siempre verdes. Una persona que confía sólo en su riqueza es como el árbol que ha sido arrancado de la tierra. Muy pronto se marchitará y se secará, pero una persona que siendo justa confía en Dios en todo momento, es como el árbol bien plantado cuyas hojas estarán siempre verdes. ¿Dónde está su confianza amable oyente?

Proverbios 11:29 dice: «El que turba su casa heredará viento; y el necio será siervo del sabio de corazón»

El hombre que es negligente en administrar su hogar verá que todo se hace pedazos. Es como si hubiera pasado un tornado sobre su hogar. Llegará inclusive a ser siervo del hombre que es diligente en administrar su hogar.

Proverbios 11:30 dice: «El fruto del justo es árbol de vida; y el que gana almas es sabio.»

Por su testimonio, el justo atrae a otros para que Dios también les otorgue vida. La misión del hombre sabio es hacer todo lo que está a su alcance para que otros también lleguen a ser salvos.

Proverbios 11:31 dice: «Ciertamente el justo será recompensado en la tierra; ¡Cuánto más el impío y el pecador!»

Dios no libra de las consecuencias del pecado ni aún a los justos. ¿Cómo se puede pensar entonces que los impíos van a salir bien librados de las cosas malas que hacen? Esto debería hacer meditar mucho a los pecadores.

1 Pedro 4:17 dice: «Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?

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