Autor: cris

  • ¿Cómo escribió Lucas algunos eventos si haberlos visto?

    En el Evangelio de Lucas hay un detalle que cuenta que el Señor Jesús, cuando estaba en Getsemaní con sus discípulos, se apartó él sólo a orar, y mientras oraba, los discípulos se quedaron dormidos. El texto dice que en su sufrimiento Jesús sudaba como gruesas gotas de sangre. Mi pregunta es: ¿Cómo supo Lucas esto, si el Señor estaba sólo y nadie le estaba viendo, porque los discípulos estaban dormidos?

    Qué tal si comenzamos por dar lectura al pasaje bíblico donde aparece este episodio en la vida de Jesús. Se encuentra en Lucas 22:39-46. La Biblia dice: “Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron. Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación. Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra. Cuando se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza; y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación.” Lo relatado en este pasaje bíblico, aconteció poco antes del arresto de Jesús, lo cual desencadenó en su muerte por crucifixión. Los evangelios de Mateo y Marcos muestran que los discípulos que estaban más cerca de Jesús fueron Pedro, Jacobo y Juan. El pedido de Jesús a estos discípulos fue: Orad que no entréis en tentación. Luego Jesús se apartó de ellos a no mucha distancia, como de un tiro de piedra, dice el texto, y allí Jesús se puso de rodillas en oración. Sabiendo lo que estaba por suceder, Jesús oraba diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Esto no significa que Jesús estaba renuente a ir a la cruz, porque él mismo dijo que vino para dar su vida en rescate por muchos. La agonía de Jesús se explica por la inminencia de que el pecado del mundo sea puesto sobre sus espaldas. Fue necesario que intervenga un ángel del cielo para fortalecerle. Dice el texto en el evangelio de Lucas, que Jesús oraba tan intensamente que sudaba y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían a tierra. Cuando Jesús terminó de orar, se levantó y se dirigió hacia donde estaban sus discípulos y los encontró durmiendo a causa de la tristeza. Aquí es donde surge la inquietud. ¿Cómo se supo que Jesús sudaba cuando oraba y más todavía que su sudor era como grandes gotas de sangre que caían a tierra? No olvidemos que Pedro, Jacobo y Juan estaban a distancia de un tiro de piedra de Jesús, y sobre eso, estaban durmiendo. Yo de mi parte añadiría ¿Cómo se supo lo que Jesús decía al orar, si los testigos más cercanos estaban a distancia de un tiro de piedra y sobre eso, dormidos? En respuesta, es necesario señalar en primer lugar, que por ser la palabra de Dios, no puede tener errores de ninguna naturaleza. Si algo afirma la Biblia es porque así exactamente fueron las cosas. Los teólogos conocen a esto como la infalibilidad de las Escrituras. Las Escrituras son infalibles por cuanto son inspiradas por Dios. 2 Timoteo 3:16 dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” Dios dirigió la actividad de los autores humanos de modo que, compusieran y registraran sin error alguno la palabra de Dios a los hombres. La inspiración no significa que Dios ha dictado mecánicamente las Escrituras, sino que Dios se ha asegurado que, respetando la identidad propia de los autores, sin embargo lo que ellos escribieron era exactamente lo que Dios quería que quede por escrito. Algunas cosas en la Biblia son eventos históricos, los cuales son relatados por los escritores o por personas cercanas a los escritores. Otras cosas, donde no había testigos fueron reveladas por Dios a los escritores. Por ejemplo, la creación tal cual como aparece en el libro de Génesis. Nadie estuvo presente para testificar como fueron las cosas. Dios tuvo que revelar a Moisés lo que pasó y Moisés lo registró por escrito sin error. Igual sucedió en el monte de los Olivos. ¿Cómo se supo lo que Jesús dijo en su oración y cómo se supo que sudaba copiosamente y que su sudor era como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra, si los testigos más cercanos estaban a distancia de un tiro de piedra y sobre eso, dormidos? La respuesta es que todo eso fue revelado por Dios mediante el Espíritu Santo al escritor de esas palabras, es decir a Lucas y Lucas lo registró sin error alguno, porque toda Escritura es inspirada por Dios.

  • ¿Qué dice la Biblia sobre el hipnotismo?

    EL HIPNOTISMO ha sido tema de muchos debates y controversias, al grado que ni a los especialistas en la materia se les hace fácil definirlo. En general se acepta que la hipnosis constituye un estado alterado de la conciencia, o un trance. Sin embargo, lo que a la mayoría de la gente le interesa no es tanto qué es el hipnotismo, sino qué hace en el ser humano. A nosotros nos interesa más lo que la Biblia dice sobre el hipnotismo. Desde luego, la Biblia no es un libro de medicina ni toca directamente este tema, pero los principios que contiene nos ayudarán a determinar cómo ve Dios este asunto. ¿Qué puede decirse de su efecto sobre la mente y la conducta del ser humano? ¿Existen riesgos? Una preocupación válida es que la persona hipnotizada pudiera tener muy poco control de sus actos, factor que aprovechan los hipnotizadores del mundo del espectáculo para lograr que los voluntarios hagan cosas que normalmente no harían, incluso que parezcan estar borrachos. Sobre tales sesiones públicas de hipnosis, The Encyclopedia Americana señala: “El sujeto hipnotizado pudiera responder más fácilmente a cualquier instrucción —incluso a instrucciones veladas—, ser más propenso a dejarse llevar por impulsos que usualmente se hallan reprimidos y sentir que se ha eliminado toda restricción social y personal de su conducta”. La Collier’s Encyclopedia afirma: “El individuo hipnotizado experimenta una concentración total de sus facultades que lo hace sumamente atento y obediente a las órdenes del hipnotizador”. ¿Le parece inofensivo? ¿Sería prudente que un creyente dejara que otros influyeran en su mente por medio de la sugestión hipnótica? Eso iría en contra de la exhortación del apóstol Pablo en Romanos 12:1-2 donde dice: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” ¿Podría un creyente tener “una buena conciencia”, como dice 1 Pedro 3:16 si se dejara llevar a un estado en el que no tuviera control absoluto de sus pensamientos, de sus deseos y ni siquiera de sus actos? La Biblia exhorta que el creyente tenga siempre control de sus actos y de su mente, bajo la guía del Espíritu Santo. Es obvio que la hipnosis dificultaría o inclusive haría imposible la aplicación de ese consejo.

