Saludos cordiales amigo oyente, sea Ud. bienvenido al estudio bíblico de hoy sobre los eventos futuros.
Con el estudio bíblico de hoy, terminamos esta serie, por tanto, vamos a hacer un breve resumen de lo que hemos tratado. La era de la gracia en la cual vivimos, terminará, cuando los creyentes seamos tomados de la tierra al cielo. Esto es lo que se conoce como el arrebatamiento. Este evento será seguido por siete años de horrible tribulación en la tierra, tiempo en el cual la humanidad será castigada por su rechazo al Hijo de Dios. Durante estos siete años, los creyentes estaremos de bodas con Cristo en el cielo y también recibiremos recompensas por nuestro servicio al Señor mientras estuvimos en vida sobre este mundo. Luego vendrá la batalla de Armagedón, al final de la tribulación, cuando Dios aplastará a sus enemigos, por medio de Jesucristo en su segunda venida y como resultado, el Anticristo y el Falso Profeta serán lanzados vivos al lago de Fuego. Dios entonces establecerá un reino milenial sóbrela tierra cuyo rey será Jesucristo quien cogobernará con los creyentes resucitados de todas las épocas. Los súbditos del reino, al inicia del mismo, serán las personas que recibieron a Cristo como Salvador, tanto, judíos como gentiles, y que permanecieron vivos hasta el final de la tribulación. Estas personas se casarán, y tendrán su descendencia que necesitará la obra redentora de Cristo para que ellos también sean salvos. El hombre disfrutará de mil años de paz y prosperidad en la tierra, pero al final de este tiempo, a pesar que los mortales tendrán un gobierno perfecto bajo el mando del perfecto Dios hombre y en medio de circunstancias perfectas, algunos buscarán revelarse contra Dios y tendrán su oportunidad cuando Satanás sea liberado por un poco de tiempo al final del milenio para arrastrarlos hacia su propia destrucción, porqué de Dios descenderá fuego de cielo que los consumirá y Satanás será arrojado al lago de fuego. Inmediatamente Dios llamará de sus tumbas a todos los incrédulos de toda la humanidad, quienes con cuerpos resucitados se presentarán ante el Gran Trono Blanco para escuchar su sentencia de tormento eterno en el lago de fuego. Acto seguido, Dios destruirá con fuego estos presentes cielos y tierra con todas sus obras y así, el pecado y sus huellas será para siempre erradicado.
Esto ha sido un resumen a vuelo de pájaro de lo que hemos visto en detalle a lo largo de esta serie. Para cerrar con broche de oro esta apasionante serie, hoy hablaremos del último de los eventos futuros registrados en la Biblia
La verdad que es motivo de gozo llegar a este momento, no porque estamos terminando con esta serie de eventos futuros sino porque lo último que Dios, ha anunciado es algo maravilloso.
Como recordará Ud. en uno de nuestros últimos estudios bíblicos, dijimos que la presente tierra y los presentes cielos están destinados a ser destruidos con fuego. 2ª Pedro 3:10 dice: «Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos, ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas»
Esto significa, que dentro de los planes soberanos de Dios, en algún momento, luego del milenio, no habrá ni cielos ni tierra. No está por demás indicar que en este caso, al hablar de cielos, no estamos refiriéndonos a la morada de Dios con sus santos, sino al firmamento que rodea la tierra en toda su extensión. Es decir lo que nosotros llamamos el universo.
Muy bien, ¿significará esto que ya no habrá nunca mas cielos y tierra? Ciertamente no, porque la Biblia nos habla de cielos nuevos y tierra nueva. Esta idea no es propia del Nuevo Testamento, porque en el Antiguo Testamento ya encontramos una profecía sobre cielos nuevos y tierra nueva. Isaías 65:17 dice; «Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento»
Note un par de cosas interesantes en este texto.
Primero, no habrá ni memoria de lo que fue los cielos antiguos y la tierra antigua.
