Autor: cris

  • ¿Acaso Cristo fue desobediente y tuvo que aprender a obedecer?

    En Hebreos 5:8 se habla de que Cristo aprendió la obediencia, en Filipenses 2:8 dice que Cristo Jesús se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte. ¿Acaso Cristo fue desobediente y tuvo que aprender a obedecer?

    Para responder su consulta es necesario introducirnos en el maravilloso y a la vez insondable asunto de la humanidad y deidad del Señor Jesucristo. La Biblia presenta al Señor Jesucristo como una persona singular, en quien se funden dos naturalezas, la divina y la humana, de modo que él es 100% Dios y a la vez 100% hombre.

    Como humano, tuvo un cuerpo humano, nació de una mujer. Su cuerpo tuvo que desarrollar y crecer en todo sentido, fue visto y palpado por los hombres. La única particularidad en cuanto a esto es que él nunca tuvo pecado. Tenía alma y espíritu de hombre. Estaba sujeto a las limitaciones propias de la humanidad. Tuvo hambre, tuvo sed, se fatigó, lloró y fue tentado. Tuvo nombres humanos, como Hijo del Hombre, Jesús, Hijo de David. Como hombre inclusive murió.

    Como Dios, usó nombres que pertenecen exclusivamente a la deidad, como Dios, Hijo de Dios, Señor, Rey de Reyes y Señor de señores. Como Dios manifestó atributos divinos, tales como omnipotencia, omnisciencia, omnipresencia, como otorgar vida, como inmutabilidad y verdad. Su deidad quedó manifestada por las obras que hizo, como creador, como sustentador, como perdonar pecados, resucitar muertos, juzgar y enviar el Espíritu Santo. Como Dios fue adorado, tanto por los ángeles como por los humanos. Como Dios está en el mismo plano que las otras personas de la trinidad, el Padre y el Espíritu Santo.

    Con esto en mente, su consulta tiene que ver con textos como Hebreos 5:8. Para tomar en cuenta el contexto vamos a leer el pasaje bíblico que se encuentra en Hebreos 5:7-10. La Biblia dice: “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen; y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.”

    Lo que está haciendo el autor de Hebreos es demostrar que Jesucristo es legítimo sacerdote por cuanto ha sido llamado por Dios, por cuanto ha sido tomado de entre los hombres y por cuanto cumple con todos los requisitos para ser sacerdote. En Hebreos 5:7 se nos muestra que Cristo no solamente es el santo Hijo de Dios; sino que también es un perfecto hombre. Para probarlo, el autor de Hebreos hace referencia a la variedad de experiencias humanas por las cuales Cristo pasó en los días de su carne. Como hombre, cuando Cristo estaba en Getsemaní, ofreció ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte. Esto habla de un hombre en total dependencia quien vive en obediencia a Dios y comparte todas las emociones humanas que no están relacionadas con el pecado. La petición de Cristo no tenía que ver con que Dios no permita que muera en la cruz, por cuanto Cristo vino al mundo justamente para morir en la cruz. La petición de Cristo tiene que ver con que su cuerpo no sea retenido por la muerte. Esta oración fue contestada cuando Cristo resucitó de entre los muertos. Cristo fue oído a causa de su temor reverente.

    En Hebreos 5:8 seguimos frente a frente con el misterio de la encarnación de Cristo. Aunque Cristo era Hijo, el único y unigénito Hijo de Dios, a pesar de ello, aprendió la obediencia por lo que padeció. No es que Cristo era desobediente y tuvo que aprender a obedecer a golpe de sufrimiento. Nada de esto. Lo que sucedió fue que la entrada del Hijo de Dios en este mundo como Hombre implicó que experimente cosas que de ninguna manera hubiese experimentado si hubiera permanecido en el cielo. Cada mañana Cristo tenía que poner oído a las instrucciones de su Padre. Cristo aprendió la obediencia experimentalmente como el Hijo que está siempre sujeto a la voluntad de su Padre.

    Solamente así, habiendo sido perfeccionado, Cristo vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen. No es que Cristo fue imperfecto y en algún momento llegó a ser perfecto. Nada de eso. Sino que Cristo jamás hubiera llegado a ser nuestro perfecto Salvador si se hubiera quedado en el cielo, pero por medio de su encarnación, muerte, sepultura, resurrección y ascensión, Cristo completó la obra que era necesaria para salvarnos de nuestros pecados.

    De manera que por ser llamado por Dios, por ser tomado de entre los hombres y por cumplir con los requisitos para ser sacerdote, el Señor Jesucristo es un perfecto sacerdote, no según el antiguo orden de Aarón, sino según un nuevo orden, el de Melquisedec.

    Veamos ahora lo que tenemos en Filipenses 2:8. Para respetar el contexto leamos los versículos 6 al 8 del capítulo 2 de Filipenses. La Biblia dice: “el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo; haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”

    Cada sección de este pasaje bíblico describe la humillación del Hijo de Dios en forma humana. No estaba solamente dispuesto a dejar la gloria celestial, sino que se despojó a sí mismo. No conforme con eso, tomó la forma de esclavo. No sólo se hizo hombre sino que se humilló a sí mismo. Más bajo no podía descender. La profundidad de su humillación voluntaria se hace patente por el hecho que se hizo obediente hasta la muerte. Esto es asombroso, estuvo listo a obedecer aún si para eso tuviera que perder la vida. ¡Qué extraordinario! Pero eso no es todo. Por obedecer inclusive estuvo dispuesto a morir de la manera más indigna que se pueda imaginar. La muerte de cruz. Esta forma de morir estaba reservada para los peores malhechores. Pero la obediencia del Hijo de Dios a la voluntad de su Padre fue tal que estuvo dispuesto a sufrir esta vergonzosa muerte. De esto es lo que habla Pablo cuando al referirse al Hijo de Dios en forma humana dice que se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y hasta la peor de las muertes, la muerte de cruz.

    Todo, ¿por qué? Fue por amor. Desafío evangelístico.

  • ¿Cuál de estas dos religiones, la evangélica o la de los Testigos de Jehová es la correcta?

