Que privilegio es para todos los que hacemos La Biblia Dice… Contar con su compañía en esta oportunidad. Si esta es la primera vez que nos sintoniza le contamos que estamos desarrollando un interesante estudio que se titula: “La obra de Jesucristo después de su ascensión, por medio del Espíritu Santo”. Quédese con nosotros y conozca que es lo que dios quiere que aprenda en esta oportunidad con respecto a este tema.
I. Introducción. Saludos y bienvenida. Estudio del libro de Hechos en la serie titulada: La obra de Jesucristo, después de su ascensión, realizada por medio del Espíritu Santo. En nuestro último estudio bíblico, dejamos a Esteban en medio del Sanedrín, luego de haber predicado un poderoso mensaje a favor del Señor Jesucristo, en el cual se hizo evidente que los líderes de la nación de Israel, fieles a la tradición de sus ancestros, habían rechazado a Jesús, quien es el Cristo, el Mesías de Israel, por medio de quien viene la salvación. Esteban inclusive dejó en claro que fueron los líderes de la nación de Israel, el Sanedrín, quienes entregaron y mataron al Señor Jesucristo. Esto produjo una violenta reacción en el Sanedrín, lo cual es motivo de nuestro estudio bíblico de hoy. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Hechos 7 a partir del versículo 54.
II. Lo primero que notamos es la furia del Sanedrín. Hechos 7:54 dice: Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él. Lo que Esteban dijo produjo dos reacciones en el Sanedrín. Primero, se enfurecían en sus corazones. Esto significa que estaban ardiendo de odio contra Esteban. Una vez más, el Sanedrín está haciendo lo mismo que hicieron sus antepasados. En lugar de reconocer su pecado y recibir el mensaje de Dios, están rechazando con furia al mensajero de Dios. Segundo, crujían sus dientes contra Esteban. Esto es el gesto externo de la actitud interna. Habla de rechinar los dientes. Es el gesto supremo para manifestar odio hacia algo o hacia alguien. La palabra de Dios jamás volverá vacía sino que cumplirá todo lo que Dios quiera. Eso es lo que dice Isaías 55:11. En algunos casos, la palabra de Dios quebranta corazones, en otros casos, como en este, la palabra de Dios endurece corazones, pero nunca vuelve vacía. En segundo lugar tenemos la tranquilidad de Esteban. Hechos 7:55-56 dice: Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. ¿Se fijó en el contraste? Mientras los miembros del Sanedrín estaban llenos de odio, Esteban estaba lleno del Espíritu Santo. Este hecho es lo que hace toda la diferencia. Estar lleno del Espíritu Santo significa que el Espíritu Santo está controlando totalmente la vida del creyente. Esteban estaba siendo controlado totalmente por el Espíritu Santo. En estas condiciones Esteban puso su mirada en el cielo. Esto es por demás interesante. La vida de Esteban estaba en peligro. Los enemigos de Esteban estaban crujiendo sus dientes de odio contra él, pero eso no logró que Esteban ponga su mirada en ellos. En lugar de eso, Esteban puso su mirada en el cielo. Gran lección para nosotros cuando nos hallamos ante formidables obstáculos. Jamás pongamos la mirada en los obstáculos sino en el cielo, en Dios, quien es más grande que nuestros obstáculos. Mirando hacia el cielo, el Espíritu Santo permitió a Esteban que vea la gloria de Dios. Esto significa la magnificencia, la excelencia de Dios. Pero algo muy significativo fue que Esteban contempló a Jesús que estaba a la diestra de Dios. En el idioma en que se escribió el Nuevo Testamento dice literalmente que Esteban vio a Jesús de pie, a la diestra o a la derecha de Dios. Lo que estaba experimentando Esteban era tan maravilloso que no podía dejar de mencionarlo. Por eso dice el texto que Esteban abrió su boca y puso palabras a lo que veía. Dijo: He aquí, veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre, es decir a Jesús, que está de pie a la diestra o a la derecha de Dios. Incidentalmente esta es la última ocasión que aparece el título Hijo del Hombre aplicado a Jesús. Este título indica que Jesús es el Mesías de Israel. Algo más en cuanto a esto. El Nuevo Testamento, según Marcos 16:19, enseña que cuando Jesús ascendió al cielo, se sentó a la diestra o a la derecha de Dios, sin