Es grato estar nuevamente junto a Usted mi amiga, mi amigo. La Biblia Dice… le extiende una cordial bienvenida al Estudio Bíblico en el Libro de Nehemías. En instantes más, David Logacho nos guiará en el estudio de una parte de este fascinante libro de la Biblia.
Muchos de los problemas de la humanidad, de una u otra manera, están relacionados con el dinero. Unos tienen más y los más tienen menos. Los que más tienen procuran tener aun mucho más, lo cual ocasiona que los que menos tienen se hundan más y más en el profundo abismo de la pobreza. De esta manera, la brecha, entre ricos y pobres se va acentuando más y más. Los sociólogos atribuyen a este problema los diferentes movimientos subversivos que azotan algunas regiones de la América Latina nuestra. Ahora bien, el problema de la desigual distribución de la riqueza es un problema tan antiguo como la misma humanidad, por esto justamente, en la ley que recibió el pueblo de Israel, encontramos algunos mandamientos en cuanto a los bienes materiales. La violación de estos principios trae como consecuencia todo una serie de efectos negativos que son condenados por Dios. Veamos pues, algunos detalles de un conflicto doméstico con matices económicos que tuvo que enfrentar Nehemías.
Les invito a abrir sus Biblias en el Libro de Nehemías capitulo 5. Al entrar en este capítulo, nos encontramos con un gran conflicto doméstico. Digo doméstico, porque era un problema de familia. No estaban involucrados los enemigos foráneos del pueblo de Israel. El conflicto tenía que ver con el dinero. Ciertamente que el dinero en sí mismo no es bueno ni malo. Es la actitud que tengamos hacia el dinero lo que determina si es bueno o si es malo. El Apóstol Pablo advierte en cuanto a esto en 1° Timoteo 6:10 cuando dice: «porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores» Notemos que Pablo no condena el dinero en sí mismo, sino el amor al dinero. El amor al dinero es una mala actitud hacia el dinero y por tanto como dice Pablo es la raíz de todos los males. En los versículos 1 a 6 de Nehemías 5 encontramos las partes en conflicto, los pormenores del conflicto y el producto del conflicto. En este orden analizaremos el contenido de este pasaje. Veamos primeramente las partes en conflicto. Nehemías 5:1 dice: «Entonces hubo gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus hermanos judíos» Podemos notar en este texto que había beligerancia entre dos bandos. Por un lado estaba el pueblo y sus mujeres. Podríamos decir que esta era a parte oprimida. Por otro lado estaban sus hermanos, diríamos la parte opresora. Es interesante tomar en cuenta que todos eran judíos, pero como dijimos antes, la desigual distribución de la riqueza los dividió en dos bandos antagónicos. Esto es lo que siempre resulta cuando hay una mala actitud en cuanto al dinero. Cuanta razón tuvo Pablo cuando dijo que la raíz de todos los males es el amor al dinero. El pueblo y sus mujeres soportaron la situación de opresión por un tiempo, pero llegó el momento cuando ya no podían soportar más y dice nuestro texto que hubo un gran clamor. Después de ver las partes en conflicto, veamos los pormenores del conflicto. Al igual que en la actualidad, el conflicto surgió a raíz de la falta de algunos vienes indispensables. Primeramente notamos la falta de recursos económicos para subsistir. Nehemías 5:2-3 dice: «Había quien decía: Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas, somos muchos; por tanto, hemos pedido prestado grano para comer y vivir. Y había quienes decían: Hemos empeñado nuestras tierras, nuestras viñas y nuestras casas, para comprar grano a causa del hambre» Si no supiéramos que estas palabras son tomadas de la misma Biblia, pensaríamos que estamos leyendo cualquiera de los diarios en cualquier país del mundo en pleno siglo 21, pero aún así hay mentalidades que se atreven a tildar a la Biblia de anticuada. Este pasaje está exponiendo una problemática social con la cual todos estamos familiarizados. Claro, las condiciones ambientales no fueron favorables para la producción agrícola por un buen tiempo y como consecuencia, los pequeños agricultores no tuvieron casi ninguna cosecha. La falta de alimentos les obligó a solicitar créditos a un elevado interés con la esperanza de cancelarlos con el producto de la próxima cosecha. La tan ansiada cosecha nunca llegó y eso obligó a extender los