    Desde Puerto San José, Escuintla Guatemala, nos escribe Santiago. Conoce algo sobre los evangélicos, no muy bueno que digamos, debido a los pleitos, divisiones y desacuerdos entre ellos, y últimamente ha estado siendo visitado por un miembro de los Testigos de Jehová, quien le ha dicho que no existe rapto de la iglesia y que Jehová va a establecer su reino en la tierra. Nos pregunta: ¿Cuál de las dos religiones está en la verdad? ¿Dónde se va a establecer el reino de Dios, en el cielo o en la tierra.

    Triste que algunos evangélicos actúen de tal manera que en lugar de atraer a otros hacia Cristo, más bien los alejan de él. Las peleas, divisiones y desacuerdos atentan contra el espíritu de armonía que debe existir en el cuerpo de Cristo que es la iglesia. No se debe olvidar sin embargo que no todo evangélico pertenece al Señor o es salvo o es parte del cuerpo de Cristo. Ser evangélico significa haber adoptado la religión evangélica, pero si eso no va acompañado de la decisión personal de haber recibido a Cristo como Salvador, no sirve de nada. Se tendrá una religión pero no una relación personal con Dios por medio de Cristo.

    Por otro lado, la secta falsa conocida como Testigos de Jehová adolece de graves errores doctrinales. Entre ellos, tal vez el peor, es que los Testigos de Jehová no reconocen que Jesucristo es Dios sino una mera creación de Dios. Por esta sola causa, sin mencionar siquiera la cantidad de otros errores doctrinales, a los Testigos de Jehová se aplica lo que dice 2 Juan 9-11 donde dice: “Cualquiera que se extravía, y no persevera en al doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! Participa en sus malas obras.”

    En cuanto al estado eterno de los creyentes, la Biblia claramente enseña que es en el cielo, no en la tierra. Filipenses 3:20 dice: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo.”

    En relación con que si la iglesia de Cristo va o no va a ser arrebatada al cielo, la Biblia enseña con absoluta claridad que está muy cercano el tiempo cuando la iglesia de Cristo va a ser arrebatada. 1 Tesalonicenses 4:17 dice: “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

    ¿Cuál de estas dos religiones, la evangélica o la de los Testigos de Jehová, garantiza el perdón de pecados y la vida eterna? La respuesta es ninguna, porque el perdón de pecados y la vida eterna no resulta de profesar una religión sino de haber recibido por la fe a Cristo Jesús como Salvador.

  • ¿Existe hoy en día la unción sobre un creyente? ¿Cómo y dónde se puede recibir este beneficio?

    La palabra unción aparece 25 veces en el Antiguo Testamento y la mayoría de las veces está relacionada con el aceite que se utilizaba para consagrar a los objetos dentro del tabernáculo y a los sacerdotes que ministraban en él. Observe lo que dice Éxodo 30 22-30 “Habló más Jehová a Moisés diciendo: Tomarás especias finas: de mirra excelente quinientos ciclos, y de canela aromática la mitad, eso es, doscientos cincuenta, de cálamo aromático doscientos cincuenta, de casia quinientos, según el ciclo del santuario, y de aceite de olivas un hin. Y harás de ello el aceite de la santa unción; superior ungüento, según el arte del perfumador, será el aceite de la unción santa. Con él ungirás el tabernáculo de reunión, el arca del testimonio, la mesa con todos sus utensilios, el candelero con todos sus utensilios, el altar del incienso, el altar del holocausto con todos sus utensilios, y la fuente y su base. Así los consagrarás, y serán cosas santísimas; todo lo que tocare en ellos, será santificado. Ungirás también a Aarón y a sus hijos, y los consagrarás para que sean mis sacerdotes.”

    Como habrá notado, la palabra unción se usa en referencia al aceite perfumado que se usaba exclusivamente para consagrar el tabernáculo con sus utensilios y también a los sacerdotes. En Salmo 89:20 existe una referencia en cuanto a que David fue ungido con la santa unción. Tiene que ver con la ocasión cuando David fue ungido como rey.

    En Isaías 10:27 aparece también la palabra unción, y está relacionada con la exclusividad del pueblo de Israel como pueblo escogido por Dios. Aparte de esto, no existe ningún otro uso de la palabra unción en el Antiguo Testamento.

    Ahora bien, todo lo que se realizaba en el tabernáculo y posteriormente en el templo de Jerusalén, en la época del Antiguo Testamento, es un cuadro o un símbolo de alguna realidad en el Nuevo Testamento. En el caso de la unción, esto fue figura de la presencia permanente del Espíritu Santo en la vida de un genuino creyente. Esto lo sabemos por el uso de la palabra unción en el Nuevo Testamento.

    La palabra unción aparece solamente por tres ocasiones en el Nuevo Testamento. Y en cada una de esas ocasiones se refiere a la presencia permanente del Espíritu Santo en la vida de un genuino creyente. Examinemos las ocasiones en las que aparece la palabra unción en el Nuevo Testamento. Por primera vez aparece en 1 Juan 2:20 donde leemos lo siguiente: “Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.” Este versículo aparece en el contexto de la obra perniciosa de los falsos maestros en las iglesias. Para reconocer la falsa doctrina proclamada por los falsos maestros, Dios ha dado a los genuinos creyentes la unción del Santo. Esto se refiere a la presencia permanente del Espíritu Santo en la vida de un genuino creyente. El Espíritu Santo residiendo o morando permanentemente en la vida de un genuino creyente capacita a ese genuino creyente para que discierna la verdad del error proclamado por los falsos maestros. La segunda y tercera vez que aparece la palabra unción en el Nuevo Testamento es en un solo versículo. 1 Juan 2:27 dice lo siguiente: “Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.” Este versículo también está dentro del contexto de las obras de los falsos maestros y la manera como los genuinos creyentes podemos estar en guardia ante sus falsas enseñanzas. La unción que los creyentes hemos recibido de él, es la presencia permanente del Espíritu Santo en nuestras vidas. Esto nos permite discernir la verdad del error proclamado por los falsos maestros.

    Aparte de estas tres ocasiones, no existe ninguna otra mención de la palabra unción en el Nuevo Testamento.

