Es un gozo saludarle amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy en el libro de Jonás. ¿Le ha sucedido que desea algo con todo su corazón y ora con fervor a Dios por ello, pero termina recibiendo algo muy distinto de lo que esperaba? Si le ha pasado algo así, déjeme hacerle otra pregunta: ¿Cuál ha sido su reacción cuando le ha pasado algo así? Bueno, si usted no es muy diferente de la mayoría, responderá que el descontento es la reacción más común. Hoy en día hay millones de personas descontentas en el mundo. El descontento tiene una amplísima gama de motivos, pero todo descontento es peligroso. En la superficie parece una emoción inofensiva pero en el fondo produce terribles estragos. Existe una antigua fábula persa que ilustra muy bien este hecho. Se trata de una gallina, un ratón y una liebre que juntos vivían en una pequeña cueva. Todos se sentían felices y contentos porque cada uno cumplía con sus responsabilidades diarias. La liebre cocinaba, la gallina recogía la leña para el fuego y el ratón se encargaba de traer el agua de un arroyo cercano. Todos hacían lo que les correspondía y esto resultaba en armonía en el hogar. Pero un día, cuando la gallina salió al bosque a recoger la leña, se encontró con un apuesto gallo. Mientras el gallo galanteaba a la gallina, le preguntó: ¿Y tú, qué haces? La gallina le relató lo que hacía en la pequeña cueva. Al oírlo, el gallo dijo: Pero esto es injusto. ¿Cómo es posible que tú hagas la parte más pesada del trabajo? Me parece que ese ratón y esa liebre te están explotando. Yo, de ti, buscaría otro trabajo. A pesar que lo intentó, la gallina no pudo evitar que este pensamiento esté dando vueltas en su cabeza, así que llegó a la cueva con su carga de leña y su más pesada carga, el descontento. Tan pronto entró a la cueva, cacareando dijo: Siempre me ha tocado a mí la parte más pesada del trabajo, creo que es hora que otro haga lo que yo he estado haciendo. Y como el descontento siempre es contagioso, inmediatamente la liebre y el ratón pensaron que si había alguien quien debiera estar descontento con el trabajo que estaban haciendo eran ellos. Así que se pusieron de acuerdo en cambiar sus trabajos. El ratón cocinaría, la liebre buscaría la leña en el bosque y la gallina traería el agua. Pero cuando la liebre salió dando brincos por el bosque fue detectada por un ágil zorro, quien la cazó y se dio un suculento almuerzo. La gallina por su lado, metió la vasija en el arroyo para sacar el agua, pero le venció el peso y con vasija y todo fue arrastrada por la corriente. El ratón mientras tanto se impacientaba en la pequeña cueva preguntándose que habría pasado con la liebre y la gallina. Impaciente se acercó al filo de la olla y perdiendo el equilibrio cayó en agua hirviendo. Por el descontento, los tres personajes no sólo perdieron la armonía sino también sus vidas. En el libro de Jonás vamos a ver también a un personaje descontento. Analicemos su caso para evitar el descontento.
Si tiene una Biblia a la mano, le invito a abrirla en el libro de Jonás, capítulo 4, versículos 1 a 3. En estos tres versículos veremos la reacción de Jonás, la recriminación de Jonás y el ruego de Jonás. Para entrar en el contexto, recordemos que Jonás fue comisionado por Dios por segunda vez para ir a Nínive y anunciar que en cuarenta días, Nínive sería destruida. Ante este anuncio, los habitantes de Nínive se arrepintieron y como consecuencia de ello, Dios no les castigó como lo había anunciado. Este hecho provocó una reacción inesperada en Jonás. Jonás 4:1 dice: Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó.
