En mi país existe un grupo que dice llamarse cristiano porque predica la palabra de Dios, sin embargo me da la impresión que tiene intereses económicos porque se afanan por buscar adeptos y una vez que lo consiguen les exigen el pago del diezmo argumentando que si no lo hacen están andando en malos caminos o que se han apartado del Señor. Yo entiendo que el diezmo es una muestra de gratitud al Señor por todo lo que él me provee y que en ningún momento es obligatorio. Mi pregunta es: ¿Es correcto lo que está haciendo este grupo?
Gracias por su consulta amigo oyente. Me alegro que Ud., premeditadamente me imagino, ha omitido el nombre del grupo al cual hace referencia su consulta. De esta manera no corremos el riesgo de ser mal interpretados en el sentido de que estamos atacando a un grupo específico.
Me alegro también por el hecho que este grupo esté predicando la palabra de Dios. La palabra de Dios proclamada nunca volverá vacía sino que cumplirá todo lo que Dios quiera, a pesar de la impiedad de los que la proclamen. La palabra de Dios es más grande que los mensajeros de Dios. Gracias a Dios por el deseo que tiene este grupo de ganar almas.
Quiera Dios que esas almas ganadas sean para la gloria de Dios más no para la gloria de ese grupo o de personas dentro de ese grupo. En lo que no puedo alegrarme de ninguna manera es en el hecho que este grupo exija los diezmos de las personas que se adhieren al grupo. Esto le ha conducido a sospechar de los verdaderos motivos de este grupo.
¿Qué es lo que dice la palabra de Dios sobre las ofrendas de los creyentes? Muchas cosas, pero ponga atención a lo que encontramos en 2ª Corintios 9:7 que dice: «Cada uno de como propuso en su corazón: No con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre»
La ofrenda a Dios es un asunto privado entre Dios y el dador de la ofrenda. El dador debe considerar seriamente su responsabilidad de devolver a Dios al menos una parte de lo que Dios le ha dado y en base a esta consideración debe decidir en su corazón dar a Dios no lo que los hombres exijan, sino lo que entre él y Dios han acordado.
Una vez determinada la cantidad, el dador debe ocuparse de la actitud para dar. No es cuestión de dar por dar.
En primer lugar dice que no se debe dar con tristeza. La versión popular dice: No de mala gana. Si Ud. va a dar de mala gana, mejor no dé.
En segundo lugar, no por necesidad. Esto significa no por fuerza o no por obligación, o no para quedar bien ante los hombres o ante los líderes de la iglesia. Esto responde a su inquietud amigo oyente. Esta actitud, es decir el dar no con tristeza ni por necesidad resultará en un dar con alegría, porque Dios ama al dador alegre. Si un creyente da porque le obligan o porque si no da alguien va a pensar que está en malos caminos o se alejado del Señor, de ninguna manera dará con alegría y ese dar puede ser que enriquezca las arcas del grupo pero empobrecerá a los que así den, porque esos fondos no incrementarán el tesoro del dador en el cielo.