Preguntas y respuestas Bíblicas

  • Soy una persona que conoció a Dios y me aparté. Ahora he vuelto a los caminos de Dios y me siento muy triste porque no entiendo por qué Dios se tarda tanto en responder la petición de un esposo, y es que de hecho tengo muchos pretendientes y ninguno me ha parecido adecuado por cuanto son personas que no tienen a Dios en su corazón. ¿Qué debo hacer para esperar tanto sin el cariño de un esposo que me ame de verdad y me respete como Dios dice y sin pecar ante Dios?

    Siento mucho por el tiempo que ha vivido alejada de Dios. Me imagino que habrá comprobado que la felicidad que el mundo da es una felicidad pasajera que sin embargo demanda un elevado precio. Gracias a Dios, como el hijo pródigo, ha vuelto al calor del hogar, de donde jamás debió haberse alejado. Pero ahora está enfrentando una situación que le tiene perpleja. Por bastante tiempo ha estado orando por un esposo, pero hasta ahora el Señor no ha respondido su oración. Nos comparte que ha tenido muchos pretendientes, pero ninguno de ellos conoce al Señor y eso ha impedido que tenga una relación de noviazgo con ninguno de ellos. Primeramente, le felicito por incluir a Dios en el asunto de saber con quién se va a casar. Dios le conoce mejor que nadie y por tanto Dios sabe lo que es mejor. Está bien que esté orando a Dios por un esposo, pero a la par debe perseverar en la palabra de Dios y en la oración. Note lo que dice Salmo 37:4-5 Deléitate asimismo en Jehová,

     Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino,  Y confía en él;  y él hará.

    Mi consejo es que profundice su relación con el Señor por medio de escudriñar su palabra y orar, y de esa manera podrá encontrar su deleite en Él. Cuando eso pase, su mente estará en sintonía con la mente de Dios y sus pedidos serán lo que Dios también quiere y en consecuencia Dios mismo se encargará de responder su oración. Por otro lado, me gustaría aconsejarle que no se obsesione con la idea de casarse. Está bien que desee casarse, y está bien que ore al Señor sobre esto, pero no está bien que haga depender su gozo y su felicidad del hecho de estar casada. Más bien dígale al Señor algo como esto: Señor, mi anhelo es casarme con un hombre que te ame, y también a mí, pero tú, Señor, sabes lo que es mejor para mi vida y yo me someto a tu voluntad para mi vida. Si me das un esposo estaré muy agradecida, pero si no me das un esposo también estaré agradecida, porque, aunque por ahora no lo entienda, esto será lo mejor para mí. Si dice al Señor algo como esto, estará librándose de estar obsesionada con su matrimonio. Además, me gustaría aconsejarle que se involucre en el servicio ferviente al Señor en la iglesia local donde se congrega. Hable con los ancianos o pastores de la iglesia y ofrezca su servicio en lo que sea. Muchos son los casos en los cuales hermanos han encontrado a sus parejas mientras están en el servicio fiel al Señor.

     

  • La Biblia dice que cuando Jesús murió se abrieron los sepulcros y que muchas personas resucitaron. ¿Quiénes eran estas personas? ¿A quiénes se les aparecieron, y a dónde fueron después? ¿Continuaron una vida normal después que resucitaron?

    El pasaje bíblico que trata el tema de su consulta se encuentra en Mateo 27:45-53. Permítame leerlo: Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.  Cerca de la hora novena,  Jesús clamó a gran voz,  diciendo:  Elí,  Elí,  ¿lama sabactani?  Esto es:  Dios mío,  Dios mío,  ¿por qué me has desamparado?  Algunos de los que estaban allí decían,  al oírlo:  A Elías llama éste.  Y al instante,  corriendo uno de ellos,  tomó una esponja,  y la empapó de vinagre,  y poniéndola en una caña,  le dio a beber.  Pero los otros decían:  Deja,  veamos si viene Elías a librarle.  Mas Jesús,  habiendo otra vez clamado a gran voz,  entregó el espíritu.  Y he aquí,  el velo del templo se rasgó en dos,  de arriba abajo;  y la tierra tembló,  y las rocas se partieron;  y se abrieron los sepulcros,  y muchos cuerpos de santos que habían dormido,  se levantaron;  y saliendo de los sepulcros,  después de la resurrección de él,  vinieron a la santa ciudad,  y aparecieron a muchos.

