Autor: cris

  • ¿Qué significa mancillar?

    Conozco que la palabra amancillar significa adulterio y fornicación, y que es usada para señalar el pecado de Israel en el Antiguo Testamento. Pero me han dicho que esa palabra también se utiliza para señalar el comportamiento de una pareja que novios que se besan y se acarician. Es decir, he oído que abrazarse y acariciarse entre novios es amancillar. Si esto es así, me gustaría saber si hay alguna referencia bíblica.

    Amancillar es un verbo. Esto significa que denota algún tipo de acción. Amancillar es el acto de manchar o deslustrar la fama o linaje. También significa deslucir o afear o ajar. Puede significar también causar lástima o compasión. El verbo amancillar como tal, aparece únicamente en el Antiguo Testamento, al menos en la versión Reina Valera Revisión 1960. Se usa para hablar de la relación sexual pre matrimonial de Dina, la hija de Jacob. Génesis 34:2 dice que Siquem hijo de Hamor heveo, príncipe de aquella tierra la tomó, y se acostó con ella, y la deshonró. Se dice entonces que Dina fue amancillada. Así aparece en Génesis 34:5 donde dice: Pero oyó Jacob que Siquem había amancillado a Dina su hija; y estando sus hijos con su ganado en el campo, calló Jacob hasta que ellos viniesen. Amancillar también se usa para hablar del terrible pecado de bestialismo. Es decir la relación sexual de un hombre o una mujer con un animal. Levítico 18:23 dice: Ni con ningún animal tendrás ayuntamiento amancillándote con él, ni mujer alguna se pondrá delante de animal para ayuntarse con él; es perversión. Amancillar también se usa para hablar de adulterio. Números 5:12-13 dice: habla a los hijos de Israel y diles: Si la mujer de alguno se descarriare, y le fuere infiel, y alguno cohabitare con ella, y su marido no lo hubiese visto por haberse ella amancillado ocultamente, ni hubiere testigo contra ella, ni ella hubiere sido sorprendida en el acto. Amancillar también se usa para hablar de la sangre derramada de alguien que es asesinado, según Números 35:33. Finalmente, amancillar se usa para referirse al pecado de idolatría de Israel. Jeremías 7:30 dice: Porque los hijos de Judá han hecho lo malo ante mis ojos, dice Jehová; pusieron sus abominaciones en la casa sobre la cual fue invocado mi nombre, amancillándola. Es decir que amancillar significa manchar o deslustrar la fama o el linaje, o deslucir, afear, ajar, causar lástima o compasión, por medio de relaciones sexuales prematrimoniales, bestialismo, adulterio o idolatría. En el Nuevo Testamento no aparece el verbo amancillar, pero aparecen dos palabras muy parecidas. La primera es “mancilla” Permítame leer Hebreos 13:4. La Biblia dice: Honroso sea en todos el matrimonio,  y el lecho sin mancilla;  pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.

    Un lecho sin mancilla o sin mancha, es aquel que está rodeado de santidad. Un hombre con una mujer, quienes previamente se han casado. Un lecho con mancilla es aquel en el cual uno de los dos comete el pecado de fornicación y adulterio. Dios mismos se encargará de juzgar estos pecados. La segunda palabra es “mancillar” que significa lo mismo que amancillar. Aparece en Judas 8 donde dice: No obstante,  de la misma manera también estos soñadores mancillan la carne,  rechazan la autoridad y blasfeman de las potestades superiores.

    Mancillar la carne significa manchar el cuerpo, o cometer todo tipo de pecado, especialmente los pecados de índole sexual. De manera que, amable oyente, la Biblia no necesariamente utiliza el verbo amancillar para hablar de besos y caricias en el noviazgo o enamoramiento. En todo caso, besos y caricias en el noviazgo o enamoramiento no es la voluntad de Dios, porque atenta contra el principio de que los jóvenes deben huir de las pasiones juveniles. 2 Timoteo 2:22 dice: Huye también de las pasiones juveniles,  y sigue la justicia,  la fe,  el amor y la paz,  con los que de corazón limpio invocan al Señor

  • ¿Preparado para la venida de Cristo?

    Estoy casado, pero mi esposa no es creyente y tenemos una pequeña niña. Mirando lo que dice la palabra de Dios y la situación actual del mundo, he llegado a la conclusión que la venida de Cristo está muy cercana. Esto me ha hecho sentir temor porque no estoy preparado para la venida de Cristo, tengo rabia porque ni siquiera podré ver crecer a mi hija y siento tristeza porque tal vez mi esposa no llegue a ser creyente antes de la venida de Cristo. Hermanos, les pido que me ayuden en esto, por favor.