  • ¿Por qué en la Biblia se habla de que Pedro predicaba el evangelio de la circuncisión y Pablo predicaba el evangelio de la incircuncisión? ¿Acaso existe más de un evangelio?

    Es probable que el pasaje bíblico que ha motivado esta consulta sea Gálatas 2:7-9. Permítame leer este pasaje bíblico, para beneficio de nuestros amables oyentes que no tienen una Biblia a la mano. Dice así: “Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la circuncisión, como a Pedro el de la circuncisión (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí, para con los gentiles), y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas, y Juan, que eran considerados como columnas, no dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión.” El autor de las palabras leídas fue el apóstol Pablo. Sucede que la autoridad de Pablo como apóstol de Jesucristo había sido puesta en tela de duda por parte de algunos judíos que aunque se llamaban creyentes, sin embargo creían que para ser salvos era necesario recibir por la fe a Jesucristo y además guardar algunos de los principios de la ley de Moisés. Por demás está decir que la salvación es por la sola fe en Cristo Jesús. Fe más nada. Cuando se añade algo a la fe como requisito para la salvación, se ha atentado contra el verdadero evangelio de Jesucristo. En su defensa, Pablo manifiesta que cuando fue a Jerusalén, su apostolado fue reconocido por Jacobo, Cefas, o Pedro, y Juan, quienes eran considerados como columnas de la iglesia en Jerusalén. Pablo dice que a él, como apóstol, le había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, así como a Pedro le había sido encomendado el evangelio de la incircusición. Cuando Pablo habla de la incircuncisión se está refiriendo a los gentiles, mientras que cuando habla de la circuncisión se está refiriendo a los judíos. Puestas así las cosas, parecería como si hubiera más de un evangelio, el evangelio para los gentiles, o la incircusición, predicado por Pablo y el evangelio para los judíos, o la circuncisión, predicado por Pedro. Pero nada más lejos que la verdad. Confirmando la existencia de un solo evangelio, Pablo mismo escribió las palabras que aparecen en Gálatas 1:6-9. Permítame que se lo lea. Dice así: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.” Son palabras contundentes. El evangelio de Cristo es uno solo. No existe ningún otro. ¿Qué quiso decir entonces Pablo, cuando hablaba de que a él le había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión y a Pedro le había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión? Simplemente se trata de que Pablo fue el apóstol a los gentiles o a la incircunsición y Pedro fue el apóstol a los judíos o a la circuncisión. El mensaje que predicaba Pablo, y el mensaje que predicaba Pedro era el mismo mensaje del evangelio de Jesucristo. La traducción de esta parte del Nuevo Testamento hubiera quedado mejor si se decía que a Pablo le había sido encomendado el evangelio a la incircuncisión o al pueblo gentil y a Pedro le había sido encomendado el evangelio a la circuncisión o al pueblo judío.

  • Los unitarios dicen que si una persona hubiera recibido el Espíritu Santo, no pecaría jamás, ¿es así?

    Los unitarios dicen que no han recibido todavía el Espíritu Santo y que si una persona hubiera recibido el Espíritu Santo, no pecaría jamás. Dicen que recibirán el Espíritu Santo faltando 40 días. Además dicen que Jesucristo vendrá por segunda vez a la madrugada, porque resucitó de madrugada.

