Las amistades cristianas

Saludos amiga, amigo oyente. Sea bienvenida, bienvenido, a un nuevo estudio bíblico acerca de la vida auténticamente cristiana. Ya hemos estudiado algunas de las características de este estilo de vida.

En esta ocasión veremos que las amistades cristianas son también otra característica de la vida auténticamente cristiana. En instantes más nos acompañará David Logacho para guiarnos en el estudio de este interesante tema.

Si Usted es un nuevo creyente habrá notado que entre los muchos cambios que son típicos de la vida cristiana, se incluye esa actitud de frialdad que raya en la indiferencia, por parte de sus antiguas amistades. Claro, ellos ya no pueden contar con Usted para sus andanzas, y se desquitan con la indiferencia.

Pero no hay de qué preocuparse. Son los gajes del oficio. La Biblia enseña que el padecimiento por causa de Cristo debe ser considerado como un motivo para sentirnos bienaventurados o muy felices

1ª Pedro 4:12-16 dice al respecto: “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como Cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello.”

De modo que, es muy posible que en algún momento de su vida como cristiano, se encuentre escaso de verdaderos amigos. Es necesario por tanto que piense muy seriamente en buscar buenos amigos. Amigos con quienes pueda compartir sus penas y sus alegrías.

Esta es otra característica de la vida auténticamente cristiana. Un popular refrán dice: Dime con quien andas y te diré quien eres, por tanto, es importante saber como escoger los amigos. De modo que, permítame compartir algunas ideas que le pueden ser muy útiles.

Número uno, busque amistades que sinceramente estén procurando vivir en santidad. Deberán ser personas que comparten su fe y sobre todo que vivan en la práctica, lo que creen en la teoría. No le va a hacer nada bien tener amigos que dicen lindas cosas con sus bocas, pero hacen todo lo contrario a lo que creen.

Mire lo que dice Proverbios 4:14-15 “No entres por la vereda de los impíos, ni vayas por el camino de los malos. Déjala, no pases por ella; apártate de ella, pasa.”

Cuidado con entablar amistad con alguien que franca y abiertamente practica el pecado. No olvide que los malos hábitos son extremadamente contagiosos. Esto no significa que deba desechar a alguien que siendo ya su amigo ha caído en pecado. En la medida de sus posibilidades debe más bien animar a ese amigo para que abandone el pecado y sea restaurado. Pero si está en el proceso de escoger nuevas amistades, procure buscar personas que sin ser perfectas están procurando vivir en santidad.

Número dos, busque amistades que le ayuden a crecer espiritualmente y a quienes Usted pueda ayudar a crecer espiritualmente. La amistad no es solo para recibir sino también para dar.

Eclesiastés 4:9-10 dice: “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren , el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! Que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.”

Sus amistades deben ser personas que comparten su fe y están listas para ayudarle cuando Usted esté atravesando por momentos difíciles. De la misma manera, Usted debe estar dispuesto a extender la mano a sus amigos que lo necesitan.

Proverbios 17:17 dice: “En todo tiempo ama el amigo, y es como hermano en tiempo de angustia.”

Número tres, busque un amigo que sea un buen modelo para Usted.

Proverbios 27:17 dice: “Hierro con hierro se aguza; y así el hombre aguza el rostro de su amigo.”

Aunque no lo admitamos y aunque no lo queramos, nuestras vidas reciben la influencia de diversas fuentes. Una de esas fuentes son los amigos. No son pocas las veces cuando de una manera inconsciente adoptamos vocabulario, gestos, gustos y muchas otras cosas más de amigos que amamos y respetamos. Más vale entonces que nuestras amistades sean dignas de ser imitadas. Pero si el ejemplo que recibimos de nuestros amigos es malo, no será extraño que en algún momento nos hallemos imitando ese mal ejemplo.