    ​Usted tiene toda la razón al concluir que la venida de Cristo para arrebatar a su iglesia está a la puerta. Podría ser este mismo instante. No existe ninguna profecía que tenga que cumplirse para que venga Cristo a las nubes a llamar a los que somos suyos. Se dice por tanto que el rapto o el arrebatamiento de la iglesia es inminente. Cuando ocurra el rapto, los creyentes, estén vivos o estén muertos, seremos arrebatados y pasaremos a estar con el Señor Jesucristo para siempre, pero los incrédulos se quedarán en la tierra para sufrir siete años de tribulación en los cuales Dios derramará su justa ira sobre el mundo incrédulo. La Biblia nos muestra la actitud que debemos tener los creyentes ante la inminencia de la venida de Cristo para arrebatar a su iglesia. Después de enseñar acerca del rapto o arrebatamiento de la iglesia, note lo que dijo el apóstol Pablo según 1 Tesalonicenses 4:18. La Biblia dice: Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras. Pues eso es justamente lo que yo quiero hacer con usted. Quiero alentarle ante la inminencia de la venida de Cristo para arrebatarnos. Usted dice que está temeroso porque no se siente listo para ese magno acontecimiento. Yo le sugiero que lo mire de otra manera. Cambie ese temor en seguridad. ¿Cómo? Pues preparándose, conociendo más de la Biblia, orando más, venciendo más el pecado, hablando más de Cristo a otros, sirviendo más al Señor en su casa, en su trabajo, en la iglesia local donde se congrega. El temor que siente ante la inminente venida de Cristo se debe a que está flojo en su relación con el Señor. Mejor en su relación con el Señor y verá como Dios pondrá gozo en su corazón con tan solo pensar que la venida de Cristo por su iglesia está a la puerta. Cuando yo era niño, había veces que mi papá y mamá me dejaban sólo en la casa en compañía de mis hermanos. Como es propio de los niños, había ocasiones en que nos peleábamos entre nosotros o simplemente yo hacía algo que mis padres expresamente me habían prohibido. Cuando eso pasaba, me invadía temor ante la cercanía de la hora de regreso de mis padres. Yo sabía que cuando ellos lleguen me tomarían cuentas de mi mal comportamiento y eso me hacía sentir miedo. Pero cuando me portaba bien y obedecía todo lo que ellos me habían dicho, no tenían ningún temor al regreso de mis padres, más bien me sentía alegre porque sabía que mis padres me traerían alguna golosina y si no, la sola presencia de ellos en la casa era motivo suficiente para estar alegre. Así mismo es con Cristo. Si uno no está en buenas relaciones con él, produce temor la inminencia de su venida, pero si uno está en buenas relaciones con él, se siente gozo al saber que está pronto a venir. Así que, amable oyente, le aconsejo que fortalezca su relación con el Señor viviendo en santidad, y le aseguro que su temor se transformará en seguridad. Entre paréntesis, la Biblia promete que todos los creyentes participaremos en el rapto o arrebatamiento, independientemente de si somos fuertes o débiles espiritualmente. Así que, no debe sentir temor de que tal vez tenga que quedarse en la tierra cuando venga Jesucristo a arrebatar a los que somos de él. Por otro lado, usted dice que siente rabia porque si viene Jesucristo hoy mismo a arrebatar a los que somos suyos, usted no verá crecer a su pequeña hija. Esto me hace pensar en un par de novios que no querían que venga Jesucristo a arrebatar a su iglesia antes que se casen. Pero esto es absurdo amable oyente. Estar en la presencia de Jesucristo, ver su rostro cara a cara, será tan majestuoso, tan gratificante, tan extraordinario, que cualquier otra cosa, por más importante que ahora nos parezca, no tendrá ni punto de comparación con eso. La presencia física de Jesucristo hará que aquellas cosas que nos traen gozo en el presente parezcan tan insignificantes. Así que, despójese de su rabia y llénese de santa esperanza porque su encuentro personal con Jesucristo glorificado le hará olvidar cualquier otra cosa que por ahora parece tan necesaria. Por último, usted está sintiendo tristeza porque si Jesucristo viene hoy para llevar a los que somos suyos, su esposa tendrá que quedarse en la tierra para pasar por la tribulación. Pero no se adelante a los hechos. Jesucristo todavía no ha venido a llevar a los que somos suyos y mientras tarde en venir, todavía hay esperanza para su esposa y para todo ser humano que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador. Mientras espera, hable a su esposa de Cristo, muestre los cambios que Cristo está haciendo en su vida, ore con fervor por la salvación de su esposa, y aprenda a gozarse en Cristo, no en las circunstancias, no en las personas, ni siquiera en la salvación de su esposa. Por supuesto que todos queremos que su esposa se salve y oramos por eso, pero su gozo no debe depender de que su esposa sea salva, sino que debe depender de que Dios le ama y le ha otorgado salvación y un día muy pronto se va a encontrar con su Salvador cara a cara. Si mira así las cosas podrá vivir con gozo a pesar que su esposa todavía no ha recibido a Cristo como su Salvador.

