Jesús finalmente entregó su espíritu a su Padre

Bendiciones, amiga, amigo oyente. La Biblia Dice… le extiende cordial bienvenida al estudio bíblico de hoy. Durante esta semana hemos estado meditando en las frases que pronunció el Señor Jesucristo desde la cruz del Calvario. Instantes antes de morir, Jesús pronunció una sola palabra en idioma griego, sin embargo esta palabra encierra un profundo significado. Habiendo dicho esta palabra tan importante, Jesús finalmente entregó su espíritu a su Padre. Sobre esto nos hablará David Logacho en el estudio bíblico de hoy.

I. Introducción. Saludo y agradecimiento. Si hubiéramos estado presentes en el monte Calvario cuando Jesús fue crucificado, hubiéramos sido testigos de cosas tan inexplicables que hubiéramos llegado a la misma conclusión que llegó un centurión romano, quien asombrado por lo que oía y veía dio gloria a Dios diciendo: Verdaderamente este hombre era justo. Entre las cosas que hubiéramos escuchado, por ejemplo, está la penúltima frase de Jesús desde la cruz. Consumado es. Así es como lo registra Juan en su Evangelio, capítulo 19 versículo 30 donde leemos: “Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.” Como antecedente, Jesús había exclamado: Tengo sed. Estas palabras de Jesús movieron a los que estaban allí a empapar una esponja en vinagre y poniéndola en un hisopo, acercarla a la boca de Jesús. Una vez que Jesús tomó el vinagre, exclamó: Consumado es. En nuestro idioma, el Español, se necesita de dos palabras para expresar lo que dijo Jesús, pero en el idioma original en que se escribió el Nuevo Testamento, hace falta una sola palabra. Es el término: Tetélestai. Examinemos por tanto como se usaba esta expresión en los tiempos de Jesús.

II. En primer lugar, se usaba en el mundo del hogar. Aquellos hogares que tenían posibilidades económicas, podían darse el lujo de tener esclavos para realizar las tareas domésticas. Cuando el amo pedía hacer algo a un esclavo y el esclavo cumplía a cabalidad lo que se le había pedido, miraba directamente a los ojos de su amo y tal vez con una sonrisa en la cara pronunciaba: Tetélestai. Era la manera de decir: Orden cumplida. Pues en la cruz del Calvario, Jesús terminó la tarea que su Padre le había encomendado. Jesús cumplió con la voluntad de su Padre. Su muerte era indispensable para que el pecador pueda ser salvo. Sabiendo que en instantes más Jesús entregaría su espíritu al Padre, le dijo: Tetélestai. Orden cumplida.

III. En segundo lugar, se usaba en el mundo del templo. En el templo ministraban los sacerdotes y una de sus muchas funciones era examinar y aprobar los animales que se iban a sacrificar en el altar del sacrificio. La ley de Moisés establecía los requisitos que debían cumplir los animales destinados al sacrificio en el templo. No se podía ofrecer animales con defectos. Cuando un judío traía, digamos su oveja al templo para ser sacrificada, la oveja primero tenía que ser examinada por un sacerdote. Si todo estaba según las especificaciones, el sacerdote decía: Tetélestai. Es perfecto. Esto traía mucho gozo a ese judío, porque le permitía ofrecer la oveja en el altar. Cuando Jesús pronunció la palabra tetélestai desde la cruz del Calvario, poco antes de morir, el mundo entero pudo saber que lo que se estaba sacrificando era algo perfecto. Cristo Jesús es perfecto en todo sentido. Solamente así, el Padre pudo aceptar su sacrificio para otorgar perdón a todo el mundo.

IV. En tercer lugar, se usaba en el mundo del arte. Cuando, digamos un pintor, daba su última pincelada a su obra de arte, tal vez daba unos pasos atrás para mirar el cuadro completo, y si no faltaba nada, sonreía y exclamaba: Tetélestai. Con esto estaba diciendo: Obra terminada. Al darse la última pincelada a la obra de arte de Dios para hacer posible la salvación del pecador, Jesús podía también decir: Tetélestai, obra terminada. Se ha cumplido con todo lo que hace falta para que el pecador reciba perdón de pecados.

V. En cuarto lugar, se usaba en el mundo de los negocios. Cuando alguien realizaba un préstamo, se ponía por escrito en un pergamino, los detalles del préstamo. Usted sabe, el monto, el interés y la forma de pago. Cuando el deudor cancelaba la totalidad del préstamo, se tomaba ese pergamino y se le estampaba un sello. El sello era justamente la palabra tetélestai. En este caso, significaba deuda cancelada. La Biblia enseña que en un sentido espiritual, todo hombre es deudor de Dios. Su deuda es tan grande que demanda la muerte del deudor. Pero cuando Jesús murió en la cruz del Calvario, estaba pagando todo lo que el hombre pecador debe a causa del pecado. Por eso Jesús pudo decir: Tetélestai. Deuda cancelada. De esta manera el pecador que recibe a Cristo como Salvador, está libre de pagar la deuda que tiene para con Dios a causa del pecado. Así que esa sola palabra pronunciada por Jesús, encierra tanto significado. Habla de una orden cumplida, de una víctima perfecta para el sacrificio, de una obra de arte terminada, y de una deuda cancelada. Pues con su muerte Jesús hizo todo eso. Cumplió con la voluntad de su Padre, haciéndose obediente hasta la muerte, su vida y su carácter son perfectos, por eso su sacrificio es más que suficiente para satisfacer la justicia de Dios, su muerte puso el punto final al poema de Dios para la salvación del hombre pecador y todo lo que el hombre pecador debe a Dios fue cancelado en su totalidad con la muerte de Cristo. Maravillosa verdad.

VI. Por cuanto todo estaba consumado, Jesús inclinó la cabeza y entregó su espíritu al Padre. Según el relato del evangelista Lucas, Jesús al morir elevó una oración a su Padre, y esto constituye la última frase que Jesús dijo desde la cruz. Lucas 23:46 dice: “Entonces Jesús, clamando a gran voz dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.” La última frase que Jesús pronunció desde la cruz prueba que Jesús literalmente murió, no solamente se desmayó como sugieren algunos. Los soldados romanos que estaban presentes reconocieron que Jesús había muerto. Juan 19:33-34 dice: “Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas. Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua.” Se había completado todo lo que hace falta para salvar al pecador. Después, Jesús fue sepultado, pero no quedó en la tumba. Al tercer día resucitó de entre los muertos y hoy está a la diestra de su Padre ofreciendo perdón de pecado a todo aquel que en él cree. Invitación.

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