Esto justamente fue lo que hizo dar un vuelco a la vida de cierto padre. En un frío día de invierno, este padre se abrigó bien y salió de su casa para dirigirse a la taberna del pueblo, donde le esperaba el grupo de amigos con quienes solía beber licor y jugar a las cartas. Mientras caminaba hacia la taberna, sus pasos iban quedando marcados en la nieve fresca. Poco antes de llegar a la taberna se le ocurrió mirar hacia atrás y ¡oh sorpresa! A poca distancia de él, divisó a su pequeño hijo quien inocente al destino que tenían aquellas huellas, se divertía colocando sus pequeños pies en las huellas que había dejado su padre. El padre reconoció inmediatamente que si seguía su camino hacia el destino que pensaba, su tierno hijo también llegaría allí. Avergonzado giró ciento ochenta grados y corrió a abrazar a su hijo, y juntos regresaron al calor agradable del hogar.

Así es amable oyente, nuestro caminar deja huellas, por donde probablemente nos siguen unos cuantos amigos. Tengamos cuidado de ser un buen ejemplo para otros y a la vez tengamos cuidado de saber a quien estamos siguiendo.

Número cuatro, busque un amigo que esté en capacidad de tomarle cuentas. Es decir alguien con una personalidad tal, que pueda con libertad señalar los errores que Usted cometa.

Proverbios 25:12 dice: “Como zarcillo de oro y joyel de oro fino, es el que reprende al sabio que tiene oído dócil.”

Amigos así no se encuentran fácilmente. Son como joyas preciosas, el escritor de Proverbios los compara a zarcillos de oro y joyeles de oro fino. Estos amigos están tan interesados en nuestro bienestar, que no se hacen de la vista gorda cuando hacemos algo que está mal, sino que con amor y amabilidad nos hacen ver el error y nos motivan a rectificar.

Ese es el tipo de amigos que necesitamos. Si Usted quiere saber quiénes son realidad sus amigos, observe con atención la reacción de ellos ante algún error suyo. Los amigos de verdad, le traerán una palabra de exhortación en amor, mientras que los amigos que no son de verdad actuarán como si nada hubiera pasado.

Una pregunta inevitable es: ¿Dónde se puede encontrar amigos como los descritos? Los hay. Quizá no son muchos. Generalmente se encuentran muy activos en las iglesias locales. Algunos son pastores o ancianos, otros son diáconos, otros simplemente sirven al Señor sin tener ningún título específico. De aquí la importancia de involucrarse totalmente en las actividades de una iglesia local, lo cual, como ya hemos señalado es otra característica de la vida auténticamente cristiana.

Asumiendo que Usted ya ha encontrado buenos amigos, es necesario hacer todo lo posible para mantenerlos. Un proverbio ruso dice: Un viejo amigo es mejor que dos nuevos.

Otro proverbio dice: Cuando perdemos un amigo, morimos un poco.

Proverbios 27:10 dice: “No dejes a tu amigo, ni al amigo de tu padre.”

Es importante cuidar los amigos.¿Cómo lograrlo? Pues cultivándolo. La amistad es como una planta, necesita ser cultivada para que florezca.

Parece que esto está inmerso en el consejo de Proverbios 18:24 donde dice: “El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano.”

Para cultivar la amistad es necesario mostrarse amigo. Esto significa dar pasos prácticos para fomentar la amistad. Cuán importante es visitarse tanto como sea posible. Los momentos juntos son ocasiones para animar cuando los amigos están atravesando por situaciones difíciles, o para compartir el gozo cuando los amigos están en felicidad. Si las visitas personales no son posibles, siempre habrá forma de ponerse en contacto, ya sea por teléfono o por correo. El contacto no debe ser sólo para diversión sino para una sincera comunión entre personas que comparten la misma meta de agradar a Dios con sus vidas.

¿Tiene Usted amigos? No me refiero a aquellos con quienes sólo tiene contacto superficial. Me refiero a amigos verdaderos, como aquellos que hemos descrito. No olvide que otra característica de la vida auténticamente cristiana es la formación de amistades cristianas.

Si ya tiene amigos, ¿Está cultivando esas amistades? ¿Cuándo fue la última vez que invirtió tiempo con un amigo de verdad? Si no ha podido hacerlo por algún motivo especial, ¿Cuándo fue la última vez que le llamó por teléfono o le escribió una carta? Que tal si ahora mismo, aparta un poquito de tiempo de sus múltiples ocupaciones y toma el teléfono para animar a algún amigo, o simplemente para saludar, o para orar juntos. Su amigo se lo agradecerá. Es parte de la vida auténticamente cristiana.

Deja una respuesta