  • ¿QUE TRATA DE DECIR CUANDO JESUS PREGUNTA A LOS DISCÍPULOS SI PUEDEN BEBER LA COPA Y EL BAUTIZO QUE JESUS LO HIZO?

    En Mateo 20:20-28. La Biblia dice: Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos,  postrándose ante él y pidiéndole algo.

    Mat 20:21  El le dijo:  ¿Qué quieres? Ella le dijo:  Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos,  el uno a tu derecha,  y el otro a tu izquierda.

    Mat 20:22  Entonces Jesús respondiendo,  dijo:  No sabéis lo que pedís.  ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber,  y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron:  Podemos.

    Mat 20:23  El les dijo:  A la verdad,  de mi vaso beberéis,  y con el bautismo con que yo soy bautizado,  seréis bautizados;  pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda,  no es mío darlo,  sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre.

    Mat 20:24  Cuando los diez oyeron esto,  se enojaron contra los dos hermanos.

    Mat 20:25  Entonces Jesús,  llamándolos,  dijo:  Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas,  y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad.

    Mat 20:26  Mas entre vosotros no será así,  sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,

    Mat 20:27  y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo;

    Mat 20:28  como el Hijo del Hombre no vino para ser servido,  sino para servir,  y para dar su vida en rescate por muchos.

    El pasaje bíblico tiene que ver con la muy humana codicia de honor, poder y fama. Valiéndose de su madre, Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, hicieron conocer al Señor Jesús su deseo de ocupar los lugares de privilegio en el reino que el Señor Jesús había anunciado. Sentarse a la derecha y a la izquierda del Rey significaba ser las personas de mayor confianza del Rey. Ante el pedido, el Señor Jesús comienza por señalar que Jacobo y Juan, no sabían lo que estaban pidiendo. Claro, ellos veían solamente el poder, la fama, la gloria, pero no sabían que no hay gloria sin humillación, no sabían que la cima del poder está precedida del profundo valle de la humillación. Por eso el Señor Jesús hizo la pregunta a Jacobo y Juan: ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? El vaso del cual habla el Señor Jesús, se refiere al vaso de la ira de Dios. Esto lo sabemos porque hablando del inminente castigo que estaba por recibir a causa de pecado del hombre, en lo que se llama la pasión de Cristo, lo cual incluye todo lo que soportó antes, durante y después de su crucifixión, el Señor Jesús dijo lo que registra Mateo en su Evangelio en el capítulo 26 versículo 39 donde dice: Yendo un poco adelante,  se postró sobre su rostro,  orando y diciendo:  Padre mío,  si es posible,  pase de mí esta copa;  pero no sea como yo quiero,  sino como tú.

    El bautismo del cual habló el Señor Jesús se refiere a la inmersión del Señor en el sufrimiento. El verbo bautizar significa sumergir o introducir. Esto queda confirmado por lo que dice Lucas 12:50, texto en el cual, hablando de su pasión en la cruz, el Señor Jesús dijo: De un bautismo tengo que ser bautizado;  y  ¡cómo me angustio hasta que se cumpla!

    Queda claro entonces que la gloria y el honor son el resultado de la humillación. Tal vez sin meditar mucho en lo que estaban diciendo, Jacobo y Juan dijeron al Señor Jesús que estaban dispuestos a saborear la humillación y el sufrimiento con tal de obtener lo que deseaban tan profundamente. Esta fue la razón para que el Señor Jesús les anuncie que conforme a su propia decisión, Jacobo y Juan van a ser humillados y van a sufrir, pero aun así, no es potestad del Señor Jesús el asignar los puestos de mayor honra, poder y gloria en su reino, sino que esta potestad la tiene Dios el Padre y Él ya ha escogido a quienes los va a dar. El Nuevo Testamento registra que en lo que tiene que ver con Jacobo y Juan se cumplió lo que el Señor Jesús les dijo. En Hechos 12:1-2, encontramos la manera como terminó la vida de Jacobo. Dice así: En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarles.

    Act 12:2  Y mató a espada a Jacobo,  hermano de Juan.

    En cuanto a Juan, la tradición dice que fue arrojado a un recipiente con aceite hirviendo y que milagrosamente preservó la vida. En todo caso, el Nuevo Testamento afirma que Juan fue desterrado a una isla desierta llamada Patmos por el sólo delito, entre comillas, de ser un fiel discípulo de Cristo. Se cumplió lo que el Señor Jesús les anunció. Cuando el resto de los discípulos oyeron lo que Jacobo y Juan pidieron al Señor Jesús, se enojaron mucho. ¡Claro! Cada uno de ellos quería también lo que Jacobo y Juan habían pedido. Ante esto, el Señor Jesús dejó esa hermosa enseñanza en cuanto a lo que se conoce como el liderazgo por servicio. Los líderes incrédulos dominan de manera dictatorial, usando poder y autoridad carnal, pero los líderes creyentes deben actuar de manera opuesta. El modelo divino es que los líderes se entreguen a servir a otros, así como lo hizo el Señor Jesús.