    Seguramente habrá notado que la unción fue dada a todo genuino creyente el momento que recibió a Cristo como Salvador y a partir de ese momento el creyente tiene la unción para siempre. Esta es la razón por la cual en ninguna parte del Nuevo Testamento se ordena, ni siquiera se sugiere, que los creyentes debemos buscar la unción. Esto es porque todo genuino creyente tiene la unción desde el mismo instante que recibe a Cristo como Salvador.

    De manera que, dar a la unción un nuevo significado, como el que muchos lo dan hoy en día, haciéndolo equivalente a una especial capacidad para hacer obras supuestamente sobrenaturales, es un error por cuanto la unción en el Nuevo Testamento significa simple y llanamente la presencia permanente del Espíritu Santo en la vida de un genuino creyente. Si usted es un genuino creyente, no busque la unción, porque ya la tiene. Busque más bien vivir en sumisión a la unción que ya tiene, es decir a la guía y control del Espíritu Santo y verá que su vida manifiesta el fruto del Espíritu Santo, porque estará lleno del Espíritu Santo.

  • ¿Cómo demostrar que la Biblia que usamos los evangélicos no es una traducción adulterada?

    En una conversación con unos testigos de Jehová, me dijeron que nosotros, los evangélicos, somos inicuos porque hemos adulterado la Biblia de tal manera que apoye la doctrina de la trinidad, la doctrina de la deidad de Cristo, y la doctrina de la personalidad y deidad del Espíritu Santo. ¿Cómo demostrar que la Biblia que usamos los evangélicos no es una traducción adulterada? ¿Cómo se demuestra la doctrina de la trinidad?

    Aunque en la actualidad existen varias traducciones de la Biblia en Español, la traducción de Reina revisada de Valera sigue siendo la que mayor acogida tiene entre los evangélicos. Esto no significa de ninguna manera que las otras traducciones tengan defectos o errores. La primera versión completa de la Biblia en el idioma Castellano fue la que se conoce como La Biblia del Oso, pues todas las que se habían hecho hasta entonces eran sólo versiones parciales. Esta Biblia fue traducida directamente de las lenguas originales por Casiodoro de Reina y publicada en Basilea, Suiza, el 28 de Septiembre de 1569. La Biblia del Oso salió a la luz en la época cumbre de la literatura española. La versión de Casiodoro de Reina tiene méritos indiscutibles por la excelencia de su lenguaje. Tanto es así que el eminente académico Marcelino Menéndez y Pelayo, no obstante tener una predisposición hostil a Casiodoro de Reina, se expresa en los términos más elogiosos de la Biblia del Oso, y no podía ser de otro modo, porque la versión de Casiodoro de Reina fue la precursora de las grandes obras de Lope de Vega y de Cervantes. La Biblia del Oso o la versión de Casiodoro de Reina fue revisada minuciosamente por otro erudito, cuyo nombre fue Cipriano de Valera. Su trabajo final se publicó en Ámsterdam, Holanda, en 1602. Con justa razón se conoce a esta Biblia como la versión de Reina Valera. A partir de su primera publicación, esta Biblia ha sido revisada varias veces para adaptar su lenguaje a los cambios que sufren los idiomas del mundo con el paso del tiempo, y de los cuales, ciertamente no está libre el idioma Español. La última revisión tuvo lugar en 1995, aunque un buen segmento del pueblo evangélico está todavía acostumbrado a la revisión anterior a esta, es decir a la revisión de 1960. Así que, amable oyente, la versión Reina Valera de la Biblia, es una traducción de lo más precisa de la Biblia en sus idiomas originales, ya sea el Hebreo, el Arameo y el Griego. Esto ha sido reconocido por eruditos, propios y extraños. Algo como esto, jamás se puede afirmar de la Biblia que usan los testigos de Jehová. Tengo en mi mano un ejemplar de la Biblia de los Testigos de Jehová. En la pasta de color negro, en letras doradas aparece este título: Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras. En la contratapa y la primera página aparece un mapa a color de lo que los testigos de Jehová llaman Tierras de la Biblia, antes de nuestra era común. En la segunda página, en letras negras dice lo siguiente: Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, traducidas de la versión en inglés de 1961, pero consultando fielmente los antiguos textos hebreo y griego. En el ambiente judicial, existe un dicho que perfectamente se puede aplicar al asunto que nos ocupa: A confesión de parte, relevo de prueba. La misma Biblia que usan los testigos de Jehová afirma que es la traducción de la versión en inglés de 1961. Es decir, que a diferencia de la versión Reina Valera, la Biblia de los testigos de Jehová es traducción de traducción, lo cual hace que esta Biblia, sea menos fiel a los escritos originales. Esto ciertamente pone a la Biblia de los testigos de Jehová en un plano de absoluta inferioridad en relación con la versión Reina Valera, pero el verdadero problema de la Biblia de los testigos de Jehová, reconocido por todos, menos por ellos, por supuesto, es que la Biblia de los testigos de Jehová, en inglés, de la cual proviene la Biblia de los testigos de Jehová en Español, ha sido arreglada para apoyar todas sus erradas doctrinas. Ponga atención a la conclusión que llega José Luis García, en su libro Los Testigos de Jehová a la luz de la Biblia, luego de demostrar las inconsistencias de la Biblia que usan los testigos de Jehová. Cito textualmente: Tiempo atrás, antes de la Nuevo Mundo, los “testigos” tenían una situación muy comprometida ante la Biblia y se veían en la necesidad de rebuscar en, “más de 70 diferentes traducciones en inglés y otros lenguajes” alegando que, “ha usado de lo bueno de todas ellas”, lo cual se concreta o reduce a un texto de aquí y de allá que por esta o aquella palabra se prestará más adecuadamente para citarlos en apoyo de sus teorías, cuando el texto en ningún caso se prestaba, hacían entonces su particular traducción, traducción que se encuentra en la antigua literatura de la secta y que es en muchísimos casos notablemente diferente de la que ahora hacen en su Nuevo Mundo. Esta situación comprometida es la que llevó a la “organización” a publicar su propia Biblia, deformando, añadiendo, suprimiendo palabras, y reconstruyendo el texto para que éste se acomode a sus teorías, de aquí que su Nuevo Mundo resulte tan diferente en los textos claves de las demás Biblias. Ahora aunque siguen con su táctica de citar de las diferentes versiones, ya no lo hacen enfáticamente como antes, citan preferentemente del Nuevo Mundo. Cuando alguien les sale con un texto comprometido, consultan de inmediato con su Biblia, algunas veces salen con dificultad de apuros, y cuando no lo pueden conseguir, muy a pesar de los arreglos que han hecho en su Nuevo Mundo, optan por esquivar el texto o adoptan una postura indiferente haciendo caso omiso. Puesto que el idioma evoluciona, es lícito revisar, corregir y hacer nuevas traducciones para poner la Biblia al día respecto al idioma actual, pero cambiar el sentido de lo que por ser fundamental en la fe es inalterable y que por tanto ha sido siempre tradicionalmente conservado en todas las versiones de la Biblia, sólo puede obedecer a una causa: Alterar y oscurecer la verdad revelada, acomodando el texto a particulares teorías humanas. Hasta aquí la cita textual del libro mencionado anteriormente. En esencia, amigo oyente, quienes tienen una Biblia alterada para apoyar sus falsas doctrinas son los testigos de Jehová, no los evangélicos. Si usted o yo, o cualquier ser racional, se fundamentara en lo que dice la Biblia de los testigos de Jehová, llegaría a la conclusión que no existe la trinidad, que Cristo no es Dios, que el Espíritu Santo es sólo una fuerza y que por tanto no es Dios y tantas otras cosas más. Los testigos de Jehová exigen que sus seguidores se fundamenten sólo en su Biblia, la traducción Nuevo Mundo, porque saben que si sus seguidores se fundamentan en cualquier otra versión de la Biblia en cualquier idioma del mundo, jamás van a llegar a las interpretaciones que los testigos de Jehová defienden. Muy bien. Vamos ahora a un asunto específico. Cómo se demuestra en cualquier versión de la Biblia, excepto en la traducción de los testigos de Jehová, que existe la trinidad. La mecánica es muy sencilla, simplemente se trata de examinar la evidencia bíblica en textos que hablan del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y esa evidencia bíblica demostrará que cada uno de ellos son personas, y además divinas. Primero, en cuanto al Padre. Una enorme cantidad de textos bíblicos afirma la deidad del Padre. Tomemos uno a manera de ejemplo. Se encuentra en Juan 6:27 donde dice: “Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre” Hablando del Padre, este texto, de una manera clara y contundente afirma que el Padre es Dios. Sigamos adelante. Segundo, en cuanto al Hijo. 1 Juan 5:20 dice: “Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.” Note como hablando del Hijo de Dios, el Señor Jesucristo, este versículo declara enfáticamente: Este es el verdadero Dios y la vida eterna. No hay lugar a dudas en cuanto a que el Hijo es Dios. Tercero, en cuanto al Espíritu Santo. Leamos el pasaje bíblico que se encuentra en Hechos 5:3-4 donde dice: “Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? Y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.” Pedro dice a Ananías que ha mentido al Espíritu Santo. Al hacerlo, Ananías no mintió a los hombres sino a Dios. La deducción lógica es que el Espíritu Santo es Dios. Tenemos entonces que el Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios. Sin embargo, no se trata de tres dioses, sino de un solo Dios verdadero. Esa es la incomprensible maravilla de la trinidad. Deuteronomio 6:4 dice: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.” Esta es la razón por la cual, la doctrina de la trinidad se enuncia de esta manera: Hay un solo Dios, pero en la unidad de la divina esencia hay tres personas coeternas y coiguales en todo, de la misma sustancia, pero distintas en la subsistencia.