    El Nuevo Testamento declara fuera de toda duda que todo genuino creyente ha recibido el Espíritu Santo. Hablando de lo nefasto de que un creyente caiga en fornicación, note lo que dice el Nuevo Testamento en 1 Corintios 6:19-20 “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” Hablando de los creyentes en general, Pablo dice que no deben ignorar que el cuerpo de ellos, el de cada uno en particular, es el templo, o la morada del Espíritu Santo. Esto sucedió el instante mismo que estos creyentes dejaron de estar muertos espiritualmente y pasaron a tener vida espiritual por medio de haber recibido a Cristo como su Salvador personal. Todo esto fue el cumplimiento de la promesa hecha por Jesucristo antes de su muerte, resurrección y ascensión. Observe lo que dice Juan 14:16-17 “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros y estará en vosotros” Esta promesa de Jesús se cumplió el día de Pentecostés cuando el Espíritu Santo vino sobre todos los que estaban en el aposento alto. A partir de ese momento, el Espíritu Santo viene a morar en toda persona que recibe a Cristo como Salvador. Además, el Nuevo Testamento declara que si alguien no tiene el Espíritu, simplemente no es creyente. Ponga atención a lo que dice Romanos 8:9 “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.” Lo que Pablo está diciendo de los creyentes es que por cuanto tienen al Espíritu Santo morando en sus vidas, entonces no viven según la carne. Más aún, si alguien no tiene al Espíritu Santo morando en su vida, no es en realidad un creyente. La noción de que si alguien tiene al Espíritu Santo morando en su vida entonces no puede cometer ningún pecado, no es en absoluto bíblica, por cuanto el creyente, a pesar de tener el Espíritu Santo en su vida, sin embargo, también tiene una naturaleza pecaminosa, que si se le deja sin control, produce cualquier tipo de pecado. Por este motivo es que el Nuevo Testamento ordena a los creyentes a no satisfacer los deseos de la carne. Gálatas 5:16 dice: “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.” Si la Biblia ordena a los creyentes que tienen el Espíritu Santo morando en sus vidas, a no satisfacer los deseos de la carne, eso significa que existe la posibilidad de que un genuino creyente peque. No debería hacerlo, tiene el poder para no hacerlo, pero la triste realidad es que a pesar de todo, lo hace. El mismo Espíritu Santo será quien haga notar al creyente lo mal que ha hecho o el pecado que ha cometido. Eso de que el Espíritu Santo será recibido 40 días antes del arrebatamiento, no tiene ningún sustento bíblico. Lo mismo se puede decir de eso que el Señor Jesucristo va a venir al amanecer, porque resucitó al amanecer. El Nuevo Testamento dice que nadie sabe el día ni la hora a la cual vendrá por segunda vez el Señor Jesucristo, aparte de Dios el Padre. Mateo 24:36 dice: “Pero el día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.” El Señor Jesucristo podría venir este mismo instante a las nubes a arrebatar a su iglesia, ¿Está Usted listo para ser arrebatado? La única condición para participar en el arrebatamiento es haber recibido a Cristo como Salvador. Si no lo ha recibido antes, recíbalo este mismo momento.

  • ¿Cuál es el argumento de los Unitarios para no creer en la Trinidad?

    Los Unitarios me han dicho que la doctrina de la trinidad es un invento de la iglesia católico romana a través de un hombre llamado Tertuliano. ¿Es esto así?

    Antes de proseguir y para que todos estemos al tanto de los términos, debemos señalar que los Unitarios son los que sostienen la doctrina que no existe más de una persona en la Deidad. En defensa de esta doctrina, echan mano de varios argumentos, entre ellos, que la doctrina de la trinidad es un invento de la iglesia católico romana y que Tertuliano fue el gestor de esta doctrina. Pero no hay nada más alejado de la verdad. La doctrina de la trinidad proviene de la revelación que la Deidad ha hecho sobre sí misma a lo largo y a lo ancho de la Biblia. En el Antiguo Testamento se insinuó la existencia de más de una persona en la Deidad. Considere por ejemplo lo que dice Génesis 1:26 “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.” ¿Con quién estaba hablando Dios cuando dijo: Hagamos al hombre? Los unitarios responderían a esta pregunta diciendo: Dios estaba hablando con los ángeles, pero ¿Tienen los ángeles la capacidad de crear, para que Dios les diga: Hagamos al hombre? Dios no pudo haber estado hablando con alguien inferior a él sino con alguien semejante a él. De manera que el Antiguo Testamento nos da indicios de una pluralidad, más de uno, dentro de la Deidad. Lo que el Antiguo Testamento insinúa, el Nuevo Testamento lo confirma. Considere por ejemplo lo que dice Mateo 28:19 “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” Los que recibían el mensaje de los apóstoles y creían en Cristo como su Salvador, debían ser bautizados en agua como demostración externa del cambio interno que habían experimentado. Este bautismo se debía realizar en el nombre, note el número singular del sustantivo nombre, no dice los nombres, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. De aquí se deduce que en la unidad de la Deidad, Dios es uno, existen tres personas de la misma esencia, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Cada una de estas personas es Dios, pero no son tres Dioses, sino un solo Dios verdadero. Esto es lo que se conoce como la doctrina de la trinidad. Como notará, no es invento de ninguna religión, sino que es lo que la Biblia enseña. Ahora con respecto a Tertuliano, que según los Unitarios es el gestor o el inventor de la doctrina de la trinidad, ponga atención a lo que un artículo que circula libremente en Internet dice de este personaje. Cito textualmente: Una de las principales figuras del siglo III para el cristianismo, Quinto Septimio Florencio Tertuliano, más conocido simplemente como Tertuliano, nació en el seno de una familia gentil, o pagana, en Cartago, Africa, hacia el 150-160 d. C. Su padre era centurión de la armada proconsular, y Tertuliano, tras una juventud disipada y licenciosa, según su propio testimonio, se convirtió al cristianismo en la ciudad de Roma, hacia el año 195 d. C. Siendo después, según Jerónimo, presbítero de las iglesia de Cartago. Sus primeras obras, mientras era católico, antes de hacerse Montanista, son escritos generalmente apologéticos contra los paganos y las diversas herejías y cismas de la época. En estas obras se nota su educación como abogado por la retórica que usa en sus argumentos, a veces mordaz y otras veces directamente tomada del derecho romano. Tertuliano de Cartago hubiese sido un santo del siglo III para la iglesia católico romana, conocido como azote de los herejes y defensor de la ortodoxia, si no hubiese abrazado, en el año 207 d. C. El Montanismo, del que tanto habló Ireneo de Lyon, tratándolo más como grupo “heterodoxo” que como herejía. Ya como Montanista, Tertuliano siguió escribiendo tratados contra las herejías, que han sido capitales para entender el posterior desarrollo de la teología cristiana. Quizá la más importante es su tratado “Contra Praxeas”, un alegato contra un tal Praxeas, que en la iglesia de Roma se opuso al Montanismo y su interpretación acerca de la relación entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Así, Praxeas predicaba el llamado “patripasiosismo” herejía que explicaba que Dios unas veces actuaba como Padre, otras como Hijo, y otras como Espíritu. Así, entonces el Padre sufrió también la pasión, puesto que el Padre es el Hijo. Tertuliano entonces postula la siguiente fórmula para entender la relación entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: Esa fórmula es que hay en el Dios único una sola sustancia y tres personas diferentes. Tertuliano es así el primero que acuña la fórmula trinitaria. Hasta aquí la cita de este artículo de Internet sobre Tertuliano. En definitiva, lo único que se limitó a hacer Tertuliano es a declarar lo que la Biblia siempre ha sostenido acerca de la trinidad. Mal se puede achacar por tanto a Tertuliano como el gestor de la doctrina de la trinidad.