  • ¿La Biblia condena el matrimonio entre primos?

    Su inquietud se inscribe dentro de lo que se llama el matrimonio entre parientes cercanos. Al respecto, permítame señalar lo siguiente: La revelación de Dios es progresiva, y en el caso de los matrimonios se lo puede notar con mucha facilidad.

    Cuando Dios creó a Adán y Eva les dio la orden de fructificar y multiplicarse sobre la faz de la tierra. En cumplimiento de este mandato, la Biblia registra en Génesis 5:4 que Adán y Eva tuvieron una familia muy numerosa. Leo este texto: Y fueron los días de Adán después que engendró a Set,  ochocientos años,  y engendró hijos e hijas.

    Muchos piensan erróneamente que Adán y Eva tuvieron solamente tres hijos, Caín el primogénito, Abel a quien asesinó Caín, y Set, el hijo que reemplazó a Abel. Pero la Biblia dice, conforme al texto leído que Adán y Eva engendraron hijos e hijas. ¿Cuántos? No se puede saber, pero imagine cuántos hijos habrán tenido si Adán vivió ochocientos años después de engendrar a Set. Pero detengámonos para la reflexión. Para que la especie humana continúe propagándose, fue necesario que los hijos de Adán y Eva se hayan tenido que casar entre hermanos. Más adelante en el tiempo, además de casarse entre hermanos, seguramente se casaron entre primos o entre tíos y sobrinos. Este fue el caso de Nacor, un tío con Milca, una sobrina. Génesis 11:27-29 dice: Estas son las generaciones de Taré:  Taré engendró a Abram,  a Nacor y a Harán;  y Harán engendró a Lot.

    Gen 11:28  Y murió Harán antes que su padre Taré en la tierra de su nacimiento,  en Ur de los caldeos.

    Gen 11:29  Y tomaron Abram y Nacor para sí mujeres;  el nombre de la mujer de Abram era Sarai,  y el nombre de la mujer de Nacor,  Milca,  hija de Harán,  padre de Milca y de Isca.

    Todas estas uniones fueron permitidas por Dios. En aquel tiempo, la composición genética de los moradores de la tierra era tal que no representaba problema alguno para la descendencia, el casarse entre parientes tan cercanos como hermanos o primos o sobrinos.

    Pero lo interesante del caso es que unos 700 años después, Dios dio a Moisés mandamientos para el pueblo de Israel, entre los cuales había cosas que tenían que ver con el matrimonio. Estos mandamientos establecían restricciones en lo que tiene que ver con el grado de consanguinidad de los contrayentes.

    Observe lo que dice Levítico 18:6; «Ningún varón se llegue a parienta próxima alguna, para descubrir su desnudez. Yo Jehová».

    Este mandamiento incluiría el matrimonio entre primos. Si fuera así: ¿Por qué la Biblia prohibiría este tipo de uniones matrimoniales? Pues la razón no es para coartar la libertad del hombre sino para procurar el bienestar del hombre, por cuanto, a estas alturas de la existencia de la humanidad, la composición genética de los seres humanos se había degradado tanto, que era muy probable que la descendencia de parejas que tienen un parentesco cercano, nazca con serios defectos genéticos. Si este peligro existía cuando Dios dio mandamientos a Moisés, cuánto más hoy en día, cuando vivimos miles de años después. Así que, si nos fundamentamos en el mandamiento del Antiguo Testamento es recomendable no casarse entre primos. El Nuevo Testamento no ordena ni condena el matrimonio entre primos, pero por el antecedente del Antiguo Testamento es preferible evitar el matrimonio entre primos. ¿Para qué correr riesgos que perfectamente pueden evitarse?

  • Soy divorciada y me volví a casar.

    Soy divorciada y me volví a casar. Mi actual esposo también es divorciado. Los dos conocimos al Señor estando ya casados. Alguien nos ha sugerido que ahora que somos creyentes deberíamos separarnos y volver a unirnos con nuestras parejas anteriores. ¿Qué piensa Usted?

