Es muy grato estar junto a Usted amiga, amigo oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy con David Logacho. Estamos estudiando el libro de Nehemías. En esta ocasión veremos que todo genuino avivamiento tiene que ver con un alejamiento del pecado y un acercamiento a Dios.
De un tiempo a esta parte nos hemos concentrado en el tema del avivamiento. En nuestro último estudio bíblico vimos que el avivamiento afecta la totalidad del ser. Impacta las emociones, el intelecto y la voluntad. Quizá donde hay mayores problemas es en el área de la voluntad. Muchos nos emocionamos cuando oímos un buen mensaje de la Palabra de Dios y hasta derramamos una que otra lágrima de pesar al reconocer nuestra situación. Nuestra mente ha sido impregnada de la verdad bíblica, sabemos cuál es la voluntad de Dios y cuan errados estamos al hacer nuestra propia voluntad. Pero todo queda allí, no hacemos nada para cambiar la situación. Todo queda en la emoción del momento y en el conocimiento adquirido, nos falta que actúe la voluntad en obediencia a la Palabra de Dios. Mientras la voluntad no actúe, podremos llorar a cántaros por nuestro pecado, podremos conocer intelectualmente cientos de principios bíblicos de vida cristiana, pero seguiremos igual que antes, un avivamiento jamás se dará en estas condiciones. Cuando todavía era un joven evangelista, Harry Moorehouse estaba llevando a cabo reuniones evangelísticas en cierta ciudad, pero no había ningún resultado de su predicación. Era como si estuviera hablando a una roca. Día y noche estaba de rodillas escudriñando su corazón y clamando a Dios por un avivamiento. Cierto día se encontraba caminando por las calles de aquella ciudad, de pronto el Espíritu Santo guió su mirada a una gran pancarta en la cual se había escrito en grandes letras: Harry Moorehouse, el más famoso de los predicadores británicos. Inmediatamente se dijo a sí mismo: Esta es la razón para que no haya un avivamiento. Se dirigió al comité de campaña y dijo: Hermanos, ahora sé por qué no hay avivamiento. ¿Han visto como me han promocionado? El más famoso de esto, el mas grande de aquello. Con razón que el Espíritu Santo no puede actuar. Ha sido entristecido y apagado porque no estamos magnificando el nombre de Cristo. Él es el mas famoso. Él es el más grande. Yo soy nada más que un pobre, simple y humilde siervo suyo que proclama su glorioso evangelio, diciendo: He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. El avivamiento no se hizo esperar y duró por más de 3 años. Sí amable oyente, el pecado impide que Dios obre con poder. Para que haya un avivamiento genuino es necesario arreglar el pecado en la vida de las personas y eso es justamente lo que vamos a examinar en el estudio bíblico de hoy. Abramos nuestra Biblia en el Libro de Nehemías, capítulo 9, versículos 1-3. De lo último que estudiamos, recordaremos que llegado el mes séptimo a los quince días del mes el pueblo celebró la fiesta de los tabernáculos, después de siglos de no haberlo hecho. La Palabra de Dios obró en la voluntad del pueblo y como parte del avivamiento hubo un compromiso del pueblo por obedecer lo que Dios habla ordenado. Durante esta festividad, el pueblo habitó en tabernáculos hechos de diversas ramas de árboles. Cada día durante los 7 días que duró esta fiesta se leyó la Palabra de Dios al pueblo. No es extraño entonces que esta exposición a la Palabra de Dios produjera algunos cambios en el pueblo y es así como llegamos al capítulo 9 cuando en el día 24 del mes séptimo se va a dar una confesión generalizada de pecado a Dios. La confesión de pecado es un recurso a disposición de todo creyente para arreglar la relación con nuestro Padre celestial que ha sido afectada por el pecado. 1ª Juan 1:9 dice: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad» Pero a veces los creyentes no tenemos un concepto claro de lo que es la confesión. Pensamos de la confesión en términos de una panacea para tranquilizar la conciencia y nada más, pero en la confesión hay mucho más. Por ejemplo, está el arrepentimiento y la separación. Veamos por tanto en este pasaje como intervienen estos elementos en la confesión. Como primer término, tenemos la Señal de arrepentimiento. Nehemías 9:1 dice: «El día 24 del mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno, y con cilicio y tierra sobre sí». El arrepentimiento es en verdad algo que ocurre en el interior de la persona. En el Nuevo Testamento, la palabra arrepentimiento significa literalmente un cambio de mente. Con relación al pecado, el arrepentimiento es un cambio de