  • ¿Jesús es el unigénito Hijo de Dios o el primogénito?

    Tengo entendido que la palabra unigénito difiere mucho de la palabra primogénito. Juan 3:16 dice que Jesús es el unigénito Hijo de Dios, pero Hebreos 1:6 dice que Jesús es el primogénito Hijo de Dios. ¿Cómo se puede entender esto? ¿Habrá alguna contradicción? Leí en cierto artículo que el pasaje en Hebreos presenta a Jesús como un ser creado por Dios. Esto me confundió porque si Jesús fue creado por Dios, entonces no sería Dios. ¿Cómo afectaría esto a la doctrina de la trinidad?

    Primeramente vamos a mostrar el significado y uso de cada una de las dos palabras en cuestión. Primero, la palabra unigénito. Es la traducción de la palabra griega “monogenés” Esta es una palabra griega compuesta de dos partes. Mono está relacionado con la palabra griega monos, que significa: solo, solitario, se traduce único, y genes está relacionado con la palabra griega genos que significa descendencia. La palabra no significa hijo único en el sentido de ser el único nacido de alguien. La palabra significa en realidad: El amado de una forma única. Comunica la idea de alguien que es amado singularmente, o alguien amado como ningún otro.

    La Biblia, por ejemplo, muestra que Abraham tuvo otros hijos además de Isaac, entre ellos Ismael y además. los hijos que tuvo con Cetura, la mujer con quien se casó después que enviudó de Sara. Sin embargo, al referirse a Isaac, Abraham dice que es su unigénito hijo. Hebreos 11:17 dice: “Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac, y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito” Abraham tuvo varios hijos, de modo que cuando dice que Isaac es su unigénito no puede estar dando a entender que fue su único nacido. Isaac fue unigénito para Abraham en el sentido de que ocupó un lugar especial de amor, por cuando fue el hijo que Dios le prometió, y en quien Dios le iba a dar una descendencia numerosa. Unigénito entonces significa único en cuanto a relación de amor.