    Respeto mucho el criterio de la persona que les ha aconsejado que se separen y vuelvan con sus parejas originales, pero no lo comparto. Por el hecho que el divorcio de los dos ocurrió antes de ser creyentes y el matrimonio entre los dos ocurrió antes de ser creyentes, se aplica en Ustedes el principio bíblico que claramente ha sido mencionado en 1 Corintios 7:24 donde dice: “Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios.” La palabra de Dios es muy sabia al establecer este principio. De otra manera, intentando resolver un problema se crearían muchos otros problemas. El remedio sería peor que la enfermedad. Imagine lo que fuera. Número uno, Ustedes tendrían que divorciarse, lo cual es contrario a la voluntad de Dios. Número dos, cada uno por su lado tendría que intentar rehacer la relación matrimonial con sus primeras parejas. ¿Y si estas parejas ya están casadas otra vez? ¿Tendrían que divorciarse de sus parejas actuales para volver a casarse con Ustedes. Más divorcios que son contrarios a la voluntad de Dios. Número tres, ¿y los hijos si es que los tienen? ¿Con quien se quedan? ¿Con el esposo o con la esposa? Todo esto para que Usted vea que se armaría un tremendo problema para todos. Para evitar este tipo de cosas es que la palabra de Dios dice: Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios. De modo que olvídense de su pasado, sepúltenlo bajo la sangre de Cristo, que les ha lavado de todo su pecado, pasado, presente y futuro y entre los dos busquen crecer en el Señor y agradarle en todo. Dios nunca nos pide que para cumplir con algo de su voluntad tengamos que romper algún principio que él ha establecido en su palabra.

  • Soy divorciada vivo con una pareja pero no nos hemos casado

    Deseo contarle que conocí al Señor luego de mi divorcio y nuevo casamiento con un hombre bueno, quien me ayudó en la crianza de mis hijos, siendo yo joven y abandonada por mi primer esposo. Mi segundo esposo nunca conoció al Señor como su Salvador. Como toda mujer, pensé que mi matrimonio iba a durar toda la vida, pero luego de años de infidelidad por parte de mi esposo, finalmente me abandonó y se fue con otra mujer. Sufrí mucho, y en vez de apoyarme en el Señor, por cuanto estaba muy lejos de él, conocí a otro hombre con quien tengo años de vivir juntos, sin haberme casado. Hemos procreado hijos y nuestro hogar es estable. Hoy por hoy, estoy creciendo mucho en el Señor y reconozco que es necesario normalizar la relación con la persona con quien estoy viviendo. Él hizo una profesión de fe, pero se congrega muy poco en la iglesia. Cada vez que pienso en mi situación, me deprimo bastante. Me siento culpable por haberme divorciado de mi primer marido. Me siento culpable por haberme vuelto a casar con mi segundo marido. Pero más que nada me siento culpable por estar viviendo con un hombre sin haberme casado con él. Lo que estoy viviendo me ha traído mucha discriminación en la iglesia donde me congrego. Quisiera saber lo que dice la palabra de Dios a alguien como yo.