    Así es como Mateo registra lo que sucedió aquel aciago día. Densas tinieblas rodeaban la escena del Gólgota desde el mediodía. A las tres de la tarde el Señor Jesús entregó su espíritu al Padre. El mismo instante acontecieron algunos eventos sobrenaturales. El pesado velo del templo que dividía el lugar santo del lugar santísimo se rasgó en dos, de arriba abajo, indicando que por la obra perfecta de Cristo en la cruz se había abierto el camino al Padre para todo pecador que recibe a Cristo como Salvador. Al mismo tiempo, se produjo un gran terremoto. La tierra se sacudía en convulsión descontrolada. Las rocas de los montes se partieron y como los judíos tenían la costumbre de sepultar a sus muertos en cuevas rocosas y cubrir la entrada con grandes rocas, muchas quedaron expuestas. Mateo relata que se abrieron los sepulcros. Lo maravilloso es que después que resucitó el Señor Jesucristo, muchos santos que habían muerto, resucitaron también y saliendo de sus sepulcros, vinieron a Jerusalén y aparecieron a muchos, como para no dejar duda en cuanto a la autenticidad del milagro. Esto es todo lo que con la autoridad del relato bíblico podemos afirmar. Cuando Mateo habla de los santos se está refiriendo a judíos que antes de morir habían sido perdonados de sus pecados. ¿Cuántos eran? La Biblia no lo revela, pero eran muchos. ¿Quiénes fueron específicamente? No se puede saber, sus nombres no han sido revelados en la Biblia. ¿Qué pasó después con ellos? Pues los intérpretes bíblicos se agrupan en dos bandos. El primero dice que volvieron a morir, al igual que Lázaro, el hermano de María y Marta, quien también resucitó para volver a morir. El segundo dice que estos santos resucitaron con cuerpos glorificados y que en algún momento posterior fueron arrebatados al cielo como una muestra de lo que más tarde sucederá cuando los muertos en Cristo resuciten y sean arrebatados al cielo. No se puede ser dogmático en esto, así que, puede integrarse a cualquiera de los dos bandos. En cuanto a quiénes se aparecieron, no se puede saber con certeza, deben haber sido gente en Jerusalén.

     

  • La consulta para el programa de hoy es de una mujer divorciada, la cual no tiene hijos y ha estado viviendo con sus padres, pero por un desacuerdo con su madre ha decidido salir de la casa de sus padres y vivir sola. Sin embargo, ahora se siente mal porque piensa que ha defraudado a sus padres al dejarles solos. Nos pide consejo.

    Gracias por la oportunidad de aconsejarle sobre este asunto. No nos especifica si es o no creyente. Si lo es, gracias a Dios. Si no lo es, es necesario que reconozca su necesidad espiritual de obtener perdón de sus pecados por medio de recibir a Cristo como su único y personal Salvador. Muy bien. La responsabilidad de los hijos hacia los padres ha sido claramente establecida en la palabra de Dios. Efesios 6:1-3 dice: Hijos,  obedeced en el Señor a vuestros padres,  porque esto es justo.  Honra a tu padre y a tu madre,  que es el primer mandamiento con promesa;  para que te vaya bien,  y seas de larga vida sobre la tierra.

    Se trata de un mandato. Mientras los hijos están bajo el mismo techo de sus padres, están en obligación de obedecer a sus padres, independientemente de la edad de los hijos y de la preparación académica de los hijos. Pero cuando los hijos forman su propio hogar, deben dejar padre y madre y deben unirse a sus cónyuges. Génesis 2:24 dice: Por tanto,  dejará el hombre a su padre y a su madre,  y se unirá a su mujer,  y serán una sola carne.