    Muy bien. Ahora consideremos la otra palabra, la palabra primogénito. Esta palabra es la traducción de la palabra griega “protótokos”, una palabra griega compuesta de dos partes. Proto, que viene de la palabra griega “prótos” que significa: primero, y tokos, que viene del verbo griego “tikto” que significa: engendrar. Primogénito por tanto significa el primero en ser engendrado. Pero además de este significado, primogénito también significa: prioridad sobre o preeminencia. En este caso, ya nada tiene que ver con alguien que ha nacido primero. Un uso así, lo tenemos en la familia de Isaac y Rebeca. Como usted sabe, Rebeca tuvo gemelos. Salió el primero rubio y era todo velludo como una pelliza; y llamaron su nombre Esaú. Después salió su hermano, trabada su mano al calcañar de Esaú; y fue llamado su nombre Jacob. Entonces, tomando el significado primario de la palabra primogénito, Esaú fue el primogénito, porque él nació primero. Pero usted sabe lo que pasó años más tarde, cuando Esaú vendió a Jacob su primogenitura por un guiso rojo. A partir de este momento, Jacob pasó a ser el primogénito. Esto no significa que Jacob nació primero, sino que Jacob llegó a ser el más importante. Jacob tenía la preeminencia con relación a Esaú.

    Ahora que tenemos esta información, veamos como se usan estas dos palabras con relación a Cristo Jesús. Primero, consideremos la palabra unigénito. Esta palabra aplicada a Cristo es de uso exclusivo del apóstol Juan. Aparece por cinco ocasiones, cuatro en el evangelio de Juan y una en la primera carta de Juan. Las citas bíblicas en las cuales aparece son: Juan 1:14 donde dice: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” Luego, Juan 1:18 donde dice: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” Después, Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Luego Juan 3:18 donde dice: “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.” Por último, 1 Juan 4:9 donde dice: “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.” Aparte de estas ocasiones, la Biblia no registra el uso de la palabra unigénito en relación con la persona de Cristo. En cada uno de los casos, al hablar de unigénito se refiere a esa singular relación de amor que el Padre tiene desde la eternidad pasada y por la eternidad futura con su Hijo. Ahora consideremos la palabra primogénito. Recuerde que esta palabra puede significar el que nació primero o el más importante de todos. El contexto determinará el significado en particular. Aplicada a Cristo, la palabra primogénito aparece por siete ocasiones. La primera, Mateo 1:25 donde dice: “Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.” Este versículo está hablando de José, con quien estuvo desposada la virgen María. El texto dice que la virgen María dio a luz a su hijo primogénito. Esto significa que Jesús fue el primer nacido de María. Esto implica que María debió haber tenido más hijos, para que Jesús sea el primer nacido de ella. La segunda, Lucas 2:7 donde dice: “Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.” Al igual que en el caso anterior, en este caso también, primogénito, se refiere a que Jesús fue el primer hijo que dio a luz María. La tercera, Romanos 8:29 donde dice: “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos” En este caso, no existe el concepto de primer nacido, sino que está hablando del Hijo como el preeminente, el más importante de muchos predestinados para que fuesen hechos conforme a su imagen. La cuarta, Colosenses 1:15 donde dice: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.” En este caso, primogénito se refiere a que el Hijo es el más importante, el preeminente en la creación. El Hijo es el Amo de la creación, al punto que él mismo es el Creador. La quinta, Colosenses 1:18 donde dice: “y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia” En este caso, cuando el texto dice que el Hijo es el primogénito de entre los muertos, se refiere a que él es el preeminente o el más importante de todos los que como él resuciten de los muertos para nunca más morir. La sexta, Hebreos 1:6 donde dice: “Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios.” En este versículo, el Primogénito es un título de preeminencia que es propio del Hijo. Como tal, el Hijo tiene todo el derecho de ser el Amo y Señor en la creación. La séptima y última, Apocalipsis 1:5 “y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre.” Primogénito de los muertos significa que de entre todos los que han resucitado o resucitarán de los muertos para nunca más morir, el Hijo es el preeminente y por tanto el que tiene todo el derecho de ser el único heredero. En esencia entonces, el hecho que Cristo Jesús, el Hijo de Dios es tanto unigénito, como primogénito, no implica en absoluto contradicción alguna, porque bien puede significar que es preeminente en muchos sentidos, o que en su forma humana, él fue el primer nacido de María la virgen. En todo caso, en ningún modo queda en entredicho la pre-existencia del Hijos de Dios como Dios. Así que, el hecho que el Hijo de Dios es unigénito y primogénito no atenta en lo absoluto en contra de la doctrina de la trinidad. El Padre es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios, el Padre es una persona diferente del Hijo y del Espíritu Santo, el Hijo es una persona diferente del Padre y del Espíritu Santo, el Espíritu Santo es una persona diferente del Padre y del Hijo, son tres personas diferentes que tienen la misma esencia divina y sin embargo no son tres dioses sino uno solo y único Dios.

  • ¿Cómo se debe entender la palabra hermanos?

    Para demostrar que la virgen María nunca tuvo otros hijos, además de Jesús, se enseña que la palabra “hermanos” que aparece en Marcos 6:3 y Lucas 8:19, realmente significa parientes. En el Antiguo Testamento vemos que fue así. ¿Cómo se debe entender la palabra “hermanos” en los dos textos citados del Nuevo Testamento?