    En cuanto a su pasado, lo único que puede hacer es aprender lecciones para no volver a cometer los mismos errores en el futuro. Me imagino que Usted habrá reconocido su pecado, lo habrá confesado al Señor, y se habrá apartado. Por el testimonio que Dios da en su Palabra, entonces, Usted ha sido perdonada de todo su pecado. Observe lo que dice Isaías 1:18 “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.” Sin importar la magnitud y gravedad de su pecado, si Usted lo ha reconocido y confesado al Señor, el Señor ha lavado su pecado. Usted tiene que aceptar esto por fe. Así como por fe recibió a Cristo como su Salvador, también por fe debe aceptar que todo su pecado ha sido perdonado. ¿Tiene duda de que Usted es salva? Me imagino que no. Entonces ¿Por qué duda que Dios ha lavado totalmente su pecado? Cada vez que experimente esos sentimientos de culpabilidad por algo que ha hecho en el pasado, y por lo cual Usted se ha arrepentido, y lo ha confesado al Señor, Usted debe razonar y llegar a la conclusión que esos sentimientos no provienen de Dios. Si no provienen de Dios, pueden provenir de su propia carne, es decir de Usted mismo o pueden provenir de Satanás, nuestro adversario, quien está muy interesado en anularnos como creyentes por medio de hacernos sentir culpables por los pecados confesados. Sugiero también que evalúe su corazón en relación con las personas que en el pasado le han lastimado de alguna manera. Es muy probable que en su corazón haya rencor o amargura en contra de estas personas. De ser este el caso, es necesario que Usted perdone a todos los que le han ofendido de diversa forma. Perdone a su primer esposo por todo lo que él le hizo. Perdone a su segundo esposo por haberle sido infiel. Perdone a las mujeres que se prestaron para el adulterio de su esposo. No es indispensable que Usted vaya en persona donde esta gente para decirles que les perdona. Lo importante es que les perdone delante del Señor y que decida no pensar más en el daño que le causaron. Es probable que nunca olvide todo lo que le hicieron, pero lo importante es que Usted no busque venganza en contra de ellos y que no hable mal de ellos con otros. Si le ha perdonado ya decida de una vez por todas no volver a hablar más de eso con nadie. En cuanto al presente y al futuro eso es otro asunto enteramente diferente. Seguramente Usted conoce tanto o mejor que yo, que para que un hombre viva junto a una mujer, es necesario que se casen. De otra manera estarán viviendo en adulterio, en su caso, porque Usted es una mujer casada, y en fornicación, en el caso del hombre con quien Usted está viviendo asumiendo que él era soltero cuando se unió a Usted. Yo sé que a quien más le gustaría arreglar esta situación es a Usted. En su carta Usted no menciona los obstáculos que impiden que se case con el hombre con quien está viviendo. Seguramente existen algunas dificultades aparentemente insuperables. Pero recuerde que Dios es experto en imposibles. Clame a Dios con fervor para que en su gracia se halle alguna solución a las dificultades que están impidiendo que Usted se case con ese hombre. Por lo pronto, Usted tiene a su favor el hecho que el hombre con quien Usted está viviendo, ha manifestado su decisión de recibir a Cristo como Salvador. Esto es un gran paso, porque abre el camino para que él sea su esposo sin quebrantar el principio bíblico de no unirse en yugo desigual con el incrédulo. Seguramente Usted habrá considerado detenidamente la posibilidad de separarse del hombre con quien está viviendo, pero eso también conlleva dificultades que parecen insuperables. Casarse es difícil, separarse es igualmente difícil. Quedarse tal como está, no tiene la aprobación de Dios. Es una situación compleja. Mientras aparezca una salida, debe apoyarse en el Señor para soportar la consecuencia de una decisión mal tomada en el pasado. Dentro de esto cae el trato que Usted considera discriminatorio en la iglesia. Me imagino que la discriminación vendrá por el lado que la iglesia no le permitirá bautizarse, seguramente no le permitirán participar en la Cena del Señor, a lo mejor no le permitirán enseñar la Biblia a los niños, o a otras mujeres, etc. Sin el ánimo de justificar esto que Usted considera discriminación, me gustaría rogarle que se esfuerce por mirar las cosas desde el punto de vista del testimonio de la iglesia. Muy probablemente, su situación sea de conocimiento público en la comunidad donde Usted vive, y si la iglesia le bautiza, le permite participar en la Cena del Señor, le permite hacer todo tipo de servicio cristiano, el mensaje que estaría enviando a la comunidad es que la iglesia está de acuerdo con la unión libre. Esto puede ser muy negativo para el testimonio de la iglesia en la comunidad. Los líderes de la iglesia y los miembros de la iglesia deben hacer todo lo que está a su alcance para mantener el buen testimonio de la iglesia en la comunidad, aún cuando eso pueda resultar en algo que Usted considera discriminatorio. Mejor sería que Usted normalice su estado civil con la persona con quien está viviendo y una vez hecho, que participe de todas las responsabilidades y privilegios de los que somos parte de una iglesia local. Por último, me gustaría sugerirle que mantenga estrecho contacto con los líderes de la iglesia, de modo que ellos le asesoren en los pasos necesarios para normalizar su estado civil.

  • ¿Se debe cumplir en la actualidad con lo que está establecido en Levítico 12: 1-7?

    Vamos a leer este pasaje bíblico. Dice así: “Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: La mujer cuando conciba y dé a luz varón, será inmunda siete días: conforme a los días de su menstruación será inmunda. Y al octavo día se circuncidará al niño. Mas ella permanecerá treinta y tres días purificándose de su sangre; ninguna cosa santa tocará, ni vendrá al santuario, hasta cuando sean cumplidos los días de su purificación. Y si diere a luz hija, será inmunda dos semanas, conforme a su separación, y sesenta y seis días estará purificándose de su sangre. Cuando los días de su purificación fueren cumplidos, por hijo o por hija, traerá un cordero de un año para holocausto, y un palomino o una tórtola para expiación, a la puerta del tabernáculo de reunión, al sacerdote; y él los ofrecerá delante de Jehová, y hará expiación por ella, y será limpia del flujo de su sangre. Esta es la ley para la que diere a luz hijo o hija.” Aun cuando el nacimiento de un hijo o de una hija era una ocasión de regocijo, sin embargo era necesario pensar en que la criatura recién nacida traía la mancha de pecado. Por eso, la madre tenía que abstenerse de participar en cualquier rito religioso por cuarenta días si daba a luz varón, o por ochenta días si daba a luz mujer. Pasado este tiempo tenía que traer un holocausto y una ofrenda por el pecado. Esto estuvo en vigencia solamente para el pueblo de Israel y mientras la ley de Moisés estuvo en vigencia. Pero con la venida de Jesucristo, la ley de Moisés quedó abrogada, de modo que esto ya no está en vigencia para la iglesia de Cristo.