    En estas circunstancias, los hijos ya no están más bajo la autoridad de sus padres. Pero algo que no cambia, aun cuando los hijos formen su propio hogar, es el honrar a sus padres. Esto de honrar no sólo tiene que ver con respetar o tener en alto concepto a los padres, sino también tiene que ver con apoyar a los padres inclusive económicamente. Por supuesto que cuando los hijos son menores de edad, son los padres quienes satisfacen las necesidades económicas de ellos, pero cuando los padres llegan a la ancianidad y no pueden valerse por sí mismos, es responsabilidad de los hijos el ayudar a los padres inclusive económicamente. Ahora apliquemos estos principios a su caso. Siendo mayor de edad, inclusive divorciada y sin hijos, había estado viviendo en la casa de sus padres. Por tanto, su responsabilidad era someterse en obediencia a sus padres. Por alguna razón hubo desacuerdos con su madre y decidió salir de la casa de sus padres y se fue a vivir sola. Con esto no hay problema, aunque mi consejo sería en el sentido que arregle el conflicto que tuvo con su madre, cualquiera que haya sido. Debe perdonar a su madre, o si es del caso pedir perdón a su madre. Es importante que se reconcilie con su madre. Si desea seguir viviendo sola, puede seguir haciéndolo, pero lo que no debería hacer es ignorar o abandonar a sus padres. Le aconsejo que los visite con frecuencia, que busque maneras para ayudarlos, y si es necesario inclusive provea ayuda económica para ellos. Tal vez en algún momento se sienta inclinada a volver a vivir en la casa de sus padres, con lo cual no habría ningún problema. Si es fiel en honrar a sus padres, estará cumpliendo con lo que la palabra de Dios demanda y no habrá motivo para que se sienta mal por haber defraudado a sus padres.

  • La consulta de hoy es de una joven que está de novia con un joven creyente, quien le ha mentido reiteradamente, le ha hecho quedar mal ante otras personas, le hace sentir que ella es menos que él y que jamás podrá ser feliz con ninguna persona aparte de él. Ella ama sinceramente a su novio, pero le preocupan mucho las actitudes de él, al punto que ha perdido mucho peso y está emocionalmente desecha. Siente que nadie le ama ni siquiera Dios. Nos pide un consejo.

    El noviazgo tiene como propósito que la pareja pueda conocerse espiritualmente y emocionalmente, dejando lo físico para el matrimonio. En su caso personal, tiene evidencias comprobadas de falencias espirituales en su novio. Un hombre espiritual no hará de la mentira un estilo de vida, un hombre espiritual no lastima a la persona que ama haciéndola quedar mal ante otras personas, o hablando mal a espaldas de la persona que ama. Un hombre espiritual evitará considerarse superior a la persona que ama, evitará sentirse tan importante al punto que hace sentir a la persona que ama como que le está haciendo un favor al estar con ella. Un hombre espiritual no se dará aires de grandeza afirmando que la persona que ama no tiene esperanza de ser feliz a no ser que sea por medio de él. Asumiendo que todo lo que ve en su novio es verdadero, a mí me parece que su novio tiene serios problemas espirituales. Obviamente yo no soy Dios para afirmar que su novio no es creyente, pero el fruto de su vida, me deja mucha duda en cuanto a si en verdad es creyente.

    Pero también existen problemas emocionales. Su novio le está maltratando emocionalmente. Como su novio sabe que le ama mucho, está manipulándole, anulando su voluntad. Su novio se cree el mismo Dios cuando piensa que sólo con él puede ser feliz. Solamente Dios es fuente infalible de felicidad. Esta no es una relación sana en lo emocional. La falta de amor de su novio le ha hecho dudar hasta del amor de Dios. Pero Dios le ama como no tiene idea. Sobre la base de todo lo que le he dicho, mi consejo es que no se case con él hasta que no vea cambios importantes en las actitudes de su novio. Hable con él franca y abiertamente y dígale cómo se siente y cuáles son sus preocupaciones.

    Luego tome un tiempo prudencial para ver si se producen los cambios que está buscando. Si se dan esos cambios podría continuar con la relación y casarse con él, pero si no se dan esos cambios será preferible terminar su relación de noviazgo con él. Si esto llegara a pasar, será algo muy duro, pero si Dios le guía a tomar esa decisión, Dios mismo le dará las fuerzas para soportar el dolor. Más vale recibir un solo golpe ahora que tener que vivir toda la vida recibiendo golpes. Le aconsejo también que, durante todo este proceso, busque consejo de los pastores o ancianos de su iglesia. Sería bueno que también tome en cuenta el consejo de sus padres. Si ahora que son solamente novios, su novio actúa de la manera que lo está haciendo, no le quepa la menor duda que si se casa con él, su vida puede llegar a ser un permanente tormento.

     

  • ¿Puede una persona que no es salva, sentir la presencia del Espíritu de Dios y recibir bendiciones sólo con asistir a una iglesia y compartir con cristianos en las reuniones y fuera de ellas? ¿Cómo puede estar realmente segura una persona de su salvación?

