Es un gozo saludarle mi amiga, mi amigo. Gracias a Dios que podemos estar en contacto a través de este medio de comunicación. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el libro de Efesios en la serie titulada: Las Maravillas de la Gracia de Dios. En nuestro último estudio bíblico tratamos acerca del mandato del apóstol Pablo en el sentido de ser llenos del Espíritu Santo. No es una opción para el creyente, sino un mandato. Si no obedecemos estamos en pecado. Una de las evidencias de un creyente lleno del Espíritu Santo es una vida de sumisión a los demás. Sobre esto trata el estudio bíblico de hoy.
Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en el libro de Efesios capítulo 5 versículos 21 a 24. En esta porción bíblica vamos a encontrar cuatro aspectos de la sumisión. Examinemos en primer lugar el mandato a someterse. La sumisión no es una opción para el creyente sino una orden. Efesios 5:21-22 dice: Someteos unos a otros en el temor de Dios.
Eph 5:22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor;
El verbo someterse significa literalmente: Ponerse ordenadamente por debajo de. Es un verbo que se utilizaba mucho en el campo militar, con la idea de ocupar el rango que a un militar le pertenece. Si es soldado, que ocupe el rango de soldado. Si es capitán, que ocupe el rango de capitán. Si es general que ocupe el rango de general. El soldado no debe ocupar el rango ni de capitán ni de general de la misma manera que el general no debe ocupar el rango ni de soldado ni de capitán. Notemos que el mandato de Pablo es universal, para todos los creyentes. Bueno mencionarlo porque existe la idea equivocada que la sumisión es exclusivamente para las esposas, cuando la Biblia es clara al manifestar que la sumisión es para todo creyente en general. Someteos unos a otros en el temor de Dios dice Efesios 5:21. Por supuesto que la manera de sumisión difiere entre las diversas relaciones. Por ejemplo, la esposa se somete al esposo respetando el cariñoso liderazgo de él, pero el esposo se somete a la esposa satisfaciendo las necesidades de ella. Los hijos se someten a los padres en obediencia, pero los padres se someten a los hijos no provocándoles a ira. Hay hogares donde esposo entiende la sumisión de la esposa, pero no tiene idea de lo que quiere decir someterse a las necesidades de ella ni sacrificarse a sí mismo por ella. Un esposo así ha perdido el sentido de lo que significa Efesios 5:21, en donde todos los creyentes somos llamados a someternos de alguna manera a los demás en el círculo de nuestras relaciones. El mandato a someternos unos a otros viene a ser un resultado de nuestra obediencia reverente a Dios. Por esto el apóstol Pablo ha añadido la frase en el temor de Dios. Dentro de esta mutua sumisión, entonces, las casadas deben estar sujetas a sus propios maridos. ¿Significará esto que la esposa es inferior de alguna manera a su esposo? Enfáticamente no. Gálatas 3:28 dice: Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
No hay ciudadanos de segunda clase en el reino de los cielos. Ante Dios todos somos lo mismo en esencia. El varón no es superior a la mujer. El esposo no es superior a la esposa. La mejor ilustración de esto la encontramos en 1 Corintios 11:3, en donde se expresa en forma muy gráfica lo siguiente: Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.
¿Quiere decir Pablo que Dios es superior a Cristo? En ninguna manera. ¿En qué forma entonces Dios es la cabeza de Cristo? Nunca en esencia, sino en función o rol. El mismo razonamiento se aplica a la sumisión de la esposa al esposo. Para que la relación matrimonial pueda funcionar de una manera armónica, sin perder su dignidad, la esposa toma la posición de someterse a la dirección de su esposo. El asunto no tiene que ver con inferioridad o superioridad. La sumisión en el matrimonio es algo mutuo. Ella se somete a seguirle, él se somete a dirigirla. La sumisión es a sus propios maridos, según el texto. En esta frase hay un sentido de devoción especial, el esposo es de ella, por lo cual la esposa corresponde gustosamente en sumisión a su propio marido. Vemos en segundo lugar la manera de someterse. La manera en que la esposa se somete al esposo está dada por la frase “como al Señor” en Efesios 5:22. Esto es importante, porque indica la única manera por la cual una esposa puede someterse a su esposo. La idea de la frase es: Así como una esposa se somete a Cristo, debe también someterse a su esposo. Cuando una esposa se somete primeramente a Cristo, no le va a ser muy difícil someterse a su propio marido en todo. En tercer lugar, tenemos el motivo para someterse. Efesios 5:23 dice: porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.
Así como Cristo es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, el esposo es la cabeza del cuerpo que es la esposa. La esposa por tanto debe ser guiada por su esposo. Muchas esposas dirán: Pero esto es degradante para la mujer. Por el contrario, cuando un cuerpo no responde a los impulsos de su cabeza, eso sería degradante. Imaginemos por un instante que de pronto su cuerpo se niega a responder a las órdenes de su cabeza. Eso sería algo denigrante. Pero cuando su cuerpo responde adecuadamente a los impulsos emanados de su cabeza, entonces hay armonía. Igualmente es degradante cuando esposa se niega a someterse al liderazgo amoroso del esposo y es edificante cuando la esposa se somete gustosamente al liderazgo amoroso de su esposo. En cuarto lugar, vemos el modelo de la sumisión. Efesios 5:24 dice: Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.
El modelo para la sumisión de la esposa al esposo, es la iglesia en sumisión a Cristo, su Salvador. Cuando Cristo murió en la cruz dijo: Consumado es. Esto significa: Todo está terminado. Todo lo que el hombre necesita hacer para ser salvo es apropiarse de esta obra perfecta de Cristo. Asimismo debe ser en cuanto a la sumisión de la esposa al esposo. El esposo se sacrifica por la esposa. Todo lo que la esposa necesita hacer para sentirse segura y con significado en la vida es someterse a él. Finalmente, el versículo 24 dice que las esposas deben estar sujetas en todo. Sólo hay una excepción. Si el esposo pide a la esposa hacer algo en desobediencia a Dios, entonces ella tiene que decir a su esposo lo que Pedro y otros apóstoles dijeron a las personas que estaban exigiendo que no prediquen el evangelio. Hechos 5:29 dice: Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.
Pero fuera de esto, la esposa debe someterse en todo. Muchas esposas no tienen problema para someterse a sus esposos en los asuntos que ellas consideran superficiales, pero tienen mucho problema en someterse a sus esposos en los asuntos más importantes. Pero la sumisión de la esposa al esposo es en todo. No solamente en lo fácil sino también en lo más difícil. Hemos hablado de sumisión mutua y dentro de esto la sumisión de la esposa hacia su esposo. Sumisión no es sinónimo de esclavitud. La esposa no es alguien que está parada en su casa esperando las órdenes de su esposo. La sumisión de la esposa es un acto voluntario de parte de ella para aceptar el liderazgo amoroso de su esposo. Muchas esposas tienen dificultades en este aspecto de la vida cristiana y como consecuencia hay muchos hogares que hoy por hoy están al borde del desastre. Pero nunca es tarde para rectificar rumbos. Todo este asunto de la sumisión, no sólo por parte de la esposa sino de todos en general tiene un punto de partida. Efesios 5:18 dice: No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,
Es el Espíritu Santo quien hace posible que nos sometamos unos a otros. Sin la ayuda del Espíritu Santo siempre va a aflorar nuestro orgullo deseando someter a los demás por la fuerza y rehusando a cualquier precio someternos a los demás. Que por la gracia de Dios dobleguemos nuestro orgullo para cumplir con lo que nos pide la palabra de Dios.
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