  • ¿Es correcto obligar a los creyentes a ayunar?

    ¿Es correcto que los pastores pidan que se pongan de pie en el culto los que han ayunado? ¿Es correcto que los pastores pidan en público que se pongan en pie los que van a ayunar determinado día?

    El ayuno es básicamente abstenerse de ingerir alimentos. El ayuno puede ser voluntario, cuando alguien en uso de su libre voluntad decide ayunar, o puede ser involuntario como lo que experimentaron las personas que estaban en la embarcación que naufragó y en la cual también estaba Pablo. Hechos 27:33-34 dice: “Cuando comenzó a amanecer, Pablo exhortaba a todos que comiesen, diciendo: Este es el decimocuarto día que veláis y permanecéis en ayunas, sin comer nada. Por tanto, os ruego que comáis por vuestra salud; pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá.” Este fue un ayuno involuntario. Cuando uno mira al ayuno en el Nuevo Testamento encontrará que el ayuno está principalmente asociado con la tristeza por alguna situación difícil, como el luto por ejemplo. Mateo 9:14-15 dice por ejemplo: “Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.” El ayuno también está asociado con la oración en el Nuevo Testamento. Cuando Pablo y Bernabé constituyeron ancianos en las iglesias de Galacia, era necesario encomendarlos al Señor. Observe como lo hicieron. Hechos 14:23 dice: “Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído” El ayuno acompañó a la oración en señal de seriedad en el discernimiento de la voluntad de Dios. Algo que debe quedar muy en claro es que el ayuno no sirve en absoluto para otorgar mérito a un pecador para que por medio de ello encuentre salvación. El ayuno por sí solo tampoco sirve para granjearse al favor de Dios. Ponga atención a este parábola relatado por el Señor Jesucristo. Se halla en Lucas 18:9-14 donde dice: “A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.” Allí lo tiene amable oyente. El fariseo era un ayunador empedernido. Sin embargo no halló ningún favor de Dios, porque su actitud para ayunar era incorrecta. En este punto, bien vale dar una mirada a la actitud correcta para ayunar. Existen dos pasajes bíblicos que hablan claramente sobre esto. El primero se encuentra en el Antiguo Testamento. Isaías 58:3-7 dice: “¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores. He aquí que para contiendas y debates ayunáis, y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto. ¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamarás esto ayuno, y día agradable a Jehová? ¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?” La gente en la época de Isaías, reclamó a Dios por no aceptar sus ayunos. Dios dio sus razones para eso. El problema era que la gente no tenía la actitud correcta para ayunar. Esta gente estaba ayunando para buscar su propia conveniencia, para manipular a la gente que trabajaba para ellos. Ayunaban para contiendas y debates. Es decir que ayunaban para mostrar a otros cuan espirituales eran. Ayunaban también como una arma para atacar a otras personas. Estaban publicando que ayunaban por medio de andar con el rostro demacrado y con la vestimenta que comunique a todos que estaban ayunando. Dios no acepta el ayuno cuando el corazón del que ayuna tiene estas actitudes. La actitud que Dios busca en el corazón del que ayuna es el arrepentimiento genuino de las malas obras, cualquiera que sean, arrepentimiento manifestado en obras como abandonar el pecado, la opresión a otros y la ayuda a los necesitados. De modo que, amable oyente, de nada sirve ayunar días o semanas si el corazón del que ayuna no es recto para con Dios. Jamás debemos pensar que porque ayunamos, Dios se va a hacer de la vista gorda de nuestra vida de pecado. El segundo pasaje bíblico que me gustaría citar para ver cual es la actitud que Dios busca en el corazón de los que ayunan se encuentra en el Nuevo Testamento, en Mateo 6: 16-18 donde dice: “Cuando ayunes, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.” Lo que más sobresale en este pasaje bíblico es el carácter privado del ayuno. Es un asunto entre Dios y el que ayuna. Cuando los fariseos de la época de Jesús ayunaban, se aseguraban muy bien de publicar que estaban haciéndolo. Cuando ustedes ayunen, dice Jesús, no pongan cara triste, como los hipócritas, que aparentan tristeza para que la gente vea que están ayunando. Más bien, laven su cara y arréglense bien para que la gente no note que están ayunando. Solamente lo notará su Padre que está en lo oculto, y su Padre que ve en lo oculto les dará su recompensa. Es obvio el carácter privado del ayuno. No es algo que se debe hacer para que otros lo sepan. Esto contesta su inquietud amable oyente. Los ancianos o pastores en las iglesias locales deberían evitar cualquier práctica o acción que conduzca a los creyentes a hacer notar a otros que están ayunando o que se disponen a ayunar. Lo que deberían hacer mas bien, es enseñar acerca del ayuno, especialmente lo que se refiere a la actitud del corazón para ayunar. El Nuevo Testamento no ordena ayunar, pero varios personajes del Nuevo Testamento lo hicieron. Jesús lo hizo, los apóstoles lo hicieron, Pablo lo hizo. El ayuno es una forma de humillarse voluntariamente delante de Dios. El ayuno aclara y libera nuestras mentes para entender lo que Dios está diciendo a nuestro espíritu, trae avivamiento personal y agrega poder a nuestras oraciones. El ayuno no hace que Dios automáticamente conteste nuestras oraciones, pero nos da la oportunidad de concentrarnos en adorar, pedir perdón y dar a conocer nuestras peticiones.