    Una persona incrédula no tiene el Espíritu Santo en su vida. Hablando a los creyentes, Pablo les dice lo que aparece en Romanos 8:9: Mas vosotros no vivís según la carne,  sino según el Espíritu,  si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros.  Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo,  no es de él.

    Un incrédulo por tanto no tiene el Espíritu Santo en su vida. Por este motivo, el incrédulo no puede ver el fruto del Espíritu Santo en su vida. A propósito, he evitado usar la palabra “sentir” porque en la vida cristiana las cosas se aceptan o se rechazan por la fe, no por los sentimientos. Un creyente puede no sentirse salvo, pero si ha depositado su fe en la persona y obra del Señor Jesucristo, es salvo, porque eso es lo que dice la palabra de Dios, a pesar que no se sienta salvo. Por otro lado, todo incrédulo recibe bendiciones de Dios, por lo que los teólogos llaman la gracia común. Note lo que dijo el Señor Jesucristo según Mateo 5:43-45 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.

    Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;

    para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

    Allí lo tiene. El Señor Jesús dijo que Dios hace salir el sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Este texto habla de la bendición de ver salir el sol cada día. Sin el sol es imposible que exista vida en este mundo, tanto para creyentes como para incrédulos. Este texto habla también de la bendición que es la lluvia. Sin lluvia este mundo sería un desierto. Al sol y a la lluvia se podría añadir el aire que respiramos, el alimento que consumimos, la ropa que vestimos, la casa donde vivimos, el trabajo que tenemos y tantas otras cosas más. La gracia común, sin embargo, no significa que los que se benefician de ella son automáticamente salvos. Hace falta que el incrédulo reciba a Cristo como Salvador para que la gracia salvífica de Cristo se derrame sobre el incrédulo y llegue a ser salvo. Cuando un incrédulo entra a un templo y recibe bendiciones de Dios, está recibiendo los beneficios de la gracia común, pero eso no le hace salvo. Necesita recibir a Cristo como Salvador para ser salvo. El creyente puede estar seguro de su salvación cuando conoce y sabe lo que dice la palabra de Dios sobre la salvación. Cuando por ejemplo, toma para sí lo que dicen textos como Juan 3:36 donde dice: El que cree en el Hijo tiene vida eterna;  pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida,  sino que la ira de Dios está sobre él.

    Creer en Cristo, lo cual es equivalente a recibirlo como Salvador, resulta en tener vida eterna. Esto es la palabra de Dios y si lo acepto sin reservas, puedo disfrutar de estar seguro de mi salvación.

     

     

  • Estoy confundido, estoy desanimado, no puedo orar, no quiero leer la Biblia y si leo no entiendo, mis pensamientos están todo el tiempo en las mujeres. Necesito su consejo.

    Asumiendo que es creyente, la solución a su problema aparece en Filipenses 4:8. La Biblia dice: Por lo demás,  hermanos,  todo lo que es verdadero,  todo lo honesto,  todo lo justo,  todo lo puro,  todo lo amable,  todo lo que es de buen nombre;  si hay virtud alguna,  si algo digno de alabanza,  en esto pensad.