manera de pensar en cuanto al pecado. Un joven creyente podría pensar por ejemplo que no hay nada de malo en tener una novia incrédula y acorde con su pensamiento mantiene una relación sentimental con una chica así. En cierto momento se arrepiente, esto quiere decir que en su mente ahora piensa distinto. Ahora ve que no es correcto que un joven creyente tenga una novia incrédula. Siendo el arrepentimiento algo interno, es necesario alguna manifestación externa. Juan el Bautista por ejemplo hablaba de frutos dignos de arrepentimiento, es decir señales de que ha existido un cambio de mente. Los judíos de la época de Nehemías estaban arrepentidos de su pecado, ahora pensaban distinto en cuanto al pecado, sabían que habían ofendido a Dios, su señal de que en verdad se habían arrepentido consistió en tres acciones. Primero, ayunaron. Esto significa que pusieron su necesidad material en un segundo plano en relación a lo más importante de arregla el problema de pecado con Dios. Segundo. Se pusieron cilicio. Esto significa que expresaron un profundo dolor por el pecado cometido, el cilicio se ponían como una señal de duelo ante una calamidad nacional o personal. Tercero, echaron tierra sobre sí. Esto significa que en realidad estaban conscientes de lo necios que fueron al rendirse al pecado, estaban humillados hasta el polvo. Ud. quizá alguna vez se habrá arrepentido por el pecado cometido. ¿Ha demostrado su arrepentimiento de alguna forma práctica? Quizá pidiendo perdón o restaurando el mal que ha causado, etc. Un arrepentimiento que sólo queda al interior en la persona da lugar a dudar de su sinceridad. Además de la señal de arrepentimiento, tenemos la solicitud de separación. Nehemías 9:2 dice: «Y ya se había apartado la descendencia de Israel de todos los extranjeros» Uno de los graves pecados de Israel fue violar su privilegio de ser un pueblo escogido y separado para Dios. Dios había ordenado a su pueblo que no se unieran con extranjeros. Por siglos el pueblo violó este mandato. Hoy llegó el momento de reconocer su error. Se arrepintieron de ello, lo demostraron de la manera antes descrita, pero no quedó todo allí. Alguien solicitó que se separaran de la situación pecaminosa y ellos se separaron. Cuántas veces me encuentro con casos de pecado, en los cuales el creyente está dolido por lo que ha hecho, pero obstinadamente sigue cometiendo el mismo pecado. La sinceridad de un arrepentimiento así, es harto dudable. Un arrepentimiento sincero produce invariablemente una separación de la situación pecaminosa. Proverbios 28:13 dice: «El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia». Además de la señal de arrepentimiento y la solicitud de separación, tenemos la seriedad de la confesión. Nehemías 9:2-3 dice: «Y estando en pie, confesaron sus pecados, y las iniquidades de sus padres, y puestos de pie en su lugar, leyeron el libro de la ley de Jehová su Dios la cuarta parte del día, y la cuarta parte confesaron sus pecados y adoraron a Jehová su Dios.» No hay duda que el arrepentimiento fue verdadero, lo demostraron con señales externas, lo confirmaron separándose de la situación pecaminosa y ahora estaban hablando con Dios, diciéndole Jehová, estamos de acuerdo contigo en que lo que hicimos fue en contra de tu voluntad, que ofendimos tu santidad que nos desviamos del camino que debíamos seguir. Esto es confesión. Confesión no es decir discúlpame por mi pecado, o lo siento. Confesión es de corazón hablar con Dios y decirle lo torpes que hemos sido al hacer esto o aquello en contra de su voluntad expresada en su Palabra. Note el papel importante que tuvo la Palabra de Dios en la confesión. La Palabra de Dios les sirvió como un espejo para mirarse allí y ver cuan sucios estaban. Si no tiene el hábito de leer, estudiar, meditar la Palabra de Dios, no se extrañe que su vida sea un continuo caer en pecado, porque no permite que Dios lo confronte por medio de su Palabra. Finalmente vemos que después de confesar su pecado a Dios el pueblo adoró a Jehová su Dios. Esto nos dice que una verdadera adoración es el resultado de no tener pecados escondidos, en realidad, adoración es sinónimo de obedecer la palabra de Dios. Ud. podrá ser todo un poeta para decir cosas bonitas a Dios, pero si es desobediente a la Palabra de Dios no habrá adorado de ninguna manera. Que hermoso pasaje. El arrepentimiento condujo a la separación del pecado y abrió paso a la confesión verdadera y esto trajo adoración a Jehová. Que apliquemos en nuestras vidas este proceso.
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