embargo, cuando Esteban estaba ante el Sanedrín y le fueron abiertos los cielos, vio a Jesús de pie, no sentado, a la diestra o a la derecha de Dios. La única explicación a esto es que Jesús sabía que dentro de poco Esteban iba a morir como mártir, el primer mártir cristiano, y por tanto estaba de pie a la diestra de Dios para darle la bienvenida al cielo. Maravilloso, ¿no le parece? A mí sí, y seguramente también a Usted. Pero a quienes no les parecía nada maravilloso fue al Sanedrín. En tercer lugar tenemos la acción violenta del Sanedrín. Hechos 7:57-58 dice: Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. El Sanedrín no podía resistir las palabras de un hombre santo como Esteban. Ciegos de odio se taparon los oídos para no seguir oyendo lo que decía Esteban, especialmente cuando hacía referencia que Jesús estaba de pie a la diestra o a la derecha de Dios. Tal era el odio del Sanedrín hacia Jesús y hacia su mensajero Esteban. Además de taparse los oídos, daban grandes voces. Debe haber sido un espectáculo aterrador. El poder maligno en acción. Acto seguido, el Sanedrín en pleno arremetió a una contra Esteban. Estaban determinados a apedrear a Esteban. La ley de Moisés determinaba la muerte por apedreamiento a los que blasfemaban contra Dios, y el Sanedrín estaba convencido de esto, sobre la base de los falsos testimonios. Es muy probable que antes del apedreamiento haya habido un juicio sumario contra Esteban, porque el pasaje leído habla de testigos, testigos falsos por supuesto. Es en estas lamentables circunstancias que aparece por primera vez el nombre de Saulo. Es el mismo personaje que tiempo después llegó a ser el apóstol Pablo. Por lo pronto, Saulo era un joven con mucho potencial dentro del judaísmo, de quien estaba muy orgulloso un famoso fariseo llamado Gamaliel, quien era su maestro. Los falsos testigos que testificaron falsamente contra Esteban tenían tanta confianza en Saulo como para poner sus ropas a los pies de él. Esto da la medida de lo mucho que tuvo que ver Saulo con el apedreamiento de Esteban. Lo que por el momento Saulo no sabía, es que tiempo más tarde, él mismo estaría dispuesto a ofrendar su vida, por lo que por ahora estaba oponiéndose tan tenazmente. Para eso fue necesario que Saulo tuviera su encuentro personal con Jesús. El Señor Jesús es capaz de transformar el corazón más endurecido que podamos imaginar. Finalmente, en cuarto lugar, en nuestro pasaje de estudio notamos la similitud entre la vida y la muerte de Esteban con la vida y la muerte de Jesús. Hechos 7:59-60 dice: Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió. Esteban no solo imitó a Jesús en su vida sino que también lo imitó en su muerte. Jesús fue odiado por sus paisanos, Esteban también fue odiado por sus paisanos. Jesús fue odiado por ser mensajero de Dios. Esteban también fue odiado por ser mensajero de Dios. Una de las frases que Jesús dijo estando en la cruz fue: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu, mientras le caían las piedras, Esteban también oró diciendo: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Mientras le crucificaban, Jesús oraba a su Padre diciendo: Perdónalos porque no saben lo que hacen, puesto de rodillas, Esteban clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Es la maravillosa correspondencia entre la vida y la muerte de Esteban y la vida y la muerte de Jesús. Finalmente dice el texto que Esteban durmió. Se trata de un eufemismo en el Nuevo Testamento, para hablar de la muerte física. Cuando un creyente muere, el cuerpo “duerme’’ entre comillas, mientras el alma y el espíritu van al cielo. Cuando el Señor Jesús venga a buscar a su iglesia, se producirá la resurrección de ese cuerpo que hasta ese momento ha estado “durmiendo” entre comillas. Será un cuerpo glorificado, apto para vivir en el cielo. Esta es la esperanza que tenemos todos los que somos creyentes. Este incidente marcó el inicio de una terrible persecución contra la iglesia cristiana en Jerusalén, lo cual impulsó a los creyentes a salir y llevar el mensaje a otras regiones. En nuestro próximo estudio bíblico veremos como el evangelio de Cristo se extiende hacia Samaria.
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