    La palabra “hermano” no sólo en el Antiguo Testamento, sino también en el Nuevo Testamento tiene un significado bastante amplio, de modo que es de vital importancia examinar el contexto para saber el significado preciso de esta palabra. La palabra hermano se usa para los hijos varones de los mismos padres, o los descendientes varones de los mismos padres, o los hijos varones de la misma madre, o personas de la misma nacionalidad, o cualquier hombre o un vecino, o personas unidas en un interés común o personas unidas por una común vocación, o la humanidad, o los creyentes con abstracción de su sexo. Como notará, amable oyente, la palabra “hermano” tiene un uso bastante amplio y para determinar el significado preciso en cada caso es necesario poner mucha atención al contexto. Esta amplitud de significado de la palabra “hermano” ha sido bien aprovechada por aquellos que tratan de defender la eterna virginidad de María, negando frontalmente que hubiera tenido hijos con José, su legítimo esposo. Pero el hecho que María tuvo más hijos, además de Jesús, se demuestra, no sólo porque el Nuevo Testamento habla de la presencia física de los hermanos de Jesús, junto a él y a María, sino porque eso es lo que dice Lucas 2:7 donde hablando de María dice lo siguiente: “Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón” Jesús fue el hijo primogénito de María. Primogénito en este caso significa el primero de varios, esto obliga a deducir que María tuvo varios hijos más, además de Jesús. Por otro lado, note lo que Mateo dice acerca de José, una vez que supo que María, la virgen con quien se había desposado, había concebido del Espíritu Santo. Leo en Mateo 1:25 “Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre Jesús.” Conocer, en este versículo, significa tener relaciones sexuales. El texto no está diciendo que José nunca conoció o tuvo relaciones sexuales con María, sino que José esperó que María dé a luz a su hijo primogénito Jesús, y después la conoció o tuvo relaciones sexuales con ella, porque era su legítima esposa, y como resultado, María concibió varias veces. El estado matrimonial de ninguna manera es menos santo que el estado de virginidad, de modo que María no es menos ni más que lo que es a los ojos de Dios por el hecho de haberse casado con José y de haber tenido hijos con él. Además, el Nuevo Testamento habla de los hermanos de Jesús, en siete pasajes diferentes, y en ninguno de estos pasajes existe la más mínima duda en cuanto a que la palabra hermanos o hermanas se refiere a los otros hijos de María. Estos textos bíblicos son: Juan 2:12; Mateo 12:46 con Marcos 3:31 y Lucas 8:19; Mateo 13:55,56 con Marcos 6:3; Juan 7:3-5, 10; Hechos 1:14; 1 Corintios 9:5; y Gálatas 1:19. Es interesante que en el Nuevo Testamento se hace una clara distinción entre hermanos y parientes por medio del uso de dos palabras diferentes. Por ejemplo, note lo que dice Lucas 1:36 “Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril”  Inclusive Elisabet tenía otros parientes, y sobre eso nos habla Lucas 1:58 donde dice: “Y cuando oyeron los vecinos y los parientes que Dios había engrandecido para con ella su misericordia, se regocijaron con ella.” Cuando el Nuevo Testamento habla de hermano o hermana, utiliza la palabra “adelphós”, pero al hablar de pariente o parienta, utiliza la palabra “sungenés” que denota primariamente vinculación de parentesco. Es decir, que no es que no existe una palabra griega para pariente y por eso el Nuevo Testamento tiene que usar la palabra griega para hermano, para referirse a los parientes de Jesús. En Lucas 21:16 aparece una lista de parentescos, y ciertamente entre ellos están, los hermanos y parientes, ratificando que cuanto el Nuevo Testamento quiere hablar de parientes usa la palabra “sungenés” y cuando quiere hablar de hermanos, usa la palabra “adelphós” En todos los casos cuando el Nuevo Testamento habla de los hermanos de Jesús, se usa la palabra griega “adelphós”, jamás la palabra griega “sungenés” dando a entender que efectivamente se trataba de otros hijos de María. Lucas 21:16 dice: “Mas seréis entregados aun por vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros.” Por todo lo expuesto, fuera de toda duda, el Nuevo Testamento testifica que María tuvo otros hijos además de Jesús.

  • ¿Hay condenación para los creyentes?

    Quisiera que me expliquen acerca de una aparente contradicción en la Biblia. En Romanos 8:1 dice que no hay ninguna condenación para los que estamos en Cristo, pero en Santiago 3:1 dice que los creyentes podemos ser condenados.

    Vamos a dar lectura al texto bíblico que se encuentra en Romanos 8:1 que dice: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” Este texto habla del resultado o la consecuencia de haber sido justificados por la fe, o declarados justos por la fe, al haber recibido por la fe a Cristo como Salvador. Cuanto este versículo habla acerca de “ninguna condenación” está utilizando una frase que aparece solamente tres veces en todo el Nuevo Testamento, y siempre en el libro de Romanos. La tenemos en Romanos 5:16, en Romanos 5:18 y aquí, en Romanos 8:1. La palabra condenación se usa exclusivamente en el campo judicial como lo opuesto a justificación, o el ser judicialmente declarado justo. Condenación se refiere al veredicto de culpabilidad y al castigo que demanda ese veredicto. Ninguna condenación, significa entonces de que la persona que ha confiado en Cristo como su Salvador no puede jamás ser declarada legalmente culpable y ser castigada en el infierno por el pecado cometido. Ningún pecado que el creyente cometa, bien sea pasado, o presente, o futuro con respecto al momento cuando recibe a Cristo como Salvador, puede hacer que ese creyente sea declarado culpable por Dios y por tanto acreedor al castigo correspondiente. Esto es posible por cuanto Cristo recibió el castigo que el pecador merece y la justicia de Cristo fue imputada sobre el creyente. No hay pecado que el creyente pueda cometer que cambie esta decisión judicial dictaminada directamente por Dios. Por eso es que encontramos textos como Romanos 8:33 donde dice: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.” Dicho esto, consideremos ahora el texto en Santiago 3:1 donde dice: “Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.” Esta es una fuerte advertencia en contra de los que sin ser maestros se dan de maestros y enseñan cosas equivocadas arrastrando a otros en ese error. También es una fuerte advertencia en contra de los que siendo maestros, sin embargo están enseñando cosas equivocadas y arrastrando a otros en ese error. La consecuencia de pasar por alto esta severa advertencia es recibir mayor condenación. Cuando este texto habla de condenación, está usando una palabra diferente a la que se usó en Romanos 8.1. Esta palabra significa un juicio futuro. Otras versiones de la Biblia recogen esta diferencia y traducen este texto de la siguiente manera: Hermanos míos, no pretendan muchos de ustedes ser maestros, pues, como saben, seremos juzgados con más severidad. Este juzgamiento no es para determinar si el maestro merece o no ser castigado en el infierno. Recuerde que Dios ya ha dicho: Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. Este juzgamiento contempla el juicio de la gente al ver a un maestro enseñando el error y también contempla la pérdida de recompensa en el tribunal de Cristo. 1 Corintios 4:3-5 dice: “Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo. Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor. Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.”

  • ¿A qué se refiere la Biblia cuando habla del pecado de muerte y del pecado que no sea de muerte?