  • ¿Cómo fue la resurrección de Cristo, según los Testigos de Jehová?

    Gracias por su consulta. Efectivamente, además de sostener doctrinas falsas sobre la Persona de Cristo, los Testigos de Jehová, también enseñan doctrina falsa acerca de su resurrección. En uno de los muchos libros, escritos por hombres falibles como Usted y yo, y sobre los cuales los Testigos de Jehová fundamentan totalmente sus creencias, como si fueran escritos divinos, el libro: “Sea Dios Veraz” se lee lo siguiente: Dios no tuvo el propósito de que Jesús esté en humillación para siempre al ser un hombre de carne por siempre. No, sino que después que hubo sacrificado su perfecta humanidad, Dios le levantó a una vida inmortal, como una gloriosa criatura espiritual. Lo exaltó sobre todos los ángeles y sobre otras partes de la organización universal de Dios, para llegar a ser el segundo luego de él mismo, el Dios Altísimo. Esta declaración resume sin tapujos lo que los Testigos de Jehová creen sobre la resurrección de Cristo. Observe que, según ellos, Jesús fue levantado de los muertos como una gloriosa criatura espiritual, no corporal. Pero esto no es lo que enseña la Biblia. Después de la resurrección de Cristo, las Escrituras registran que María Magdalena equivocadamente pensó que Jesús resucitado era el hortelano. Juan 20:15 dice: “Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré” Jesús resucitado debe haber tenido cuerpo material, para ser percibido por los sentidos de María Magdalena. Por su lado, Tomás, el dubitativo discípulo, también aporta pruebas a favor de la corporeidad de Jesús resucitado. Después de haber dicho: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré, Jesús resucitado complace a Tomás. Se aparece a los discípulos entre los cuales se hallaba Tomás y dirigiéndose específicamente a él le dice lo que tenemos en Juan 20:27 donde se lee: “Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.” Es obvio que Jesús resucitado debe haber tenido cuerpo para hablar de esta manera a Tomás. Estos y muchos otros pasajes bíblicos, confirman fuera de toda duda que Jesús resucitado tenía cuerpo físico. Pero no es que los Testigos de Jehová estén ciegos para no poder leer lo que dice la Biblia. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Los Testigos de Jehová explican pasajes bíblicos como los citados en el sentido que Jesús resucitado se “materializó” todas las veces que fue visto después de su resurrección, pero que en realidad no tenía cuerpo físico. Esto distorsiona totalmente el sentido normal de las Escrituras. Es otra evidencia de que los Testigos de Jehová creen en las interpretaciones de sus líderes en lugar de lo que dice la Biblia. Pero uno se pregunta: ¿Por qué negar algo tan evidente como la resurrección física de Jesucristo? La razón radica en el hecho que los Testigos de Jehová han caído en el error de fijar fechas para la segunda venida de Cristo. Russell profetizó que Jesucristo volvería por segunda vez en el año 1874. 1874 llegó y pasó y Jesucristo no había venido. Más tarde, los Testigos de Jehová dijeron que hubo un error en los cálculos y que Jesucristo vendrá en 1914. Pues 1914 llegó y pasó y Jesucristo no había venido. Para cubrir estos errores, inventaron la resurrección espiritual de Cristo, de modo que podían decir: Cristo resucitado es criatura espiritual y por eso no se le puede ver cuando venga por segunda vez. Vino en 1914, pero como es espíritu nadie le ha podido ver. Usted sacará sus propias conclusiones amable oyente. La verdad gloriosa, fundamentada en el testimonio bíblico es que Jesucristo se levantó de entre los muertos con un cuerpo físico, incontaminado, inmortal, inmarcesible, un cuerpo glorioso. Esta verdad garantiza que los creyentes que mueran, también resucitarán con cuerpos físicos gloriosos, semejantes al cuerpo de Cristo. 1 Corintios 15:20 dice: “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos, primicias de los que durmieron es hecho” Cristo es el primero, o las primicias, de muchos que como él, resucitarán con cuerpos físicos, gloriosos, a semejanza del cuerpo resucitado de Cristo.