plazos de los créditos a un interés mucho más alto que el anterior. Pronto se originó una espiral de empobrecimiento. El último recurso fue empeñar las propiedades, los sembríos y las casas. Era la única manera de mantener la vida. La situación debió haber sido desesperante. Sin comida, con deudas enormes, plazos de pago vencidos, propiedades empeñadas y lo peor, sin una esperanza de salir del atolladero. De esta situación se aprovecharon los que tenían dinero disponible. Violando mandamientos expresos, prestaron el dinero contra el cobro de un interés elevado. Exodo 22:25 dice: «Cuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura.» Haciendo caso omiso de este mandamiento y de muchos otros más de la misma índole, los judíos pudientes se portaron como logreros y oprimieron a sus pobres hermanos judíos. Otro factor que derivó en la situación actual fue la falta de medios económicos para cumplir con sus responsabilidades tributarias ante el rey de Persia. Nehemías 5:4 dice: «Y había quienes decían: Hemos tomado prestado dinero para el tributo del rey, sobre nuestras tierras y viñas» Recordemos que Judá era una provincia del imperio persa. Los judíos fueron conquistados por los babilonios y luego el imperio babilónico pasó a ser parte del imperio persa. Como súbditos del conquistador estaban obligados a pagar grandes tributos so pena de perder sus posesiones y aún sus propias vidas. Podían soportar el hambre, pero el cobrador de impuestos no estaba dispuesto a esperar. Esto les motivó a pedir dinero prestado para satisfacer sus obligaciones tributarias. Estos son los pormenores del conflicto. Parece algo actual. ¿No cree? Condiciones climáticas adversas, baja producción, prestamos a un elevado interés, abuso por parte de los ricos, extorsión a los pobres, impuestos elevados, etc. Todo por un mal uso del dinero y en esencia por desobedecer los mandatos de Dios en cuanto a no aprovechar del pobre. Quizá esté pensando: ¿ Hicieron todo eso los judíos? Desgraciadamente sí. Lo que pasa es que cuando hay dinero de por medio, siempre habrán los que hacen mal uso de él y arrastran a otros a una situación de total desesperanza. Lo que me impresiona de todo esto, es la poca o ninguna sensibilidad que tenían algunos judíos a las necesidades de sus hermanos. Se sentían muy cómodos a pesar que con su conducta estaban prácticamente matando de hambre a sus hermanos de raza. El amor al dinero, produce ceguera. Cuando el dinero llega a ser un dios para alguien, se convierte en una amo despiadado, que cauteriza toda sensibilidad a la necesidad de los demás. El dinero puede llegar a engañar a una persona. Se ha dicho que el dinero puede comprar muchas cosas. Compra una cama pero no compra el sueño. Compra libros pero no compra el conocimiento. Compra comida, pero no compra el apetito. Compra casas, pero no compra un hogar. Compra medicinas, pero no compra salud. Compra diversión, pero no compra felicidad. Compra crucifijos pero no compra la salvación. Así es mi querido hermano y amigo, el dinero no es todo en la vida. Después de ver las partes en conflicto y los pormenores del conflicto, tenemos el producto del conflicto. Nehemías 5:5 dice: «Ahora bien, nuestra carne es como la carne de nuestros hermanos, nuestros hijos como sus hijos; y he aquí que nosotros dimos nuestros hijos y nuestras hijas a servidumbre, y algunas de nuestras hijas lo están ya, y no tenemos, posibilidad de rescatarlas, porque nuestras tierras y nuestras viñas son de otros» ¿Qué triste verdad? Como producto del conflicto, algunos terminaron siendo esclavos de otros. Esto contradecía el mandato expreso de Dios en Levítico 25:39 donde dice: «Y cuando tu hermano empobreciere, estando contigo, y se vendiere a ti, no le harás servir como esclavo» ¿En donde comenzó todo este desorden económico? No en la sequía, tampoco en la pobreza, ni en la riqueza. El origen estuvo en el corazón del hombre. Cuando cualquier persona se aleja de Dios o da su espalda a los mandatos de Dios, el resultado es dolor, desorden, fricción, pobreza, descomposición, etc. El pueblo judío hizo caso omiso de los mandamientos de Dios en cuanto al dinero y como resultado, fue traspasado de muchos dolores porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. Nuestra oración es que Ud. pueda tener una buena actitud hacia el dinero.
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