    Cuando la Biblia habla del pecado de muerte y del pecado que no sea de muerte, lo hace en el contexto de la necesidad de orar conforme a la voluntad de Dios. Ponga atención a lo que dice 1 Juan 5:14-17 “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida. Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte.” Los creyentes deben tener absoluta certeza de que Dios oye y contesta la oración, siempre y cuando esta oración sea hecha conforme a su voluntad. Orar conforme a la voluntad de Dios significa orar de acuerdo con lo que a Dios le gustaría, no de acuerdo con lo que a nosotros nos gustaría o de acuerdo a lo que nosotros quisiéramos que Dios haga a nuestro favor. Para que Dios responda las oraciones es también necesario que obedezcamos sus mandamientos y evitemos el pecado. Salmo 66:18 dice: “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado.” Por el hecho que un genuino creyente conoce la palabra de Dios y hace las cosas que a Dios le agradan, no procurará imponer su voluntad sobre la voluntad de Dios, sino que buscará siempre orar según los deseos o la voluntad de Dios. Es en esta coyuntura que a manera de ilustración Juan introduce el asunto del pecado que no sea de muerte y del pecado de muerte. La frase que se ha traducido como “pecado que no sea de muerte” en la versión Reina Valera, es la frase “jamartían mé prós thánaton” la cual también pudo haber sido traducida como “pecado que no lleva, o no conduce a la muerte”. De igual manera, la frase que se ha traducido como “pecado de muerte” en la versión Reina Valera, la frase jamartía prós thánaton”, se pudo haber traducido como “pecado que lleva o conduce a la muerte” Al hablar de pecado de muerte, estamos refiriéndonos por tanto a determinado pecado, el cual no se especifica, que hace, o lleva, o conduce a que el creyente que lo comete tenga que morir físicamente. No todo pecado que comete el creyente tiene este desenlace fatal, por eso Juan tiene toda la razón al afirmar que toda injusticia es pecado, pero hay pecado no de muerte. El pecado no de muerte, tiene que ver entonces con un pecado que comete el creyente que no hace o lleva, o conduce a que muera físicamente el creyente que lo comete. También en este caso, no se especifica cuál es el pecado que no lleva a la muerte. Así que, el pecado de muerte, o el pecado que lleva o conduce a la muerte puede ser cualquier pecado premeditado y no confesado que comete un genuino creyente, por el cual Dios determina la muerte física de ese creyente como una medida de disciplina. No se trata de un pecado en particular como la homosexualidad o la mentira, etc., sino cualquier pecado que, por decirlo así, es la última gota que hace derramar el agua del vaso, en el criterio de Dios. Sólo Dios sabe qué pecado para cada creyente en particular y en qué momento se ha llegado a colmar su medida. Es ampliamente conocido, que la falla en confesar un pecado y apartarse de él por parte de un genuino creyente, perfectamente puede acarrear la muerte física como castigo de parte de Dios. Eso fue lo que aconteció con Ananías y Safira, según el relato que aparece en Hechos 5:1-11 donde dice: “Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? Y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron. Pasado un lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido. Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendiste en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto. Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti. Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido. Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas.” Este es justamente un pecado que lleva a la muerte. Para Ananías y Safira fue la mentira cuando trataron de engañar a los apóstoles fingiendo que estaban entregando todo el monto de lo que recibieron al vender su propiedad, cuando a sabiendas, estaban entregando sólo una parte. Ninguna oración intercesora será efectiva en aquellos creyentes que han cometido ese pecado que colmó la medida de Dios. La disciplina de Dios con la muerte física en este caso es inevitable, por cuanto Dios busca preservar la santidad en su iglesia. Esto es lo que la Biblia enseña acerca del pecado de muerte y el pecado que no sea de muerte.

  • ¿Los ángeles luchan para que una persona sea buena o mala?

    ¿Será verídico lo que he oído en cuanto a que los ángeles determinan lo que será nuestra vida en este mundo? Dicen que cuando nacemos se produce una lucha entre el bien y el mal disputándose la persona que acaba de nacer. Supuestamente el ganador hará que el recién nacido sea bueno o malo en su vida sobre este mundo. Esto es lo que determina si uno va a ser bueno o malo en la vida. ¿Será así?

    No es así en absoluto. La Biblia nos muestra como es. En primer lugar, aún antes de nacer, el ser humano ya es pecador y por tanto enemigo de Dios. Note lo que dijo David en cuanto a esto, según Salmo 51:5 “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.” Esto no significa que los actos de concebir o dar a luz sean pecaminosos, sino que desde el momento mismo de la concepción, la persona posee una naturaleza pecaminosa. Es decir que el hombre es malo desde que nace, no se hace malo después de cometer la primera maldad. Bien se ha dicho por tanto que el hombre peca porque es pecador, no es pecador porque peca. ¿Ve usted? Esta es la triste realidad de todo ser humano sobre la faz de la tierra. Es un pecador por nacimiento y por voluntad propia. Nadie puede escapar de esta realidad. Pablo se hace eco de esta trágica condición y dice lo siguiente en Romanos 3:10 donde dice: “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno” Así que, saque de su mente la idea que al nacer el hombre es inocente y después los ángeles le convierten en bueno o malo. En realidad, al nacer el hombre ya es malo, y a no ser que Dios le dé una nueva naturaleza, mientras va creciendo hará lo que es malo. En segundo lugar, mientras el hombre tiene vida, Dios le da la oportunidad de reconocer su maldad y recibir el perdón de sus pecados para ser salvo y por ende, para hacer buenas obras. Juan 3:36 dice: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida sino que la ira de Dios está sobre él.” De modo que, por decirlo así, el hombre nace malo, pero Dios le da la oportunidad de hacerse bueno, por medio de darle una nueva vida en Cristo, al recibir a Cristo como Salvador y ser perdonado de sus pecados. Note lo que dice 2 Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” Mientras el hombre vive, hay esperanza para que sea salvo. Si el hombre muere sin haber recibido el perdón de sus pecados, lo único que le queda es recibir el justo castigo de Dios por ser pecador. Tercero, la Biblia jamás habla de que los ángeles buenos luchen contra los ángeles malos, disputándose el alma de una persona recién nacida para que esa persona se haga buena o mala. El papel de los ángeles, entre muchas cosas, es servir a Dios por medio de servir a los que somos de Dios. Note lo que dice Hebreos 1:14 hablando de los ángeles “¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación? Por último, en cuarto lugar, si alguien se condena en el infierno, no será por culpa de su ángel bueno que fue vencido por un ángel malo, sino porque él mismo, teniendo la oportunidad de recibir el perdón de sus pecados, sin embargo ha rehusado hacerlo. En el infierno no hay nadie que no merezca estar allí. En definitiva, no preste oído a tantas fábulas que en el fondo tratan de confundir al pecador en cuanto a su propia responsabilidad por el pecado y las consecuencias de ello.

