22 “Ver Su gloria” (Haz click y descarga el texto)
De la misma manera que a los discípulos, el miedo puede paralizarnos, entonces llega Jesús y sentimos ese toque familiar que nos dice: “Levantaos, y no temáis”.
Vencer tus miedos no siempre requiere de energía y determinación. A veces, el único remedio es un toque suave y amable de la mano de Dios. El Pastor Ron Moore explora esta experiencia transformadora en las vidas de tres discípulos acobardados.
Toma tu Biblia y vamos a buscar el libro de Mateo. Hoy vamos a ver la historia de la transfiguración, este es el evento cuando Jesús cambio su aspecto delante de tres de sus discípulos. Está es una historia asombrosa, y quisiera establecer el contexto antes de estudiarla.
El pueblo de Israel quería un Mesías, querían a alguien para liberarlos de la opresión y la tiranía de Roma, querían que este poder político y militar esté en manos del Mesías, sólo que se habían olvidado de una cosa, algo que había sido profetizado por Isaías 700 años antes, cuando escribió en el capítulo 53 versos 5 y 6, “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”.
Y esto es lo que ellos se perdieron. A veces deseamos algo con tantas fuerzas que nos olvidamos lo realmente importante en el proceso, y eso es lo que los discípulos hicieron con el Mesías. Ellos no querían saber del sufrimiento de Jesús, entonces Él los llevó hasta Cesárea de Filipo a unos 25 kilómetros al norte del mar de Galilea. ¿Recuerdas lo que les dijo aquella ocasión? “Salieron Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesárea de Filipo. Y en el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo?” (Marcos 8:27). Ellos respondieron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas. (Marcos 8:28). Entonces Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy?
¿Recuerdas lo que dijo Pedro? “Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo”. Y entonces Jesús le dijo; “esto no te lo ha revelado ni carne ni sangre, sino mi Padre que está en el cielo” y entonces comenzó a hablarles de sus sufrimientos, Él les habló de las cosas profetizadas en Isaías 53. Entonces Pedro le tomó aparte y comenzó a reconvenirle y Jesús le dijo; ¡Quítate de delante de mí, Satanás! (Marcos 8:33) Tú estás hablando palabras de parte de Satanás, Él me ha tentado para evitar la cruz desde el principio.
La historia de hoy, tiene lugar seis días más tarde, sólo podemos asumir, como nos dijo Marcos, que Jesús habló de su sufrimiento claramente para que sus discípulos lo tengan muy presente para los días venideros. Mira el capítulo 17 verso 1, “Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto” no sabemos a que montaña fueron; algunos dicen que pudo haber sido el monte Hermón, algunos dicen que pudo haber sido otra montaña, esto realmente no es lo importante. Jesús tenía 12 discípulos, pero no eran ningún secreto para ellos que, de los doce, tres eran los más íntimos de Jesús, estos eran Pedro, Santiago y Juan, y de estos tres el más allegado fue Juan.
Estos tres seguramente pensaron que iban a la montaña para orar, lo habían hecho muchas veces antes, posiblemente fue durante la noche cuando subieron, Lucas dice que se quedaron dormidos cuando ya estuvieron en la cima de la montaña, pero ellos no tenían ni idea de lo que iban a presenciar. Justo delante de sus ojos el rostro y el aspecto de Jesús se transformó, mira el verso 2, “y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz”. Más adelante, cuando ellos hablaron de este evento, no tenian palabras para describir lo que ellos estaban viendo, así que tienen que utilizar comparaciones como: “rostro como el sol” “blancos como la luz” Cuando Marcos cuenta esta historia, él dice que su ropa era de un brillo deslumbrante, más blanco que lo que nadie ha visto jamás, Lucas dice que su ropa era tan brillante como los destellos de los relámpagos.
Ahora, no es de extrañarse de que no tengan palabras para describirlo, porque creo que esto, es lo que está pasando; Jesús es plenamente Dios y plenamente humano, y al ser plenamente humano no pierde nada de su Deidad y al ser plenamente Dios no pierde nada de su humanidad, y en este momento, aquí en la montaña Él permitió que sus discípulos contemplaran su Deidad. Él se transfiguró delante de ellos, la luz brillante de su Gloria fue contemplada por sus discípulos, la palabra griega para transfigurado es “metamorphosis” de ahí es donde obtenemos esta palabra en nuestro idioma, la idea es la de una mariposa que en un principio es una oruga que construye un capullo y luego emerge como una mariposa, el cambio que vemos exteriormente surge desde el interior. Mateo dice que una metamorfosis tuvo lugar con Jesús, lo que estaba en su interior salió a la luz, una luz brillante como los relámpagos. Esta es una increíble imagen de la Gloria de Dios manifestada en la persona de Cristo.
Mira lo que viene a continuación, verso 3, “Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Él”. Imagínate, dos héroes del pasado. Pedro, Santiago y Juan, habían oído hablar de estos hombres desde que eran niños, y aquí estaban ahora, hablando con Jesús. Ahora, hay muchas discusiones entre los comentaristas de porque se presentaron Moisés y Elías, la explicación más común es que Moisés estaba representando al dador de la ley y Elías representaba la fuerza de los profetas del Antiguo Testamento. Es muy interesante que, estos dos hombres son los últimos nombres que se mencionan en el Antiguo Testamento.