  • ¿Es la masonería una secta satánica?

    Bueno, entendemos por secta a una perversión o una deformación del cristianismo bíblico. La masonería no tiene nada que ver con el cristianismo bíblico, y por tanto no puede ser catalogada como una secta en el sentido que estamos entendiendo a las sectas. Por otro lado, cuando se habla de secta satánica, se está dando a entender que la secta busca la adoración de Satanás o de alguna manera lo promueve. Nuevamente aquí, hasta donde se sabe sobre la masonería, no se encuadra dentro de lo que entendemos como secta satánica. Lo dicho, sin embargo, no significa que la masonería sea de alguna manera compatible con el cristianismo. Todo lo contrario, la masonería es totalmente opuesta a lo que la Biblia sostiene acerca de Dios y del hombre. La masonería más bien debe ser catalogada como un sistema religioso ajeno absolutamente a la Biblia. Esta aseveración exaspera a muchos masones que se esfuerzan por desconocer o negar que la masonería sea una religión, pero Henry Wilson Coil, autor de la Enciclopedia Masónica de Coil, dice lo siguiente: Ciertamente la masonería requiere una fe en un Ser supremo y la dependencia del hombre de él, ante quien es responsable. Otro masón connotado, Albert Mackey, autor de la Enciclopedia Revisada de la Francmasonería de Mackey dice: La masonería bien puede reclamar que se le considere una institución religiosa. En esencia entonces, sustentándose en la aseveración de los mismos masones, la masonería es una religión y debe ser tratada como cualquier religión. Lo apropiado es por tanto mostrar la diferencia entre el cristianismo bíblico y la masonería. Para ello me gustaría citar las conclusiones a las que ha llegado Harold Berry, profesor de Biblia y Griego en la Universidad Gracia de Omaha, Nebraska. En cuanto a la fuente de autoridad, la masonería usa la Biblia solamente en las logias “cristianas”. Usa el Pentateuco Hebreo en las logias hebreas, usa el Corán en las logias musulmanas, usa las Vedas en las logias Brahmánicas. Pike dice que la búsqueda masónica de la luz conduce directamente a la Cábala. Entre paréntesis, la cábala viene del hebreo “qabbalah” que se refiere a la tradición oral que entre los judíos explicaba y fijaba el sentido de los libros del Antiguo Testamento, ya en lo moral, ya en lo místico y especulativo. La cábala también se puede entender en el sentido del arte vano y supersticioso practicado por los judíos, que consiste en valerse de anagramas, transposición y combinación de las letras hebraicas y de las palabras de las Sagradas Escrituras con el fin de descubrir su sentido. La cábala sirve de fundamento a la astrología, la nigromancia y demás ciencias ocultas. Fin del paréntesis. Por contraste el cristianismo bíblico reconoce a la Biblia como la única fuente de autoridad para sus creencias y prácticas y cree que Jesucristo es la única Luz verdadera. En cuanto a Dios, el candidato masónico no necesita declarar en que Dios cree, porque es algo que no interesa a la masonería. La masonería tiene el concepto de la Deidad en términos del Gran Artífice, el Gran Maestro de la Gran Logia de Arriba, Jehová, Alá, Buda, Bramah, Vishnu, Shiva o Gran Geométrico. Por contraste, el cristianismo bíblico define a Dios en términos y descripciones que aparecen en la Biblia. Cree que Dios no comparte su gloria con nadie. Acerca de Jesucristo, la masonería no hace referencia sobre Jesucristo al citar la Biblia. Cuando un masón hace sus peticiones en privado, a la masonería no le interesa si dirige su petición a Dios o Jehová o Alá o Buda o Mahoma, o Jesús, o el Dios de Israel o La Gran Primera Causa, pero en la logia las peticiones siempre se deben hacer al Gran Arquitecto del Universo. Por contraste, el cristianismo bíblico cree que la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo es el principal enfoque del cristianismo. Cree que todo acceso a Dios se debe hacer por medio del Señor Jesucristo debido a su obra completa en la cruz. En lo que tiene que ver con el pecado, la masonería niega la realidad del pecado en el sentido bíblico, cree que todas las debilidades pueden llegar a superarse por medio de una mayor iluminación. Por contraste, el cristianismo bíblico sostiene que pecado es todo acto o actitud que queda corta de las demandas de Dios y que todos han pecado y han sido destituidos de la gloria de Dios. En lo que respecta a la salvación, la masonería enseña la salvación por obras o el desarrollo del carácter. Por su lado, el cristianismo bíblico cree en la salvación por gracia por medio de la fe en la obra completa del Señor Jesucristo, aparte totalmente de las obras. Hasta aquí las conclusiones de Harold Berry sobre la masonería y el cristianismo bíblico. En resumen podríamos decir que la masonería es un sistema religioso totalmente alejado de la Biblia. Por tanto, no es posible ser masón y a la vez cristiano. Un buen masón no puede ser cristiano y un buen cristiano no puede ser masón. El masón cristiano normalmente no comprende ni lo que es la masonería ni lo que es el cristianismo bíblico.

  • ¿Qué dice la Biblia referente al consumo de vino?