    Este es el texto lema para mantener bajo control nuestros pensamientos. No tiene sentido adoptar una actitud fatalista al afirmar que no podemos evitar el pensar en cosas que no son loables. El hecho real es que tenemos la capacidad de decidir sobre aquello que va a ocupar nuestra mente, es decir, nuestros pensamientos. El secreto consiste en un acto voluntario de pensar en cosas loables. Un mal pensamiento se saca de la mente cuando entra un buen pensamiento. Una persona no puede abrigar malos pensamientos y pensamientos sobre el Señor Jesús, al mismo tiempo. En la práctica esto funciona de la siguiente manera: Si un mal pensamiento surge en mi mente, lo debo desechar inmediatamente por medio de pensar en la Persona y Obra del Señor Jesucristo. No se necesita de mucha indagación para saber que el versículo de Filipenses 4:8 habla del carácter de la persona del Señor Jesucristo. En Él encontramos todo lo verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, todo lo que es virtuoso, todo lo que es digno de alabanza. Veamos de qué se trata cada una de estas cualidades. Lo verdadero es lo que se encuentra en Dios, en su Hijo el Señor Jesucristo, en el Espíritu Santo y en las Escrituras. Lo honesto significa lo que es digno de respeto. Los creyentes debemos pensar en lo que sea digno de admiración y adoración, es decir en lo sagrado y no en lo profano. Lo justo se refiere a lo que es correcto. El creyente debe pensar en armonía con los estándares divinos de la santidad. Lo puro es todo lo moralmente limpio y sin mancha. Lo amable se refiere a aquello que es agradable. Lo que es de buen nombre es aquello que es considerado como bueno en el mundo, tal como la cortesía, la amabilidad, el respeto a otros. En general, el creyente debe ocupar su mente en pensar en todo aquello que tenga alguna virtud o excelencia moral y en todo aquello que sea digno de alabanza o algo recomendable. Así que, necesita organizar su vida de manera que dedique al menos unos treinta minutos cada día, a leer una pequeña porción de las Escrituras. Trate de ir ordenadamente por alguno de los libros de la Biblia, tal vez el Evangelio de Juan. Tome unos pocos versículos y léalos en voz alta, pausadamente, varias veces, tratando de entender lo que ha leído. Una vez que ha entendido lo que ha leído, escriba un corto resumen en un papel. Luego medite en lo que acaba de escribir. De esta manera, en su mente se irán almacenando los pensamientos de Dios, y poco a poco irán desapareciendo los malos pensamientos. Luego de meditar en esa corta porción de las Escrituras, le sugiero que tome unos minutos para hablar con Dios en oración acerca de lo que ha guardado en su mente en cuanto a las Escrituras.

     

  • ¿Es posible que Dios lleve a alguien a ver el infierno, o el cielo para que nos haga saber cómo es? Si no es posible, entonces ¿cómo entender los testimonios de algunas personas que dicen haber pasado por esto?

    ¿Es posible que Dios lleve a personas a visitar el infierno, o el cielo, para que después nos hagan saber lo que encontraron allí? La respuesta es un no rotundo, por cuanto Dios en su palabra dice que eso no es posible. En la historia sobre el rico y Lázaro, relatada por el Señor Jesús, una vez que ambos murieron físicamente, el rico se encontró en el Hades, un lugar de tormento en fuego y Lázaro fue llevado por los ángeles al seno de Abraham, un lugar de dicha y bendición. En medio de su tormento en fuego, el rico se puso a pensar en todos sus familiares que todavía estaban vivos en el mundo y seguramente le aterrorizó pensar que ellos también podrían llegar al lugar donde estaba él y por eso hizo un pedido. Lucas 16:27-28 dice: Entonces le dijo:  Te ruego,  pues,  padre,  que le envíes a la casa de mi padre,  porque tengo cinco hermanos,  para que les testifique,  a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.

    El rico pidió que Lázaro, el mendigo que estaba en el seno de Abraham, salga de allí y vaya a la tierra a hacer saber cómo es el lugar de tormento llamado Hades. El rico no quería que su familia vaya a ese lugar cuando mueran. Veamos cuál fue la respuesta a este pedido. Lucas 16:29-31 dice: Y Abraham le dijo:  A Moisés y a los profetas tienen;  óiganlos.  El entonces dijo:  No,  padre Abraham;  pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos,  se arrepentirán.  Mas Abraham le dijo:  Si no oyen a Moisés y a los profetas,  tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.

    Es imposible conceder el pedido del rico atormentado en fuego. ¿La razón? Pues porque la familia del rico ya tenía el testimonio de la palabra de Dios, es decir a Moisés, para saber lo que pasa después de la muerte, para saber que cuando se arregla el problema del pecado, al morir se va a un lugar de dicha y bendición, hoy llamado cielo, para saber que si no se arregla el problema del pecado, al morir se va a un lugar de tormento en fuego. El rico atormentado en fuego replicó y dijo: No, padre Abraham, pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Esto parece lógico, ¿verdad? Pero no es lógico para Dios. Por eso la respuesta fue: Si no oyen la palabra de Dios, o Moisés y los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos. Así que, la Biblia ya ha dicho que Dios no va a mandar a alguien que ha visitado el infierno o el cielo para que nos cuente lo que vio, porque la Biblia ya dice como es el infierno y el cielo. Pregunta también: ¿Qué podemos decir entonces de personas que dicen que han ido al infierno y al cielo y han visto tal y cual cosa? Lo único que yo puedo decir es que esta experiencia no tiene ningún fundamento bíblico y por tanto no puede provenir de Dios.