  • ¿Cómo se ha de interpretar ciertas palabras del Apocalipsis?

    ¿Cómo se han de interpretar ciertas palabras de la Biblia, como las que se encuentran en Apocalipsis 19:11-12? Allí se habla de un caballo blanco, de ojos como llama de fuego, de una espada aguda que sale de su boca. Personas que creen que estamos en el Reino sostienen que todos estos términos son sólo figuras. No creen en la interpretación verbal y plenaria.

    Existen varios sistemas de interpretación bíblica, pero el único que garantiza la cabal comprensión de lo que estuvo en la mente de los autores de los libros de la Biblia, es aquel que se conoce como gramático, histórico y literal. Permítame hacer una breve explicación de este sistema de interpretación. Es gramático porque pone especial atención a la estructura gramatical del texto. Es decir, en el caso de los sustantivos, se debe examinar su género, su número, su caso. En el caso de los verbos, se debe examinar su tiempo, su modo y su voz. Se debe observar la manera como aparecen los artículos, las preposiciones, los adverbios, los adjetivos, los conectivos y en general cualquier otra información al respecto. El método recomendado de interpretación bíblica, además de ser gramático, es histórico, porque toma en cuenta el contexto histórico en el que vivían los diferentes autores de los libros de la Biblia. Se toma en cuenta la situación política, social, económica, moral, espiritual, etc. Se da atención a los lugares donde acontecieron los eventos. Finalmente el método de interpretación es literal. Esto de literal tiene que ver con que el significado de cada palabra es el que tenía en la comunicación normal de su época. En determinados casos, algunas palabras pueden tener más de un significado. En casos así, es necesario analizar el contexto anterior y posterior al texto en cuestión, para determinar el significado correcto de determinada palabra que tiene más de un significado. La interpretación literal también debe tomar en cuenta las diferentes figuras retóricas como la metáfora, la sinécdoque, la metonimia, la prosopopeya, la ironía, la hipérbole, la alegoría, la fábula, el enigma, el tipo, el símbolo, la parábola, el símil, la interrogación, el apóstrofe, y la antítesis. Se puede ver entonces, que el uso de símbolos de ninguna manera atenta contra la interpretación literal de la Biblia. Con todo esto en mente, veamos lo que dice el texto que usted ha citado como ejemplo. Se encuentra en Apocalipsis 19:11-12 donde dice: “Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas, y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo” En el libro de Apocalipsis se encuentra una gran cantidad de simbología. El autor Ramm, siguiendo un patrón generalmente aceptado dice que puede haber seis clases de símbolos que son proféticos en su carácter. Uno, personas, dos, instituciones, tres, oficios, cuatro eventos, cinco, acciones y seis, cosas. Bahr, da las siguientes reglas para guiarnos en la interpretación de tales símbolos. Primero, el significado de un símbolo debe determinarse primero que todo por un conocimiento preciso de su naturaleza. Segundo, los símbolos del culto mosaico pueden tener, por lo general, solo aquel significado que concuerda con las ideas y verdades religiosas del mosaísmo, y con sus principios claramente expresados y reconocidos. Tercero, debe en primer lugar, buscarse el significado de cada símbolo, por separado, según su nombre. Cuarto, cada símbolo individual tiene, por lo general, sólo un significado. Quinto, por diferente que sea la conexión en la cual pueda ocurrir, cada símbolo individual tiene siempre el mismo significado fundamental. Sexto, en cada símbolo, bien sea objeto o acción, la idea principal que simboliza debe distinguirse cuidadosamente de aquella que necesariamente sólo sirve para la apropiada exposición, y tiene, por lo tanto, un propósito secundario. Otro autor, Feinberg, dice lo siguiente sobre la simbología. Algunas profecías son comunicadas por medio de un lenguaje simbólico. Pero cuando éste ha sido el caso, los símbolos son explicados en el contexto inmediato, en el libro en que ocurren, o en cualquier otra parte de la Palabra, no dejando lugar alguno a la imaginación del hombre para inventar explicaciones. Todo esto se debe tomar en cuenta para interpretar pasajes bíblicos como el citado por usted. Siendo así, en Apocalipsis 19:11-12 tenemos una parte de lo que sucederá cuando el Señor Jesucristo venga por segunda vez a la tierra. El cielo se abre y allí se distingue un caballo blanco, y su jinete se llama Fiel y Verdadero. Todo esto sucederá literalmente, pero no olvide la simbología detrás de los detalles. La figura del caballo blanco y su jinete, nos habla de un conquistador victorioso. En su segunda venida, Cristo no vendrá manso y humilde como en su primera venida. El símbolo nos habla de un poderoso y victorioso conquistador. El nombre de este poderoso y victorioso conquistador es Fiel y Verdadero. Entonces no es otro sino Cristo. Una de sus muchas características es que juzga y pelea con justicia. Los ojos de nuestro Señor son como llama de fuego. El uso de la palabra “como” nos indica que se trata de un símil. Un símil es una figura retórica que consiste en comparar expresamente una cosa con otra, para dar idea viva y eficaz de una de ellas. Esto nos habla de la inquisitiva mirada de Cristo. Nada escapa de su penetrante mirada. Las diademas en su cabeza simbolizan el poder y la autoridad para gobernar este mundo. El nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo, nos habla de la inefable majestad que está lejos de ser totalmente comprendida por el ser humano. Así que, amable oyente, el reconocer el uso de los símbolos en algunos textos proféticos, como el Apocalipsis no anula la realidad de los acontecimientos relatados. El uso de símbolos amplía grandemente la comprensión del significado de esos acontecimientos. Muchos de esos eventos todavía no han tenido lugar, como la segunda venida de Cristo, por ejemplo, y por tanto debemos esperarlos con paciencia.