De hecho, los dos últimos versos del último capítulo del último libro del Antiguo Testamento mencionan a estos hombres, Malaquías 4:4,5 dice, “Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel. He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible”.
Así que, aquí estaban Moisés y Elías hablando con Jesús, Juan absorbe cada momento, Pedro no puede contenerse y dice en el verso 4, “Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías”. Algunos comentaristas dicen que Pedro quería rememorar la fiesta de los Tabernáculos, otros dicen que ya era muy noche y Pedro quería quedarse más tiempo en ese lugar, y le pidió a Jesús que le permitiera hacer estos refugios para quedarse ahí toda la noche. El lugar era demasiado emocionante como para dejarlo.
Los evangelistas Mateo y Marcos no son tan amables al referirse a lo que dice Pedro; Lucas escribe que Pedro “no sabía lo que decía” Estos hombres convivían juntos, pero se desgarraban el uno al otro. Tal vez podemos imaginar a Jacobo y a Juan bromeando sobre esto; ¿qué estabas pensando Pedro? ¡Es bueno que estemos aquí! ¿eso dijiste? Y Pedro responde; “ustedes estaban tan asustados que no dijeron nada! Como cuando Jesús vino caminando sobre el agua y ustedes se quedaron sentados en el barco, así que ¡dejen de bromear conmigo! Pero después dijo; “yo también estaba muy asustado, tanto que dije lo primero que se me ocurrió!
En su temerosa oferta de construir estos tres refugios, Pedro involuntariamente pone a la par a Moisés, Elías y Jesús, “voy a construir un refugio para ti Jesús, uno para Moisés y uno para Elías». Bien, piensa en esto; en la mente de los discípulos Moisés y Elías estaban por encima de Jesús, quiero decir que, los discípulos habían caminado con Jesús, habían hablado con Jesús, pero aquí estaban Moisés y Elías, sus héroes del pasado, y justo en medio de esto, Dios irrumpe con su voz desde el cielo; mira el verso 5, “Mientras él [Pedro] aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd”.
Fue lo mismo que escuchamos en el bautismo de Jesús, pero ahora añade estas tres palabras, casi podemos ver los signos de exclamación “a él oíd” el Padre quería que los discípulos sepan que Jesús no estaba a la par con Moisés o Elías, Jesús está muy por encima de ellos. Jesús es enaltecido por el Padre eterno, “a él oíd”.
Pero, para nosotros es fácil convertirnos en seguidores de hombres antes que seguidores de Jesús, hemos puesto a tantas personas en un pedestal, seguimos sus sistemas, leemos sus escritos, mucho más de lo que hacemos con Jesús, estudiamos cosas que otras personas han estudiado de otras personas. Satanás siempre quiere que tengamos el deseo de seguir a hombres y mujeres en lugar de seguir a Jesús.
Los discípulos estaban tan asustados “Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor”. (Mateo 17:6). Jesús se había transfigurado ante ellos. Él estaba en glorioso esplendor conversando con Moisés y Elías, mira el verso 7, “Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis”. Y entonces bajaron de la montaña con Él, todo volvió a la normalidad.
Quiero que hagamos un alto aquí y quiero que consideremos algunas verdades importantes de esta historia.
Lo primero es esto; La transfiguración demostró la Deidad de Jesús, durante casi todo el tiempo que Jesús estuvo en esta tierra, el esplendor divino se mantiene dentro de Él, pero durante unos breves instantes, cuando Él estuvo en la montaña, Jesús libero la Gloria de Dios que habitaba dentro de Él.
Este evento sucede en un momento estratégico, ¿Recuerdas los tres años que Jesús estuvo aquí en la tierra? El primer año fue el de la inauguración de su ministerio, su bautismo y cuando escogió a sus discípulos. El segundo año fue el de su popularidad, su fama se extendió por todo Israel, y el último año es el de la oposición, y es ahí, donde nos encontramos nosotros, con este estudio. Jesús está preparándose para ir a la cruz, Él está preparando su regreso a Jerusalén para ser sacrificado en el calvario, sus discípulos aun no lo entienden con claridad, ellos han escuchado sus palabras hablándoles de su sufrimiento pero, va a ser muy difícil verlo colgado en el madero. Pero cuando vean la cruz y entiendan su sufrimiento entonces recordarán su transfiguración y podrán recordar que vieron a Dios encarnado.
Juan lo dice de esta manera en el capítulo 1 de su evangelio, “y vimos su gloria” ¿De qué está hablando Juan? Precisamente de la trasfiguración, “gloria como del unigénito del Padre” Pedro es aún más específico en su segunda carta capítulo 1 versos 16 y 17, “Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. Pues cuando Él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia”. Entonces Pedro declara: verso 18, “Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo”
La palabra transfiguración proviene del verbo transfigurar, que es la traducción del verbo griego metamorfóo, verbo del cual proviene nuestra palabra metamorfosis, que significa un cambio de apariencia proveniente del interior de una persona o un objeto y ahora pudimos ver la gloria del Señor Jesús.
¡Había ocurrido la transfiguración! Fue como si se hubiera retirado la cortina de humanidad de la persona del Señor Jesús, para poder observar su gloriosa deidad.
Esperamos que puedas acompañarnos en esta apasionante serie sobre la vida de Jesús y así poder conocer más sobre su perfecta obra de amor. Bendiciones
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