  • ¿Es malo realizar actividades sociales como parte del programa anual de actividades en una iglesia local?

    ¿Por qué va a ser malo? La palabra de Dios enseña que cualquier cosa que hagamos para glorificar el nombre de Cristo es bueno. El nombre de Cristo no solamente es glorificado en una reunión de alabanza o de oración o de predicación. Perfectamente también puede ser glorificado en otras actividades como un paseo, en un almuerzo, en una cena, en una actividad deportiva, etc. La iglesia local debe ser un lugar atractivo, donde los creyentes se sientan a gusto y puedan con libertad invitar a sus amigos incrédulos. No es correcto el modo de pensar que la iglesia local debe tener un ambiente de funeraria. ¿Por qué? Dejemos ya de comunicar la imagen que ser creyente es sinónimo de ser aburrido. Por ejemplo, en las reuniones juveniles debería haber un ambiente tal, que el incrédulo se sienta atraído a participar, pero si los jóvenes de la iglesia están todos con sus caras largas y como si estuvieran en la estratosfera, ¿qué incrédulo va a estar interesado en ser parte de un grupo así? La iglesia debe aprovechar cada oportunidad para ministrar a la totalidad del hombre. El hombre no es solo espíritu para darle solo alimento espiritual. El hombre también tiene necesidades emocionales y físicas y la iglesia local debe hacer todo esfuerzo para atender también estas necesidades. Qué gran ejemplo que nos dio una iglesia en las cercanías de Manhatan. El día aciago cuando un atentado terrorista destruyó las torres gemelas matando a tanta gente, y los que quedaron vivos tenían que regresar a pie a sus casas porque no había transporte público, esta iglesia sacó a la calle varias mesas, con refrescos y toallas húmedas para ayudar a la gente que agobiada por el sol caminaba hacia sus casas. Era una obra social que abrió las puertas para consolar, y compartir la palabra de Dios con otros. La iglesia no debe ocuparse solo de lo social ni solo de lo espiritual. El sano equilibrio es lo importante.

  • ¿Es malo usar técnicas de Administración en la iglesia local?

    Filipenses 1:1 dice: “Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos.” Según lo que dice este texto, en la iglesia local existen tres grupos de personas. Los santos, o creyentes redimidos por la sangre de Cristo, los obispos, también llamados pastores o ancianos, y los diáconos. Los obispos y diáconos tienen que saber cómo conducirse en la iglesia, ya sea para enseñar, exhortar o cualquier otra actividad. Dios en su gracia ha levantado a algunos creyentes dentro de una iglesia local para que se ocupen de la tarea de administrar. Note lo que dice 1 Corintios 12:28, hablando de los dones espirituales: “Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayuda, los que administran, los que tienen don de lenguas.” Allí lo tiene, Dios ha puesto en la iglesia algunos que administran, son los que tiene el don de la administración. Un creyente que posee el don de administración hará todos esfuerzo posible para sacar ventaja de todo lo que está a su alcance para que su administración sea efectiva. No es indispensable que los administradores en una iglesia local sean graduados en las ciencias de la Administración, pero sin lugar a dudas que estudiar esta ciencia ayudará en mucho a los que tienen el don de administración para ser más efectivos en la administración de la iglesia local. Al decir esto, no estoy diciendo que la iglesia local debe ser manejada como una empresa secular. Pero existen principios de administración que pueden ser útiles tanto para una empresa secular como para una iglesia local. Solo a manera de ejemplo, piense en la contabilidad, que es parte de toda buena administración. Una empresa secular no puede subsistir sin un sistema contable confiable y transparente. La iglesia local también necesita de un sistema contable confiable y transparente. Usted no se imagina la cantidad de problemas que se ahorrarían las iglesias, si tan solo hubiera alguien que esté en capacidad de manejar correctamente las finanzas en la iglesia local. No olvide que el área de finanzas ha sido uno de las principales fuentes de conflicto en las iglesias locales. Así que, no hay nada de malo en usar técnicas de administración en una iglesia local. Mas bien se debe alentar su uso.