    La consulta tiene relación con la cita bíblica en 1 Timoteo 5:23. ¿Qué significa? ¿Qué tipo de vino se usaba en esa época? ¿Podía el vino realmente aliviar las dolencias? ¿Tiene este versículo alguna aplicación práctica hoy en día?

    Para beneficio de todos los amigos oyentes que nos están escuchando, permítame leer la cita en 1 Timoteo 5:23. La Biblia dice: “Ya no bebas agua, sino usa un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.” Estas son las palabras que Pablo dirigió a su joven y fiel discípulo Timoteo. Sucede que en el primer siglo, cuando Pablo escribió estas palabras a Timoteo, no existía agua potable. El agua que se usaba para el consumo de la gente estaba contaminada con todo tipo de microorganismos nocivos para la salud humana. Los problemas de salud asociados con el consumo de agua contaminada eran muy frecuentes no-solo en el primer siglo sino hasta muchos siglos después. No fue sino hasta cuando se descubrió la potabilización del agua, que se logró reducir las enfermedades producidas por beber agua contaminada. No es extraño entonces que Timoteo haya tenido algunos problemas de salud causados por ingerir agua contaminada. Lo que hacía la mayoría de la gente del tiempo de Pablo para reducir al máximo la posibilidad de enfermarse por tomar agua contaminada, era mezclar el agua con vino. La proporción era aproximadamente de 10 a 1. Es decir, una medida de vino en 10 medidas de agua. El alcohol que contiene el vino contrarrestaba en algo las bacterias del agua contaminada. Pero parece que Timoteo se había auto impuesto no tomar vino. En otras palabras, Timoteo era abstemio. Todo esto creó el marco para lo que Pablo dijo a Timoteo. Ya no bebas sólo agua, porque es peligroso tomar agua contaminada. Te aconsejo que uses un poco de vino juntamente con el agua que vas a tomar para que no tengas problemas de salud con tu estómago, y eso reducirá en algo tus frecuentes enfermedades. Esto es en esencia lo que está diciendo este versículo. Usted nos pregunta: ¿Qué tipo de vino usaba la gente en esa época? No se puede saber con certeza, pero debe haber sido algo igual, o muy parecido, a lo que existe en la actualidad. Además de usarlo como bebida, el vino se usaba para desinfectar heridas, así como hoy en día se usa el alcohol medicinal o algún otro tipo de desinfectante. Usted también nos pregunta sobre alguna aplicación práctica de este versículo. Bueno, hoy en día no hace falta mezclar agua con vino para purificar el agua, porque una buena parte de la población tiene a su disposición el agua potable. Hoy en día tampoco hace falta echar mano del vino para usarlo como desinfectante o como medicina. El vino se usa mayormente como bebida social hoy en día, sin desconocer el gran peligro de caer en el pecado de la borrachera. De modo que, la única aplicación práctica del texto en 1 Timoteo 5:23, hasta donde yo puedo discernir es que debemos hacer todo lo humanamente posible para cuidar nuestra salud y no rehuir el uso de medicina para aliviar los dolores del cuerpo o tal vez para prevenir enfermedades o inclusive para curar enfermedades. Fíjese que en el tiempo de Pablo se usaba el vino para aliviar los problemas estomacales y Pablo recomendó a Timoteo que use un poco de vino, note, un poco, no mucho, por causa de su estómago. No se puede saltar abruptamente a la conclusión que la Biblia aconseja tomar vino, partiendo del texto en 1 Timoteo 5:23. Las normas generalmente aceptadas de interpretación bíblica no apoyarían esta conclusión.

    Pero… ¿puede un creyente tomar vino?

    La Biblia no ordena ni condena tomar vino. Lo que la Biblia condena severamente como pecado es la borrachera, no importa si la borrachera resulta de tomar vino o cualquier otra bebida alcohólica. Esto no significa, sin embargo, que todos podemos salir a la carrera a comprar una botella de vino para tomar cuidando de no emborracharnos, por cuanto la Biblia contiene una cantidad de principios que regulan las actividades que siendo moralmente neutras, sin embargo, pueden llegar a ser una piedra de tropiezo para otros creyentes y para los incrédulos también. Por algo Pablo escribió las siguientes palabras según 10:23 “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.” Tal vez en alguna otra ocasión podamos tratar este asunto en más detalle.

  • ¿Vivió Pedro bajo la ley ?

    Pedro era judío de nacimiento y por tanto, vivió bajo la ley de Moisés desde que nació, pero solamente hasta que Jesucristo murió, resucitó y volvió a la gloria de su Padre. Como Pedro era un fiel creyente en Cristo Jesús, dejó de vivir bajo la ley y pasó a vivir bajo la gracia. Note lo que dice el Apóstol Pablo en cuanto a la realidad espiritual de todo creyente, no importa si es judío o gentil. Leo la Biblia en Romanos 7:4-6. “Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.” Por el hecho que el creyente genuino ha muerto juntamente con Cristo, ha quedado libre de la ley. Pero no se debe olvidar que el creyente también resucitó juntamente con Cristo para poder manifestar la vida de Cristo por medio de Cristo que mora en él. Queda así demostrado que el creyente está libre de la ley. Esto significa que una vez que Pedro llegó a ser creyente, quedó libre de la ley. Este concepto no es fácil de digerir por parte de los judíos, inclusive por Pedro y en alguna ocasión Pedro, siendo ya creyente, actuaba como si estuviera todavía bajo la ley, pero esta conducta por parte de Pedro fue duramente confrontada por el apóstol Pablo. Escuche lo que Pablo mismo escribió en Gálatas 2:11-14, permítame leerlo: “Pero cuando Pedro vino a Antioquia, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles, pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de la circuncisión.” Pedro tenía miedo de ofender a los judíos y actuaba como si estuviera todavía bajo la ley, pero cuando no estaba en presencia de los judíos, actuaba como debía actuar, como alguien que ya no está bajo la ley. Pedro se equivocó en esto y por eso fue amonestado severamente por Pablo. De manera que debe quedar claro que todo creyente no está bajo la ley sino bajo la gracia. Desde que Pedro recibió a Cristo como su Salvador personal dejó de vivir bajo la ley y pasó a vivir bajo la gracia.