El texto comienza con una preposición. La preposición “pero” nos lleva a pensar en un contraste. El contraste está entre la reacción que manifestó Jonás y la reacción que debió haber manifestado. La reacción que Jonás debió haber manifestado es gozo en el más alto grado. En la parábola de la oveja perdida, el Señor Jesucristo dijo lo siguiente: Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento. El arrepentimiento de un pecador produce un gozo indecible en el cielo. ¿Habrá mayor gozo para una persona que ser el medio por el cual se produce gozo en el cielo? En el caso de Jonás, no fue uno que se arrepintió sino cientos de miles. Algunos estiman conservadoramente que fueron unos 600.000 los que se arrepintieron como resultado del mensaje de Jonás. Es decir, era como para que Jonás esté en la gloria por la felicidad. Pero todo lo contrario, Jonás está descontento en extremos, es decir, abatido hasta lo sumo, y para colmo, enojado. ¿Por qué una reacción tan inconsecuente? La Biblia no lo declara específicamente pero no es muy difícil citar las probables causas. Una de ellas es por el orgullo nacional. En Israel habían anunciado un mensaje de arrepentimiento decenas de profetas, pero Israel seguía endurecido en su pecado. En cambio en Nínive se anunció el mensaje de arrepentimiento una sola vez por un solo profeta y Nínive se convierte. Jonás debe haber estado perplejo ante esta situación. Otra probable causa era por el propio prestigio de Jonás como profeta. Había anunciado que Nínive sería destruida en cuarenta días, sin embargo, pasaron los cuarenta días y no sucedió nada. Esto podría hacer que la gente piense que Jonás era un falso profeta. A Jonás le importaba más su propia imagen que la vida de cientos de miles en Nínive. Tal vez haya otras probables razones para el descontento de Jonás, pero las dos que hemos citado son las de más peso. En resumidas cuentas, Jonás esperaba algo, pero Dios no hizo lo que él esperaba y por eso estaba descontento. A lo mejor usted también amable oyente ha pedido a Dios por algo, pero Dios no ha respondido a su pedido y por eso usted está descontento. Cuidado amable oyente, el descontento es muy peligroso, su vida misma puede estar en peligro a causa del descontento. Una vez que hemos considerado la reacción de Jonás, consideremos la recriminación de Jonás. Cuando una persona está presa de descontento, hará cosas absurdas. Jonás por ejemplo se puso a recriminar al mismo Dios Todopoderoso, quien hace poco le salvó la vida de una manera milagrosa. Jonás 4:2 dice: Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal.
Jonás está altercando con Dios y se está justificando por el pecado que cometió en el pasado. ¿Quiénes nos creemos que somos para erigirnos en jueces para recriminar a Dios? Pero en ese estado de descontento, se nublan los pensamientos para decir y hacer cosas que son por demás absurdas. Si usted está descontento, tenga cuidado con lo que dice o lo que hace. Es muy fácil en ese estado, levantar los puños en claro desafío a Dios para reclamarle y tildarle de injusto. No se deje atrapar por sus propias palabras. Además de recriminar a Dios, en su ceguera de descontento, Jonás rogó a Dios por algo absurdo. Consideremos entonces el ruego de Jonás. Jonás 4:3 dice: Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida.
Jonás no quería seguir viviendo en el descontento, prefería que la muerte ponga fin al descontento. No hay nada más absurdo que esto. Pero recordemos que el descontento nubla el pensamiento. Una persona descontenta considerará al suicidio como una solución a los problemas que han causado el descontento. Le parecerá que quitarse la vida es la única alternativa válida para salir del descontento. Pero lejos de ello, lo único que hace un suicidio es desencadenar un proceso de descontento en otros, aparte de todo una serie de enormes y trágicas consecuencias espirituales, emocionales y materiales. Quitarse la vida no resuelve nada amable oyente, sólo lo complica todo. Para aliviar el descontento se necesita identificar el motivo del descontento y si es por algo que queríamos y se lo pedimos a Dios, pero Dios nos dijo: No, entonces lo mejor es aceptar la voluntad de Dios con gozo, sabiendo que su negativa es lo mejor para nosotros. Quizá nunca entenderemos cómo aquello que Dios ha hecho es lo mejor para nosotros, pero por fe debemos aceptarlo como lo mejor y gozarnos en el hecho que Dios siempre busca lo mejor para nosotros. Romanos 8:28 dice: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Si Jonás hubiera aplicado este principio a su vida, no tendría por qué haber estado descontento. Usted también, puede vivir gozoso, contento de saber que Dios está en control de todo lo que pasa alrededor.
Leave a comment