     

  • ¿Qué quiere decir el pasaje bíblico de 1Corintios 11:27 al 34 en cuanto a tomar la Santa Cena indignamente?

    Que tal si damos lectura al pasaje bíblico que se encuentra en 1 Corintios 11:27-34. De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente,  será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.  Por tanto,  pruébese cada uno a sí mismo,  y coma así del pan,  y beba de la copa.  Porque el que come y bebe indignamente,  sin discernir el cuerpo del Señor,  juicio come y bebe para sí.  Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros,  y muchos duermen.  Si,  pues,  nos examinásemos a nosotros mismos,  no seríamos juzgados;  mas siendo juzgados,  somos castigados por el Señor,  para que no seamos condenados con el mundo.  Así que,  hermanos míos,  cuando os reunís a comer,  esperaos unos a otros.  Si alguno tuviere hambre,  coma en su casa,  para que no os reunáis para juicio.  Las demás cosas las pondré en orden cuando yo fuere.

    Pablo, el apóstol, había terminado de establecer el origen y propósito de la cena del Señor y había llegado el momento de mostrar las consecuencias de tomar parte de la cena del Señor de una manera incorrecta. A esto se refiere las palabras: De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. A decir verdad, todos somos indignos de participar de esta solemne cena. En este mismo sentido, somos indignos de cualquiera de las bondades y misericordias del Señor, pero cuando Pablo habla de participar de la cena del Señor indignamente, está hablando de otra cosa. El apóstol no está hablando de nuestra indignidad personal, porque lavados por la sangre de Cristo, nosotros los creyentes podemos acercarnos a Dios en toda la dignidad de su propio Hijo amado. De lo que está hablando es de la conducta indeseable que caracterizaba a la mayoría de los creyentes corintios cuando se reunían para participar en la cena del Señor. Estos creyentes eran culpables de un comportamiento descuidado e irreverente. Actuar así es hacerse culpable del cuerpo y de la sangre del Señor. Al acercarnos a la cena del Señor, debemos preocuparnos primero de juzgarnos a nosotros mismos. El pecado debe ser confesado y abandonado y se debe hacer restitución. Se debe buscar la reconciliación cuando ha habido ofensas de por medio. La idea es que antes de participar de la cena del Señor debemos estar a cuentas con Dios. El comer y beber en una manera indigna, por esconder algún pecado conocido, es equivalente a comer y beber juicio para nosotros mismos, por cuanto no se está discerniendo el cuerpo del Señor. Debemos tomar plena conciencia que el cuerpo del Señor fue dado con la finalidad de que nosotros podamos dejar a un lado el pecado. Pero si seguimos atesorando el pecado, y al mismo tiempo seguimos participando de la cena del Señor, estamos viviendo una mentira. F. G. Paterson dijo: Si participamos de la cena del Señor con pecado no confesado, no estamos discerniendo el cuerpo del Señor que fue molido para que podamos abandonar el pecado. La falla en juzgarnos a nosotros mismos resulta en el juicio de Dios sobre nosotros, no al punto de hacernos perder la salvación, pero sí al punto de sufrir profundamente. Por haber caído en este pecado, algunos de la iglesia en Corinto estaban enfermos y debilitados y otros habían muerto.

     

  • ¿Qué significado tiene la expresión: «ni en silla de escarnecedores se ha sentado», en el Salmo 1:1?

    Gracias por su consulta. Vamos a dar lectura al Salmo 1 en su totalidad para percibir el sentido de las palabras en el primer versículo. La Biblia dice: Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,

    Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,(A)  Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará. No así los malos, Que son como el tamo que arrebata el viento. Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio, Ni los pecadores en la congregación de los justos. Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá.