  • ¿Cuál es el significado de ser quitado del libro de la vida?

    Quisiera que por favor me aclaren los pasajes bíblicos de Hebreos 10:26-31 y Apocalipsis 3:5 con respecto a quitar el nombre del libro de la vida. ¿Tiene que ver esto con creyentes o no? Si es así, parecería que la salvación se puede perder.

    Con mucho gusto procedo a explicar. Para ello es necesario reconocer que por principio general, la Biblia no se contradice en ninguna de sus partes. Si se contradijera, dejara de ser un libro divino, como lo es en la realidad. Dios su autor no puede decir una cosa en una parte de la Biblia y decir lo opuesto en otra parte de la Biblia. Si lo hiciera, dejaría de ser Dios. Con esto en mente, le invito a considerar lo que dice uno de los muchos pasajes bíblicos que sostienen la doctrina de que la salvación una vez lograda no se la puede perder. Permítame leer Juan 10: 27-30. La Biblia dice: Mis ovejas oyen mi voz,  y yo las conozco,  y me siguen,  y yo les doy vida eterna;  y no perecerán jamás,  ni nadie las arrebatará de mi mano.  Mi Padre que me las dio,  es mayor que todos,  y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.  Yo y el Padre uno somos.

    Cuando Jesús habla de sus ovejas, se está refiriendo a los que somos salvos. El texto dice que Jesús nos conoce y nosotros le seguimos. Conocer significa tener una relación íntima. Jesús nos conoce íntimamente y nosotros le seguimos. Esto resulta en que los creyentes tenemos vida eterna. Yo les doy vida eterna, dijo Jesús. El verbo “dar” en esta frase está conjugado en tiempo presente. Esto significa que a partir de haber recibido a Cristo, como Salvador, en cualquier instante del tiempo, los creyentes tenemos vida eterna. Por eso Jesús podía decir con absoluta razón: Y no perecerán jamás. Esto no abre la puerta para dejar entrar la duda de que tal vez existe la posibilidad de que un genuino creyente perezca. Jesús lo dijo para que los creyentes estemos absolutamente seguros de que no vamos a perecer jamás. Para confirmar lo dicho, Jesús añadió que nadie, absolutamente nadie, puede arrebatar a un creyente de su mano. Más claro no puede ser. Más seguridad no puede haber. Jesús por tanto afirma que los creyentes hemos sido dados a él por su Padre. El Padre es mayor que todos porque él es Dios. Nadie puede por tanto arrebatarnos de la mano del Padre. Qué maravilloso. Los creyentes estamos en la mano del Hijo y también en la mano del Padre. Es inconcebible que podamos perdernos. Jesús dijo: Yo y el Padre uno somos. Este es uno de muchos pasajes bíblicos que tratan sobre este asunto. Tenga esto en mente mientras analizamos los textos que son materia de su consulta. El primero se encuentra en Hebreos 10:26-31. La Biblia dice: Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad,  ya no queda más sacrificio por los pecados,  sino una horrenda expectación de juicio,  y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.  El que viola la ley de Moisés,  por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente.  ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios,  y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado,  e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?  Pues conocemos al que dijo:  Mía es la venganza,  yo daré el pago,  dice el Señor.  Y otra vez:  El Señor juzgará a su pueblo.  ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!

    Para comprender bien lo que el autor de Hebreos está diciendo en este pasaje bíblico, es necesario considerar que en esta oportunidad, se está refiriendo a personas que teniendo todo el conocimiento intelectual para ser salvos, sin embargo, inexplicablemente rechazan ese conocimiento intelectual, y por decirlo así, dan la espalda a Cristo Jesús, y no lo reciben como Salvador. Esto se comprueba porque no es sino más adelante, hasta que llega el versículo 39 del capítulo 10 de Hebreos, cuando el autor de Hebreos se incluye a sí mismo y a otros creyentes genuinos, para decir: Pero nosotros somos diferentes, no somos los que hemos dado la espalda a Cristo, sin que le hemos recibido como nuestro Salvador. Note lo que dice Hebreos 10:39: Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición,  sino de los que tienen fe para preservación del alma.