Segundo, Dios no va a restaurar los cielos antiguos y la tierra antigua, para que luzcan como nuevos cielos y nueva tierra.
El texto claramente dice que Dios va a crear algo de la nada, exactamente como creó de la nada los actuales cielos y la actual tierra. En otras palabras, vamos a tener un nuevo génesis, en lo que a cielos y tierra se refiere. De esta manera la idea de nuevos cielos y nueva tierra fue profetizada en el Antiguo Testamento.
Esta profecía fue recogida por el apóstol Pedro y en su segunda carta, después de hablar de la destrucción por fuego de los actuales cielos y tierra, observe lo que dijo en 2ª Pedro 3:13: «Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra, nueva, en los cuales mora la justicia»
La profecía de Isaías se hará realidad una vez que ya no existan los presentes cielos y la presente tierra. Dios ejercerá todo su poder creativo para de la nada crear cielos nuevos y tierra nueva. Pedro tenia esta esperanza y era una esperanza firme, porque aquel que prometió es Dios y el no puede fallar a ninguna de sus promesas.
Luego tenemos que en visión, Juan el apóstol ve esos nuevos cielos y esa nueva tierra y de eso nos habla Apocalipsis 21:1 donde dice: «Vi un cielo nuevo y una tierra, nueva; porque el primer cielo la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más»
Lo que para Isaías fue una profecía, para Pedro una esperanza, para Juan ya es una realidad. Dice que vio un cielo nuevo y una tierra nueva. El adjetivo nuevo, indica algo que nunca antes existió. Algo nuevo en esencia. Esto nos permite afirmar que lo que Juan vio en visión no eran los actuales cielos y tierra restaurados, como acontecerá en el milenio, sino algo completamente nuevo, algo que Dios acababa de crear. Nuevos cielos y nueva tierra, tan diferentes a los antiguos, que el mar ya no existía más.
Muy bien, ¿qué pasará con esos nuevos cielos y esa nueva, tierra? ¿Para qué serán creados? Después de todo, todos los creyentes, de todos los tiempos, con nuestros cuerpos glorificados estaremos morando en la Nueva Jerusalén o el cielo mismo. Para responder esta inquietud, vayamos nuevamente a Apocalipsis 21, después de hablar de la creación de nuevos cielos y nueva tierra, allí en el versículo 2 leemos: «Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido»
Este texto ha sido interpretado en muy diversas maneras, pero lo que nosotros vemos aquí es una fusión entre la Nueva Jerusalén la morada eterna de los salvos, y los cielos nuevos y la tierra nueva. ¿Qué se consigue con esto? Pues el cumplimiento de lo que la Biblia dice en 1ª Corintios 15:24-28 cuando afirma: «Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos»
La palabra de Dios se cumplirá plenamente. Es por esto que Apocalipsis 21:3 dice: «Y oí una gran voz del cielo qué decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios”.
¡Qué grandioso! ¡Será maravilloso! Compartiremos la gloria de Dios. Le alabaremos por la eternidad porque sólo él es digno. Esto amigo oyente, es lo que Dios tiene planificado para los que somos sus hijos. Para muchos, todo esto es fantasía, aun se atreven a decir que es leyenda. Pero para nosotros es realidad. Eso nos anima a seguir adelante. En esta vida podemos atravesar por situaciones difíciles, pero no siempre será así porque nos espera un futuro saturado de gloria.
Mientras ello ocurre, como dice Juan en su primera carta «Y todo aquel que tiene esta esperanza en el, se purifica a si mismo, así como él es puro»
Así es mi amigo, mientras aguardamos el momento glorioso de nuestra partida para estar con él, no debemos cruzarnos de brazos y vivir como quiera en este mundo, la Biblia dice que debemos procurar vivir vidas santas, debemos procurar ser útiles a nuestros semejantes y debemos procurar compartir con otros la esperanza que tenemos, para que sean muchos quienes estén en la gloria con el Señor. Que Dios produzca este sentir en Ud. amigo oyente.
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