    El texto está hablando de una persona bienaventurada. El adjetivo bienaventurado significa: Muy dichoso o muy feliz. Siendo así, es muy dichoso o muy feliz el varón que cumple con tres requisitos que aparecen en el primer versículo. El primero, no anduvo en consejo de malos, el segundo, no estuvo en camino de pecadores y el tercero, no se ha sentado en silla de escarnecedores. Su inquietud tiene que ver con el significado de este último requisito. ¿Qué significa esto de no haberse sentado en silla de escarnecedores? Bueno, algo que puede ayudar es mirar como aparece este texto en otras versiones de la Biblia. Por ejemplo, en la Nueva Versión Internacional aparece de la siguiente manera: Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores, ni cultiva la amistad de los blasfemos. Sentarse en silla de escarnecedores, entonces conlleva la idea de cultivar la amistad con los blasfemos. Ahora consideremos como aparece este texto en la edición conocida como Dios Habla Hoy. Dice así: Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni va por el camino de los pecadores, ni hace causa común con los que se burlan de Dios. Ahora miremos como lo traduce la nueva traducción viviente: Qué alegría para los que no siguen el consejo de malos, ni andan con pecadores, ni se juntan con los burlones. Sentarse en silla de escarnecedores, entonces tiene que ver con hacer causa común con los que se burlan de Dios. Con esto podemos tener una idea más clara en cuanto al significado de no sentarse en silla de escarnecedores. La palabra que se ha traducido como “escarnecedores” proviene de una raíz hebrea que significa hacer gestos con la boca, o hacer muecas, hacia algo o hacia alguien, se debe entender hacia Jehová Dios. Sentarse en la silla es la traducción de una frase que en su sentido figurado significa, establecerse o quedarse o hacer morada en algún lugar, normalmente para juzgar, o para poner una emboscada. Con todo esto en mente podríamos decir que la frase “ni en silla de escarnecedores se ha sentado” significa alguien que no se ha asociado o no se ha unido o no ha colaborado con los que se mofan o se burla de la persona de Dios, o de la palabra de Dios o del pueblo de Dios.

     

  • Yo recibí al Señor como mi Salvador. Me han dicho que Él está dentro de mí, que Él vive en mí, pero ¿cómo puedo saber que Él está allí? La verdad es que yo no siento esa paz que Él nos da. No puedo ver su rostro. Quisiera que me ayuden.

    La salvación es un asunto de fe, no de emociones, ni de experiencias que impresionan los sentidos. Si ha recibido al Señor Jesucristo como su único y personal Salvador, entonces es salvo y entre muchas otras cosas más, su cuerpo llega a ser templo del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Esta es una declaración que se lo da como un hecho por la fe. Yo tampoco puedo ver físicamente al Padre en mí, ni al Hijo, ni al Espíritu Santo, pero eso no significa que no estén allí, por cuanto Dios dice que están allí. Si Dios lo dice, yo lo creo y eso pone punto final a cualquier otra discusión. También nos pregunta sobre cómo saber que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo están morando o viviendo en un genuino creyente. Pues por las consecuencias de ello. Así como a un árbol se le conoce por su fruto, el genuino creyente también puede saber que tiene al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo en su vida por el fruto que produce su vida. El apóstol Pablo habló de los cambios que se producen en la vida del genuino creyente. Note lo que dice 1 Corintios 6:9-11 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?  No erréis;  ni los fornicarios,  ni los idólatras,  ni los adúlteros,  ni los afeminados,  ni los que se echan con varones,  ni los ladrones,  ni los avaros,  ni los borrachos,  ni los maldicientes,  ni los estafadores,  heredarán el reino de Dios.  Y esto erais algunos;  mas ya habéis sido lavados,  ya habéis sido santificados,  ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús,  y por el Espíritu de nuestro Dios.

    Dice que no puede ver el rostro ni del Padre, ni del Hijo ni del Espíritu Santo. Pues, el Padre es Espíritu y los Espíritus no tienen cuerpo. No se los puede ver con nuestros ojos físicos. Lo mismo se puede decir del Espíritu Santo. En cuanto al Hijo, Él también mora en su cuerpo en un sentido espiritual y por eso es que no puede ver su rostro con sus ojos físicos. Por último, dice en su consulta que no está experimentando la paz que Cristo da a los que somos de él. Bueno, puede haber varias razones para que esto esté pasando, pero tal vez la más importante sea que no esté obedeciendo lo que dice la palabra de Dios. Para experimentar la paz de Dios es necesario conocer la palabra de Dios y obedecer la palabra de Dios. Note lo que dice Isaías 26:3-4 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera;  porque en ti ha confiado.  Confiad en Jehová perpetuamente,  porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos.

    El pensamiento de Dios está en la palabra de Dios. El creyente debe perseverar en la palabra de Dios. Además, el creyente debe confiar en lo que Dios dice en su palabra. Esto habla de la obediencia. Un creyente que persevera en la palabra de Dios y obedece lo que Dios dice en su palabra, será guardado por Dios en completa paz.