    El “pero nosotros” con el que comienza esta frase, implica que todo lo anterior se refiere a otro tipo de personas, no a los creyentes genuinos, dentro de lo cual está el autor del libro de Hebreos. Como ya dije, se refiere a los que, digámoslo de esta manera, están a punto de tomar la decisión de recibir por la fe a Cristo como Salvador, pero no lo hacen, y se mantienen en ese rechazo hasta que mueren. A estos se refiere Hebreos 10:26-31. Veamos qué es lo que les dice el autor de Hebreos. Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados. Detengámonos aquí por un momento. El autor de Hebreos está haciendo referencia a algo que era muy conocido para los judíos. Ellos sabían que los diferentes sacrificios por el pecado, cubrían solamente los pecados de ignorancia del pueblo, pero cuando alguien hacía algo malo con soberbia, es decir sabiendo que estaba haciendo algo malo, en la ley de Moisés no había sacrificio para cubrir este pecado. Esto lo tenemos en Números 15:30-31. La Biblia dice: Mas la persona que hiciere algo con soberbia,  así el natural como el extranjero,  ultraja a Jehová;  esa persona será cortada de en medio de su pueblo.  Por cuanto tuvo en poco la palabra de Jehová,  y menospreció su mandamiento,  enteramente será cortada esa persona;  su iniquidad caerá sobre ella.

    Por esta causa, si alguien, sabiendo que es un pecador y sabiendo que Cristo murió por él en la cruz del Calvario, y a pesar de eso, con soberbia rechaza a Cristo como Salvador, está cayendo justamente en lo que la ley de Moisés condenaba, ya no queda más sacrificio por los pecados. ¿Qué es lo que queda, entonces? Según la ley de Moisés, lo único que quedaba es ser cortado de en medio del pueblo de Israel. Pero algo más severo espera a aquel que a sabiendas voluntariamente rechaza a Cristo como Salvador. Lo que le espera es una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. Una persona así merece el castigo de los adversarios. La palabra Satanás, significa adversario. Aquel que, a pesar de saber, rechaza a Cristo como Salvador sufrirá eterno tormento en el lago de fuego junto a Satanás. La gravedad del castigo guarda relación con la gravedad de la falta. Eso es lo que el autor de Hebreos muestra a continuación. La falta es una ofensa contra el Padre, porque es equivalente a pisotear al Hijo de Dios. Si usted tiene un hijo, sabrá lo doloroso que es cuando ese hijo es lastimado por alguien. La falta también es una ofensa contra el mismo Hijo. Es equivalente a tener por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado. Es como si el Hijo fuera un pecador y que la sangre que él derramó en la cruz, la sangre del pacto, está contaminada con el pecado. La falta también es una ofensa contra el Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo quien da testimonio a favor de Cristo al incrédulo. Rechazar a Cristo como Salvador teniendo pleno conocimiento de lo que se está haciendo es equivalente a dar por falso el testimonio del Espíritu Santo. Es decir que cuando una persona sabe todo lo que hace falta saber para recibir a Cristo como Salvador y sin embargo da la espalda y rechaza a Cristo como Salvador, está pecando contra el Padre, contra el Hijo y contra el Espíritu Santo. La ley dice que el que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente, cuanto peor será el castigo cuando el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se levantan como testigos en contra de alguien que ha rechazado a Cristo como Salvador. Reconociendo lo grave del castigo, el autor de Hebreos exclama: ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! Así que, Hebreos 10:26-31 no habla de que los genuinos creyentes pueden perder la salvación, sino del castigo que espera a todo aquel que conociendo todo lo que tiene que conocer acerca de la salvación en Cristo, sin embargo, inexplicablemente da la espalda a Cristo y lo rechaza como Salvador. Ahora miremos el otro texto que usted mencionó en su consulta. Se encuentra en Apocalipsis 3:5. Para tomar el contexto vamos a leer desde el versículo 4. La Biblia dice: Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras;  y andarán conmigo en vestiduras blancas,  porque son dignas.  El que venciere será vestido de vestiduras blancas;  y no borraré su nombre del libro de la vida,  y confesaré su nombre delante de mi Padre,  y delante de sus ángeles.

    El texto está hablando de los genuinos creyentes que se congregaban en una iglesia local en la ciudad de Sardis, en el primer siglo. A pesar de la presión del mundo sobre ellos, estos creyentes se mantuvieron firmes en su fe. Ellos son los que no han manchado sus vestiduras. La promesa es que ellos estarán para siempre con Jesús en el cielo, vistiendo vestiduras blancas, un símbolo de pureza y santidad. Estas son las personas dignas de semejante gloria. Cristo Jesús las hizo dignas. Eso es lo que espera también a todo genuino creyente. Todo genuino creyente es un vencedor, y al igual que los creyentes de Sardis, ellos también estarán para siempre con Jesús en el cielo, vistiendo vestiduras blancas, un símbolo de pureza y santidad. Es a ellos, a todo genuino creyente, que Jesús promete no borrar sus nombres del libro de la vida. El libro de la vida es el listado de los nombres de todos los que han sido escogidos por Dios para ser salvos, y que por tanto poseen vida eterna. Para todos ellos, es la promesa de Jesús de que sus nombres no serán borrados del libro de la vida. Esto comunica seguridad. No existe manera posible de borrar los nombres del libro de la vida. Su dilema tal vez, es que piense que como Jesús está prometiendo no borrar el nombre del libro de la vida a algunos, existe la posibilidad de que sí borre el nombre del libro de la vida a otros. Pero no hay tal. Esta posibilidad no existe. Eso es lo que declaró Jesús. Jesús termina diciendo que confesará delante de su Padre y delante de sus ángeles a todos los que constan en el libro de la vida. Una vez más, no existe posibilidad de que un genuino creyente pueda perder su salvación.